¿Alguna vez intentaste recordar un dato o información particular y tu primer impulso fue buscarlo en Google? Esta costumbre cotidiana está transformando la manera en que usamos la memoria. En efecto, desde que los buscadores se convirtieron en extensiones inmediatas del pensamiento, la mente parece haber delegado parte de su función recordatoria. A dicha adaptación cognitiva se la conoce como efecto Google y plantea una pregunta clave: ¿Qué consecuencias tiene en nuestros procesos de memoria? A continuación, analizaremos en qué consiste el fenómeno, qué nos dice la evidencia científica, y si realmente afecta nuestra capacidad de recordar.

¿Qué es el efecto Google y cómo funciona?

Efecto Google y memoria, recordar información

También llamado amnesia digital, refiere a la tendencia de olvidar información que puede encontrarse fácilmente en Internet, mientras se recuerda mejor el lugar donde hallarla. En una serie de estudios, se comprobó que cuando las personas creen que la información estará disponible más adelante, su capacidad de retenerla disminuye. En cambio, recuerdan mejor la fuente o el camino para acceder a ella.

Esta estrategia no es nueva. En los grupos sociales también se observa un fenómeno similar, conocido como memoria transaccional. Es decir, cada integrante recuerda lo que sabe y, además, quién del grupo sabe lo que él no. La novedad del efecto Google es que la tecnología cumple ese rol colectivo de memoria externa, desplazando a otros sistemas tradicionales.

Profundicemos sobre la investigación original

El equipo de investigadores de Sparrow (2011) fue el primero en realizar una serie de experimentos para estudiar cómo se ve afectada la memoria por el uso frecuente de buscadores. En el primero, las personas debían responder preguntas triviales, fáciles o difíciles. Luego, realizaron una tarea de nombrar colores en palabras, algunas relacionadas con ordenadores (como Google) y otras neutras.

¿Cuáles fueron los resultados?

Tras enfrentar preguntas difíciles, los participantes tardaban más en identificar el color de las palabras relacionadas con tecnología. Este retraso sugiere que, cuando no sabemos algo, nuestra mente activa automáticamente la idea de buscarlo en línea. En otras palabras, el concepto de Internet parece surgir de forma casi refleja ante la falta de conocimiento.

Efecto Google y memoria, recordar información

En los experimentos siguientes, se compararon grupos a quienes se les indicó que la información sería guardada en una carpeta frente a otros que creían que sería eliminada. Quienes pensaban que los datos serían borrados mostraron una mejor capacidad para recordarlos, mientras que quienes sabían que estarían disponibles más adelante tendían a olvidarlos y, en su lugar, recordaban mejor en qué carpeta se habían almacenado.

Pero eso no fue todo…

Finalmente, el hallazgo más sorprendente se dio en el cuarto experimento. Las personas eran capaces de recordar con mayor precisión el lugar donde se había guardado la información (una carpeta con nombre genérico) que el contenido del dato en sí. El hallazgo sugiere que la mente prioriza recordar el dónde buscar en lugar del qué recordar.

Efecto Google y memoria en la era digital

Más de una década después del ensayo original, Firth y colaboradores (2022) publicaron una revisión sistemática que integró más de 50 estudios sobre el impacto de la tecnología en la cognición. Allí, se confirmó que el uso constante de buscadores y otras herramientas digitales reduce la tendencia a recordar información de forma duradera en la memoria. Sin embargo, también plantean que esto puede ser una forma adaptativa de funcionamiento: al confiar en recursos externos, el cerebro libera capacidad para enfocarse en procesos más complejos como el razonamiento o la toma de decisiones.

Asimismo, el artículo también destaca ciertos riesgos. Por ejemplo, si se interrumpe el acceso a Internet, la dependencia dificultaría la recuperación autónoma de información. Además, se menciona que las personas más jóvenes, quienes crecieron con acceso constante a tecnologías, podrían estar desarrollando patrones cognitivos distintos en comparación con generaciones anteriores.

Efecto Google y memoria, recordar información

Implicancias en la educación

Uno de los ámbitos donde el efecto Google y la memoria cobran especial relevancia es el educativo. Precisamente, en entornos escolares resulta común que los estudiantes consulten en línea información durante el estudio, lo que lleva a una menor codificación de contenidos en la memoria a largo plazo. La revisión de Firth y sus colegas destaca que, si bien las tecnologías facilitan el acceso rápido al conocimiento, también existe la posibilidad de que desaliente la práctica activa del recuerdo, una estrategia fundamental para consolidar aprendizajes.

Por otro lado, algunos ensayos han mostrado que incorporar ejercicios de autorregulación cognitiva y metamemoria —como reflexionar sobre lo que se sabe y lo que no— contrarrestaría parcialmente los efectos negativos del uso excesivo de tecnología. Así, el desafío actual no radica en evitar su uso, sino en promover un vínculo más reflexivo y estratégico con ella.

¿Estamos perdiendo la memoria?

La pregunta es provocadora, pero la respuesta no es sencilla. El efecto Google no implica una pérdida definitiva de la memoria o de capacidades cognitivas, sino una reorganización de los modos de recordar. En efecto, nuestra memoria se adapta al contexto, y el entorno digital es parte integral del presente. Sin embargo, confiar excesivamente en las tecnologías puede dificultar procesos clave como el aprendizaje, la atención sostenida y la recuperación espontánea de recuerdos.

Desde dicha perspectiva, no se trata de demonizar el uso de Internet, sino de aprender a convivir con él de forma más consciente. Del mismo modo que en una familia aprendemos a reconocer quién sabe cocinar o quién recuerda fechas importantes, hoy aprendemos a qué recurso tecnológico acudir según nuestras necesidades.

Entre el saber y el saber dónde buscar

El impacto del efecto Google en la memoria revela cómo la mente moderna está cambiando. Saber ya no es simplemente retener información, sino también saber cómo y dónde acceder a ella. Dicho cambio, lejos de ser negativo, muestra la flexibilidad del cerebro humano.

Sin embargo, no todo es eficiencia y comodidad. Al delegar sistemáticamente el recuerdo, ¿estamos perdiendo algo más que datos? Tal vez el desafío no sea renunciar a la tecnología, sino preguntarnos cuánto queremos que recuerde nuestra mente, y cuánto preferimos dejárselo a la nube. Para aprender más sobre las bases neuropsicológicas de esta función cognitiva y cómo evaluarla, te invitamos a nuestro curso sobre memoria.

Referencias bibliográficas

  • Firth, J., Torous, J., Stubbs, B., Firth, J. A., Steiner, G. Z., Smith, L. y Sarris, J. (2022). The “online brain”: How the Internet may be changing our cognition. Frontiers in Public Health, 10, 872818. https://doi.org/10.3389/fpubh.2022.872818
  • Sparrow, B., Liu, J. y Wegner, D. M. (2011). Google effects on memory: Cognitive consequences of having information at our fingertips. Science, 333(6043), 776-778. https://doi.org/10.1126/science.1207745