El acompañamiento terapéutico resulta clave en la vida escolar de muchos niños, ayudándolos a gestionar emociones, integrarse socialmente y enfrentar desafíos académicos. En dicho contexto, la presencia de tales figuras en las aulas facilita la inclusión, fortalece la autonomía y el bienestar. Sin embargo, su implementación aún enfrenta barreras institucionales y desafíos interdisciplinarios. En esta nota, exploraremos el rol del acompañante terapéutico en la escuela, su impacto en el desarrollo infantil y los retos que enfrenta en el ámbito educativo.

Más que un acompañante: Un agente de cambio en la escuela

En primer lugar, queremos dejar en claro que no estamos hablando únicamente de una presencia junto a un niño. Todo lo contrario, nos referimos a una intervención activa que busca potenciar el desarrollo emocional y social del infante, dentro del contexto escolar. A diferencia de otras maneras de apoyo, se despliega en la cotidianeidad, permitiéndole transitar la rutina con una figura que le brinda herramientas para afrontar las dificultades (Puerta Gil, 2016).

Entre sus principios más importantes, se destacan la escucha activa, la presencia continua y la adaptación a las necesidades individuales del infante. Asimismo, forma parte de un enfoque interdisciplinario que involucra a diversos profesionales, garantizando que el seguimiento responda a las dificultades del niño y que también potencie sus fortalezas y oportunidades, dentro del aula y del entorno social.

Un puente de confianza: La clave del vínculo y el trabajo en equipo

Para que la intervención sea efectiva, es imprescindible construir un vínculo sólido, basado en la confianza y el respeto. Dicho lazo se convierte en un punto de apoyo valioso, desde el cual el niño puede actuar de manera autónoma, pero sin sentirse en soledad. Una persona que comprende las emociones y necesidades del infante, facilita su integración al aula y lo ayuda a regular su mundo interno.

Sin embargo, el impacto del acompañamiento terapéutico no depende solo de la relación. La eficacia también radica en la comunicación con docentes, psicólogos, familias y otros profesionales. Es decir que, un enfoque coordinado, permite diseñar estrategias adaptadas a cada contexto, garantizando así que la intervención sea sostenida y significativa.

En acción: Acompañar, incluir y transformar

escuela, acompañar, autoestima, clase, rol del acompañante terapéutico, acompañamiento terapéutico, acompañante terapéutico, AT

La presencia del acompañante terapéutico en la escuela no se limita a un único contexto. Tal y como hemos visto, dentro del aula, su rol es facilitar la adaptación a las dinámicas escolares, ayudando al niño a comprender consignas y acompañarlo ante las diferentes tareas.

A su vez, en los recreos, se debe fomentar la interacción con los pares. Para ello, es necesario guiar el desarrollo de habilidades sociales y ofrecer apoyo en situaciones de conflicto (Frison y Russo, 2024).

Dos funciones claves del acompañamiento terapéutico

En cuanto a sus tareas principales, una de ellas es el fortalecimiento de la regulación emocional, el cual permite que el pequeño sea capaz de reconocer y manejar sus emociones ante situaciones de estrés, frustración o ansiedad. Para ello, emplea estrategias como la anticipación de eventos desafiantes, y el refuerzo positivo para mejorar su confianza, entre otras.

Otra función clave es la facilitación de la socialización, especialmente en aquellos que presentan dificultades para interactuar con sus compañeros. En este sentido, se promueven situaciones de juego compartido, modela formas adecuadas de comunicación y brinda apoyo en momentos de conflicto, guiando la resolución de problemas de manera asertiva.

Pero… ¿Cómo impacta esto en su vida cotidiana?

La presencia de dicho agente no solo influye en la regulación emocional y la inclusión social, sino también en la manera en que el niño organiza y transita su día. La construcción de rutinas estables y la capacidad de adaptación a distintos entornos son aspectos fundamentales para su bienestar y autonomía.

Aunque las rutinas son necesarias, es relevante que el infante aprenda a manejar situaciones inesperadas sin sentirse desorientado. Para ello, el acompañante debe trabajar en tal equilibrio, enseñándole a enfrentar cambios en su entorno sin perder la sensación de seguridad. A través de ello, propicia la adaptación progresiva.

Desafíos del acompañamiento terapéutico en la escuela

Aunque la asistencia terapéutica cumple una función clave en el ámbito escolar, su integración en las instituciones educativas no siempre es clara. Lo anterior se debe a que la coexistencia con docentes, psicopedagogos y orientadores es capaz de generar superposición de tareas, dificultando la delimitación del rol. Inclusive, en algunos casos, es visto como un asistente que acompaña al niño en sus actividades, menospreciando su trabajo en la regulación emocional y la construcción de autonomía (Machado da Silveira et al., 2017).

La resistencia al cambio en las escuelas

En lo que respecta al sistema educativo, no siempre se encuentra preparado o dispuesto a integrar nuevas maneras de intervención. Dentro de muchas escuelas, la enseñanza sigue modelos tradicionales que priorizan la homogeneidad sobre la adaptación a las necesidades individuales.

escuela, acompañar, autoestima, clase, rol del acompañante terapéutico, acompañamiento terapéutico, acompañante terapéutico, AT

En este contexto, la presencia de un acompañante terapéutico puede ocasionar confusión entre los docentes, quienes a veces lo consideran como un crítico de sus habilidades para gestionar ciertas situaciones. A su vez, es posible que las autoridades escolares vean la intervención como una alteración en la dinámica institucional, en lugar de un recurso para mejorar la inclusión.

Conclusión

A modo de cierre, resulta importante señalar que el acompañamiento terapéutico en la escuela representa mucho más que una figura de apoyo; es un recurso clave para la inclusión, la autonomía y el bienestar infantil. A lo largo de esta nota, indagamos en cómo su intervención facilita la regulación emocional, la socialización y la adaptación a la rutina escolar. Sin embargo, su implementación no está exenta de desafíos, desde la falta de reconocimiento institucional hasta las dificultades en la delimitación de roles y la resistencia al cambio en algunas instituciones.

Más allá del ámbito escolar, el papel de la familia es fundamental en el proceso. La continuidad entre el trabajo del acompañante y el entorno familiar refuerza el desarrollo emocional del niño, permitiéndole trasladar las estrategias aprendidas en la escuela a otros espacios de su vida. En caso de que quieras adquirir una visión integral sobre el papel de la familia en el crecimiento y bienestar emocional, explorando desde las teorías psicológicas hasta las estrategias prácticas de intervención, te recomendamos nuestro curso en psicoeducación y familia.

Referencias bibliográficas

  • Frison, R. y Russo, S. (2024). Acompañamiento terapéutico e interdisciplinario: Ensamble, encuadre y creación. Interpelaciones actuales desde una experiencia clínica. Perspectivas en Psicología, 21 (1), 130-146.
  • Machado da Silveira, RW, Batista, AL y Couto Flower, T. (2017). Conocimientos y prácticas del acompañamiento terapéutico con niños: Una revisión bibliográfica. Estudios Fenomenológicos – Revista del Enfoque Gestalt, 23 (1), 55-62.
  • Puerta Gil, CA (2016). El acompañamiento educativo como estrategia de cercanía impulsadora del aprendizaje del estudiante. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, 49, 1-6.