En un mundo cada vez más interconectado, las habilidades sociales se han vuelto un componente esencial para el éxito personal y profesional. Sin embargo, hay quienes encuentran dificultades en el ámbito social, lo cual limita su capacidad para construir relaciones saludables, manejar conflictos y lograr una mejor adaptación en diversos entornos. En este sentido, el entrenamiento en habilidades sociales (EHS) se presenta como una terapia conductual eficaz para trabajar en dichos desafíos y ayudar a las personas a mejorar su capacidad para relacionarse. Entonces, ¿de qué manera se pueden trabajar las habilidades sociales utilizando EHS? ¿Es efectivo para mejorar nuestra capacidad de comunicación?

Habilidades sociales: La base de la interacción afectiva

Las habilidades sociales son un conjunto de conductas y actitudes que facilitan la interacción efectiva con otras personas. Estas incluyen la capacidad de establecer una comunicación asertiva, escuchar activamente, interpretar las señales sociales y regular las emociones en diversas situaciones. Asimismo, también influyen directamente en la calidad de vida y bienestar emocional. A modo de profundización, presentaremos algunas de las habilidades sociales más importantes:

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  • Escucha activa: Es la capacidad de prestar atención de manera consciente a lo que el otro dice, sin interrumpir y mostrando interés en la conversación.
  • Comunicación verbal: Incluye el uso efectivo de las palabras para expresar pensamientos, emociones y necesidades de manera clara y coherente.
  • Comunicación no verbal: Implica el uso del lenguaje corporal, las expresiones faciales y el tono de voz para acompañar y reforzar el mensaje verbal.
  • Empatía: Esta habilidad permite ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones.
  • Asertividad: Es la capacidad de expresar opiniones, necesidades o deseos de manera clara y respetuosa, sin ser pasivo ni agresivo.
  • Resolución de conflictos: Implica la habilidad de manejar desacuerdos de manera constructiva, buscando soluciones que beneficien a ambas partes (Caballo, 2002).

Entrenamiento en habilidades sociales: ¿Qué es?

En la década de 1970, surge lo que hoy conocemos como EHS, una técnica terapéutica derivada de enfoques psicológicos cognitivos y conductuales, pensada para favorecer la competencia social. De esta manera, a través de la observación de modelos y la imitación de comportamientos socialmente adecuados, dicha estrategia permite aprender nuevas formas de relacionamiento. Entonces, utilizando ejercicios estructurados y la práctica guiada, se busca mejorar aspectos como la expresión de emociones, la comprensión de señales tanto verbales como no verbales, y el manejo de la comunicación en situaciones complejas (Miller, 2012).

EHS: ¿Una herramienta exclusiva para condiciones mentales?

Es importante resaltar que, si bien esta intervención ha sido pensada y ampliamente utilizada para el abordaje de condiciones como la ansiedad social y el trastorno del espectro autista (TEA), la misma no se limita a personas con cuadros mentales o del desarrollo. En este sentido, la técnica también es recomendable para cualquiera que quiera mejorar su comunicación, o que simplemente desee trabajar sus habilidades sociales (Olivares et al., 2019).

Algunos componentes del EHS: Modelado

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Aunque pueda parecerlo, la presente modalidad de intervención no se trata simplemente de enseñar a las personas cómo actuar en situaciones sociales. La misma consiste en un proceso integral que incluye el aprendizaje de habilidades específicas, la práctica en contextos reales y la retroalimentación constante.

En consiguiente, una de las técnicas más utilizadas dentro de la misma, es el modelado. Dicho componente implica observar a un modelo realizar una conducta social específica. Un enfoque que se basa en la teoría del aprendizaje social de Bandura, quien postuló que gran parte del comportamiento humano se aprende a través de la observación (Dubreucq, 2022).

Así, durante el entrenamiento, los participantes observan cómo otros manejan situaciones sociales, lo que les permite adquirir nuevas habilidades sin necesidad de experimentar directamente la interacción. Por ejemplo, al ver cómo alguien maneja una discusión asertivamente, es más probable que se internalice ese comportamiento y se reproduzca a futuro.

Role-playing: Practicar para mejorar

El role-playing es una técnica que permite trabajar las habilidades sociales en un entorno controlado. Al crear escenarios que simulan situaciones de la vida real, las personas pueden ensayar respuestas y recibir retroalimentación de un facilitador o grupo. Esta técnica ayuda a reducir la ansiedad en situaciones sociales, ya que permite que los participantes se familiaricen con los contextos y comportamientos adecuados antes de enfrentarse a ellos en la realidad. Asimismo, fomenta la empatía, dado que los participantes frecuentemente asumen roles que los colocan en la perspectiva del otro, lo que mejora su comprensión de las emociones y necesidades ajenas.

Refuerzo positivo: Consolidando conductas adecuadas

Por su parte, el refuerzo positivo es otra estrategia fundamental en el trabajo de habilidades sociales. Este se basa en la teoría del condicionamiento operante de Skinner, donde las conductas deseadas se fortalecen al ser seguidas de recompensas o elogios. En un contexto de entrenamiento, podría significar reconocer y reforzar comportamientos asertivos, la escucha activa o la capacidad para manejar conflictos de manera pacífica. De esta manera, el uso adecuado del refuerzo positivo puede aumentar la motivación para mejorar constantemente y continuar aplicando las habilidades aprendidas para la comunicación diaria.

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El rol de la escucha activa y la asertividad

En el contexto del EHS, también se coloca un énfasis en mejorar la capacidad de contacto visual, la reformulación y validación emocional, para promover una comunicación y escucha más efectiva. Esto, debido a que la escucha activa resulta esencial para prestar total atención a la persona que está hablando, mostrando interés genuino y respondiendo de manera adecuada.

A su vez, también son destacables los ejercicios para enseñar a las personas cómo ser más asertivas, a través de frases como yo siento o yo pienso. Lo anterior, permite expresar las propias emociones sin desvalorizar las de los demás.

Rol del terapeuta: Entrenamiento en habilidades sociales

Aquí, el terapeuta posee un papel fundamental para el éxito del entrenamiento, ya que proporciona un entorno seguro y estructurado donde los participantes pueden practicar sin temor al fracaso. Asimismo, este actúa como guía y modelo, ofreciendo apoyo constante y adaptando las técnicas a las necesidades individuales de cada persona.

Mismamente, en casos como el TEA, el terapeuta enfoca la intervención en habilidades específicas, como el reconocimiento de expresiones faciales y el contacto visual, lo que permite un progreso más efectivo. Por último, la personalización resulta clave para abordar los desafíos únicos de cada persona, desde la superación de un desafío social concreto, hasta la gestión de una condición mental (Addington et al., 2021).

Conclusión

El EHS no solo ha demostrado ser una herramienta poderosa para mejorar la capacidad de comunicación y la competencia social general, sino que resulta especialmente efectivo en el tratamiento de trastornos del desarrollo, del estado de ánimo y fobias específicas. Así, a través de las técnicas antes mencionadas, las personas consiguen enfrentar sus temores e inseguridades de manera gradual y controlada.

En particular, el éxito del EHS en aquellos con ansiedad social plantea una pregunta interesante: ¿Qué pasaría si más personas con dificultades similares recibieran este tipo de intervención desde edades tempranas? Las investigaciones sugieren que un abordaje a tiempo puede favorecer el desarrollo social y profesional a largo plazo, así como prevenir la aparición de algunas condiciones asociadas a las dificultades sociales. Para finalizar, si te interesa aprender acerca de la evaluación y el diagnóstico de las fobias, así como también de su tratamiento con terapia cognitivo-conductual, te invitamos a nuestro curso sobre fobias específicas.

Referencias bibliográficas

  • Addington, J., Liu, L., Santesteban‐Echarri, O., Brummitt, K., Braun, A., Cadenhead, K. S., Cornblatt, B., Holden, J. y Granholm, E. (2021). Cognitive behavioural social skills training: Methods of a randomized controlled trial for youth at risk of psychosis. Early Intervention in Psychiatry, 15, 1626–1636. https://doi.org/10.1111/eip.13102
  • Caballo, V. E. (2002). Manual de evaluación y entrenamiento en habilidades sociales. Siglo XXI.
  • Dubreucq, J., Haesebaert, F., Plasse, J., Dubreucq, M. y Franck, N. (2022). A Systematic Review and Meta-analysis of Social Skills Training for Adults with Autism Spectrum Disorder. Journal of Autism and Developmental Disorders, 52, 1598-1609. https://doi.org/10.1007/s10803-021-05058-w
  • Miller, P. M. (2012). Michel Hersen and the Development of Social Skills Training: Historical Perspective of an Academic Scholar and Pioneer. Behavior Modification, 36(4), 444-453. https://doi.org/10.1177/0145445512440008
  • Olivares, P., Ortiz, P. F. y Olivares, J. (2019). Role of social skills training in adolescents with social anxiety disorder. International Journal of Clinical and Health Psychology, 19(1), 41-48. https://doi.org/10.1016/j.ijchp.2018.11.002