La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta la movilidad, la función cognitiva y el bienestar general, planteando numerosos desafíos en la vida cotidiana. Aunque es ampliamente conocido que el ejercicio físico es capaz de mejorar la calidad de vida, aún persisten dudas sobre qué tipo de entrenamiento resulta más beneficioso. Para arrojar luz sobre esta cuestión, un reciente metaanálisis examinó estudios que compararon diferentes modalidades de actividad física en personas con dicha patología. A continuación, analizaremos los hallazgos de la investigación y profundizaremos en qué tipo de ejercicio ofrece los mayores beneficios según el estadio de progresión de la enfermedad.

Primero, ¿qué es la esclerosis múltiple?

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Se trata de una enfermedad neurológica crónica de origen autoinmune que afecta el sistema nervioso central. La mencionada patología ocurre cuando el sistema inmunológico ataca la mielina, es decir, la capa protectora de las fibras nerviosas. De esta manera, altera la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo.

Con respecto a sus síntomas, pueden ser variables. Entre los más frecuentes se encuentran la fatiga, la debilidad muscular y los problemas de equilibrio.

Esclerosis recurrente-remitente

Junto con ello, cabe destacar que existen diferentes formas en las que la enfermedad suele manifestarse. La más común es la de tipo recurrente-remitente, caracterizada por brotes de síntomas neurológicos que aparecen de manera inesperada, cuya duración varía desde días a semanas. Los mismos consisten en episodios en los que aparecen nuevos síntomas o se agravan los ya existentes. Posteriormente, los síntomas desaparecen parcial o totalmente durante la remisión, permitiendo cierta recuperación.

Esclerosis progresiva primaria y secundaria

Con el tiempo, algunos pacientes desarrollan esclerosis de tipo progresiva secundaria. La anterior sucede en personas que previamente tuvieron la de tipo recurrente-remitente, en la que los síntomas ya no remiten. Como consecuencia, el deterioro avanza de manera constante.

Por último, la progresiva primaria sigue un camino distinto desde el inicio. El deterioro se da de manera continua, sin períodos de recuperación, donde los síntomas suelen aparecer de forma gradual y empeorar con el tiempo. En muchos casos, los pacientes requieren asistencia para caminar pocos años después del diagnóstico debido al deterioro neuromuscular. A pesar de ello, los tratamientos actuales buscan enlentecer su progresión y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

Ejercicio físico como tratamiento: Un nuevo estudio

Dado que la actividad física es una estrategia clave para el manejo de la esclerosis múltiple, conocer qué tipo de entrenamiento aporta mayores beneficios permite optimizar las recomendaciones terapéuticas. Por tal motivo, la investigación llevada a cabo en 2022 consistió en evaluar qué tipo de ejercicio físico es más efectivo.

Bajo este objetivo, se analizaron diversas intervenciones, comparando su impacto en el bienestar físico y mental. Asimismo, se buscó identificar qué modalidades resultaban más beneficiosas según el estadio de la enfermedad, proporcionando evidencia para guiar intervenciones personalizadas y destacando la importancia de adaptar el ejercicio a las necesidades individuales.

¿Cómo se realizó el metaanálisis?

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Para llevar a cabo el estudio, los investigadores realizaron un metaanálisis en red. Allí, compararon múltiples tipos de intervenciones, incluyendo 45 ensayos controlados aleatorizados, con un total de 2.428 participantes.

A fin de establecer qué tipo de actividad física era más efectiva, emplearon el sistema superficie bajo la curva de clasificación acumulativa, (surface under the cumulative ranking curve, SUCRA, en inglés), el cual clasifica los ejercicios según su probabilidad de ser el más beneficioso. Dicho proceso permitió obtener conclusiones sólidas sobre la relación de la esclerosis múltiple y actividad física.

Esclerosis múltiple y rehabilitación de la musculatura

Como hemos mencionado, se trata de una enfermedad que debilita la musculatura, impactando en la fuerza, coordinación y resistencia. A su vez, la espasticidad característica de la condición, propicia una tensión muscular involuntaria que limita el movimiento y tiende a causar dolor. A pesar de ello, los resultados indican que el entrenamiento es una estrategia clave para el abordaje de la esclerosis múltiple. Veámoslo en profundidad.

El ejercicio más adecuado según el tipo de esclerosis múltiple

Dado que la enfermedad no se manifiesta de la misma manera en todas las personas, el impacto del entrenamiento varía según su evolución. Ante la presencia de la esclerosis múltiple recurrente-remitente, se demostró que los ejercicios enfocados en mejorar la movilidad y reducir la fatiga son los más beneficiosos. En dicha etapa, el entrenamiento sensoriomotor se posiciona como la mejor alternativa para fortalecer la coordinación y el equilibrio, mientras que la combinación de ejercicio aeróbico y resistencia también ha demostrado ser eficaz en la funcionalidad general.

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Por otro lado, en los tipos progresivos, donde el deterioro es constante, la investigación subraya la necesidad de adaptar la actividad física a las limitaciones individuales. Lo anterior, con el objetivo de preservar la funcionalidad el mayor tiempo posible.

Asimismo, en los casos de esclerosis múltiple progresiva primaria, el ejercicio aeróbico moderado y las prácticas mente-cuerpo, como yoga o pilates, contribuyen a mantener la fuerza, el equilibrio y el bienestar emocional. En cambio, en pacientes con progresiva secundaria, se recomiendan rutinas de bajo impacto y fortalecimiento muscular para conservar la movilidad. En este punto que cabe destacar que, ajustar el entrenamiento a la evolución de la enfermedad no solo maximiza sus beneficios físicos, sino que también favorece la calidad de vida.

Ciertas limitaciones

Si bien este metaanálisis aporta información valiosa, existen ciertos factores que deben considerarse al interpretar sus resultados. Para empezar, los estudios analizados presentan diferencias en la duración, intensidad y tipo de ejercicio, lo que dificulta la comparación directa entre intervenciones. Sumado a ello, la mayoría de los participantes con esclerosis múltiple eran mujeres, por lo que no se puede determinar con certeza si los efectos de la actividad física son generalizables.

Por otra parte, algunos ensayos contaban con muestras pequeñas o carecían de un seguimiento prolongado. A esto se le añade que la evaluación de la calidad de vida se basó en cuestionarios autoinformados, lo que introduce un cierto sesgo. Por ende, sería necesario que futuras investigaciones adopten criterios metodológicos más uniformes y profundicen en cómo la progresión de la enfermedad influye en los beneficios del ejercicio.

El movimiento, un aliado clave en la esclerosis múltiple

En síntesis, los resultados subrayan la importancia de la actividad física como una herramienta fundamental en el manejo de la esclerosis múltiple. En este sentido, la evidencia sugiere que el entrenamiento sensoriomotor es la intervención más efectiva para mejorar la calidad de vida general, mientras que el ejercicio aeróbico resulta especialmente beneficioso en casos más avanzados. Así pues, ajustar la actividad física a la evolución de la enfermedad permite optimizar sus beneficios y mejorar tanto la movilidad como la calidad de vida de los pacientes.

A pesar de los hallazgos, los autores nos señalan sobre la necesidad de futuras investigaciones que exploren con mayor profundidad la duración e intensidad óptima de cada tipo de ejercicio. Incluso, sería relevante analizar el impacto a largo plazo y en poblaciones más diversas. De esta manera, se podrá avanzar hacia recomendaciones más precisas y personalizadas que contribuyan al bienestar de todas las personas con esclerosis múltiple.

Referencia bibliográfica

  • Cavero-Redondo, I., Núñez de Arenas-Arroyo, S., Reina-Gutiérrez, S., Guzmán Pavón, MJ, Martínez-Vizcaíno, V., López-Muñoz, P. y Álvarez-Bueno, C. (2022).
    El tipo de ejercicio más beneficioso para la calidad de vida en personas con esclerosis múltiple: un metaanálisis en red. Annals of Physical and Rehabilitation Medicine, 65(3), 101578. https://doi.org/10.1016/j.rehab.2021.101578