La empatía, una habilidad esencial en nuestras interacciones sociales, va más allá de las emociones; depende también de procesos cognitivos como las funciones ejecutivas. Estas habilidades, que incluyen el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, son fundamentales para interpretar y regular nuestras respuestas ante las emociones de los demás. Cabe preguntarnos entonces… ¿Qué papel desempeñan las funciones ejecutivas en la manifestación de la empatía? ¿Cómo afecta la empatía a la capacidad de controlar y regular las emociones en situaciones sociales?

Pero antes… ¿Qué es la empatía?

Según amplias investigaciones, se entiende como un constructo complejo y multifacético. Los investigadores subrayan esta complejidad, diferenciando principalmente entre empatía cognitiva y afectiva. La primera implica reconocer y comprender las emociones y perspectivas de los demás. Por otro lado, la empatía afectiva se centra en experimentar respuestas emocionales hacia los sentimientos de otra persona, reflejando una conexión emocional profunda e indirecta.

¿Es posible medirla?

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Diversos instrumentos se han desarrollado para medir las dimensiones reconocidas de la empatía humana, reflejando el reconocimiento de su naturaleza multidimensional. En 1972, introdujeron el Cuestionario de medida de empatía emocional (Emotional Empathy Measurement Questionnaire, EEMQ, en inglés), enfocado principalmente en la empatía afectiva. Por otro lado, el Test de lectura de la mente en los ojos (The Reading the Mind in the Eyes Test, en inglés), propuesto por Baron-Cohen y colaboradores (2001), apunta a evaluar la empatía cognitiva.

Adicionalmente, entre las herramientas multidimensionales, el Índice de relaciones interpersonales (Interpersonal Relationships Index, IRI, en inglés), emerge como la medida de empatía más reconocida. Un aspecto fundamental a señalar es que permite diferenciar claramente entre estos dos tipos, a través de sus cuatro dimensiones: toma de perspectiva, fantasía, preocupación empática y angustia personal.

Elementos claves: Funciones ejecutivas y memoria de trabajo

Las funciones ejecutivas son cruciales para el control y la gestión de nuestras cogniciones y comportamientos, actuando como habilidades cognitivas superiores que facilitan la regulación consciente de pensamientos y acciones. Estas funciones pueden clasificarse en dos niveles: un nivel primario, compuesto por el control inhibitorio, la memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva, y un nivel superior, que incluye la planificación, razonamiento y solución de problemas.

Con respecto a lo dicho, el control inhibitorio, mismamente, juega un papel valioso durante el proceso empático, permitiendo la supresión de respuestas emocionales automáticas y facilitando la regulación de respuestas adecuadas hacia las emociones de otros. En este sentido, varias investigaciones sugieren que puede influir positivamente en la empatía hacia los demás y limitan la centrada en uno mismo.

Memoria de trabajo

Por otro lado, la memoria de trabajo permite mantener y manipular información relevante, incluidos los datos emocionales de terceros, actualizándola conforme sea necesario. La relación significativa entre la memoria de trabajo y tanto la empatía cognitiva como la afectiva también ha sido documentada, resaltando su papel en la retención y actualización de la información emocional de otros.

Algunas investigaciones pasadas

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Las investigaciones revelan que las personas con altos niveles de empatía muestran una sensibilidad emocional incrementada, contribuyendo significativamente a la resolución de conflictos interpersonales. Ahora, aunque es beneficiosa, su eficacia está condicionada por las capacidades cognitivas individuales, entre las cuales las funciones ejecutivas juegan un papel fundamental.

De acuerdo con algunos modelos, las funciones ejecutivas se consideran un elemento esencial para la empatía de alto nivel, particularmente la cognitiva. Estudios previos indican que las funciones ejecutivas pueden moderarla, permitiendo una mejor regulación emocional durante procesos empáticos. No obstante, la relación entre funciones ejecutivas y empatía no siempre resulta significativa en todas las investigaciones, lo que sugiere una variabilidad en cómo interactúan ambas capacidades.

¿Cómo se realizó el metaanálisis?

La revisión meticulosa de literatura para el estudio involucró consultar bases de datos tanto en inglés como en chino. Se definieron criterios precisos para la inclusión de estudios en el metaanálisis, enfocándose en investigaciones empíricas y cuantitativas que exploraran la relación entre la empatía y funciones ejecutivas.

Por otro lado, la búsqueda se complementó con la revisión de referencias de los estudios identificados, extendiendo la profundidad del análisis. Se establecieron requisitos claros: presentación de medidas conductuales de funciones ejecutivas, definición explícita de las herramientas de medición de empatía y funciones ejecutivas. Tras un riguroso proceso de selección, 18 estudios cumplieron con los criterios, totalizando 67 muestras y 6006 participantes para realizar el metaanálisis.

Empatía en las funciones ejecutivas: Resultados

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Se optó por un modelo de efectos aleatorios para un análisis más profundo, mostrando una correlación positiva débil, pero significativa entre empatía y funciones ejecutivas. Los análisis de moderadores de subgrupos revelaron que tanto la empatía cognitiva como la afectiva se relacionan significativamente con las funciones ejecutivas, con una correlación más fuerte con la cognitiva.

Lo anterior sugiere que diferentes aspectos de la empatía interactúan de manera distinta con las capacidades de las funciones ejecutivas. Así, los hallazgos de este metaanálisis apoyan la idea de que la capacidad para comprender y reaccionar ante los sentimientos de otros está parcialmente fundamentada en las funciones cognitivas superiores. Especialmente en la capacidad para manejar y procesar información compleja. Por último, los autores destacan especialmente la relación más estrecha entre la empatía cognitiva y las funciones ejecutivas, en comparación con la empatía afectiva.

Algunas limitaciones

Aunque esta investigación proporciona una valiosa perspectiva sobre la relación entre la empatía y las funciones ejecutivas, presenta algunas limitaciones que deben considerarse. En primer lugar, la conceptualización de la empatía como un constructo bidimensional (cognitiva y afectiva) podría ser insuficiente. Estudios recientes sugieren la existencia de otras dimensiones, como la empatía somática o conductual, que no fueron abordadas en esta investigación.

Por último, dado que la mayoría de los estudios incluidos son correlacionales, no es posible establecer una relación causal entre ambos conceptos. Para superar esta limitación, sería necesario incorporar investigaciones experimentales y longitudinales en el futuro.

Una correlación interesante entre empatía y funciones ejecutivas

Este metaanálisis aporta evidencia clave sobre la conexión entre las funciones ejecutivas y la empatía, destacando que habilidades como el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva desempeñan un papel crucial en la forma en que comprendemos y regulamos nuestras respuestas hacia los demás.

De manera particular, la empatía cognitiva parece estar más relacionada con estas funciones que la empatía afectiva, lo que nos hace pensar que los procesos cognitivos son fundamentales para interpretar perspectivas y emociones ajenas. En último lugar, si te interesa aprender a evaluar y diagnosticar alteraciones en las funciones ejecutivas, te recomendamos nuestro curso en evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas.

Referencia bibliográfica

  • Yan, Z., Hong, S., Liu, F. y Su, Y. (2019). A meta‐analysis of the relationship between empathy and executive function. PsyCh Journal, 9(1), 34-43. https://doi.org/10.1002/pchj.311