En gustos no hay nada escrito, menos cuando se habla de parafilias. Y es que, en el ámbito del placer y la afición, existe un mar de posibilidades por los que sentir cierta predilección. Cuando se habla de parafilias, es mucho lo que se dice de ellas, pero poco lo que muchas veces se conoce en concreto. Quizás esto se deba a que están directamente vinculadas con el ámbito sexual y sus patrones de comportamiento, y por lo mismo, puede considerarse un tema tabú. Así, las parafilias despiertan un interés y curiosidad que pocos temas provocan. Esto puede darse por múltiples razones, ya que invitan a descubrir la mente humana y sus complejidades.
El concepto histórico de parafilias
Según el análisis realizado por Colombino (1999), se pueden encontrar las primeras conjeturas del tema en la Biblia. Y es que, las “relaciones sexuales prohibidas” son mencionadas en las primeras epístolas de San Pablo, por ejemplo. Incluso en el antiguo testamento se hacen menciones a la homosexualidad, zoofilia e incesto. Además, cabe recalcar que también se habla de actos sexuales pecaminosos.

En la Grecia clásica, el mismo autor refiere que ya se consideraba la idea de perversión, confundiéndose luego con el vicio.
Y, en siglos más recientes, el estudio de la perversión fue parte del campo de investigación de la psiquiatría.
Richard Von Krafft-Ebing publicó un trabajo denominado “Psicopatía Sexualis” en 1886, en el que propuso la medicina de las perversiones denominadas “desviaciones”.
Con ello, aparecen las primeras conceptualizaciones sobre la perversión y lo perverso, con una mirada de lo sexual como escabroso y distorsionado.
¿Qué son las parafilias?
Las parafilias son patrones de comportamiento sexual donde ocurren fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes. Aparecen impulsos sexuales excesivamente demandantes determinados por la cultura y la sociedad. Suelen ser predilecciones sexuales, atípicas y poco convencionales.
Según Herrero, Pérez y Muñoz (2018) se puede producir mediante el uso de determinados objetos, situaciones y, en ocasiones, sin el consentimiento de otras personas.

La Clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud, décima revisión (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, ICD, en inglés), da a entender que los patrones de comportamiento sexual de la parafilia debe presentarse por lo menos durante 6 meses.
Sumado a esto, las fantasías han de ser intensas y provocar un malestar clínicamente significativo.
Igualmente, pueden generar deterioro social, ya sea en el trabajo u otros ámbitos de la vida de la persona.
Actualmente, se categoriza a las parafilias dentro de los trastornos sexuales. El CIE-10 considera a las parafilias como desviaciones sexuales.
Algunos ejemplos son el exhibicionismo, fetichismo y frotteurismo. Además de la pedofilia, masoquismo sexual, sadismo sexual, entre otros (Romi, 2008).
Los síntomas y las características de cada tipo de parafilia, son distintos según el objeto de deseo sexual.
Por ejemplo, en el caso específico del sadismo sexual, la excitación nace del hecho de ser humillado, golpeado, atado o sometido a sufrimiento de cualquier otra forma. En el caso del masoquismo, el disfrute es producto de la humillación causada por otra persona.
Connotación legal de las parafilias
Otro aspecto a considerar, es que muchas de estas parafilias pueden tener connotación ilegal. Por ejemplo, se ha comprobado que en una cantidad considerable de delitos sexuales existen comportamientos parafílicos.
Así, una detección oportuna y posterior intervención, son instancias que facilitan el estudio de esta temática y disminuyen el riesgo de su ocurrencia.
Igualmente, es importante señalar que no todos los delitos sexuales son llevados a cabo por personas con parafilias. Asimismo, es irresponsable decir que las personas con alguna parafilia son delincuentes sexuales (Herrero, Pérez y Muñoz, 2018).
Tratamiento de las parafilias
El tratamiento establecido para los patrones de comportamiento sexual de las parafilias tendrá relación con las características de la persona y la parafilia específica.
Para ello, primeramente, se debe realizar el diagnóstico diferencial por parte de un especialista. Es decir, se debe aclarar si la parafilia supone una disfunción para la persona. También, se ha considerar su detección temprana, ya que suele manifestarse en la pubertad.
El tratamiento utilizado en estos casos, suele emplear psicoterapia de tipo cognitivo conductual que utiliza técnicas de condicionamiento sexual. De igual manera, según el caso y la valoración psiquiátrica, pueden emplearse medicamentos como hormonas o psicotrópicos, entre otros (Muse y Frigola, 2003).
Críticas al término “desviación sexual”
En el ámbito de la psiquiatría y la salud mental, otro manual importante a considerar es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, en inglés). Sus distintas versiones entregan actualizaciones diagnósticas, útiles para el trabajo clínico.
En lo que respecta a su III versión, la denominación de los “Trastornos Sexuales”, cambia de Desviación Sexual a Parafilia. En términos prácticos, la palabra parafilia no es peyorativa, por lo que es más oportuna para trabajar. La versión actual del DSM-V lo postula como trastorno parafílico (Cermelo, 2017).

Otro aspecto relevante a mencionar es cómo, en términos culturales y cronológicos, ciertas “desviaciones sexuales” desaparecen. Un claro ejemplo de ello es la homosexualidad considerada, hace no mucho, un tipo de trastorno mental. Incluso sabiendo que, simplemente, es una categoría dentro de la orientación sexual.
Conclusión
Como acabamos de explicar, las parafilias giran en torno a la sexualidad y el deseo sexual de los individuos.
Desde los comienzos de su conceptualización se le ha dado una connotación negativa e incluso vergonzosa para quienes viven con una de ellas. Las parafilias, por lo tanto, son vistas desde una perspectiva cultural y propia del tiempo en que se ve influenciada.
Otra arista primordial en este tema es la relevancia que tiene el prejuicio y el morbo con el que viven las personas con un trastorno parafílico. Su entorno muchas veces juzga sin saber realmente que están experimentando. Por ende, la empatía es primordial.
No obstante, las parafilias pueden acarrear conductas sexuales inapropiadas y delictivas. En estas situaciones es vital estar alerta para poder detectar oportunamente estos comportamientos.
Referencias bibliográficas
- Cermelo, R (2017). Parafilias: la degeneración del DSM (Presentación de conferencia). IX Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXIV Jornadas de Investigación. XIII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
- Colombino, A. F. (1999). Puesta al día: Parafilias. Médico, 13(1), 7-35.
- Herrero, N. S., Perez, R. M. L. y Muñoz, A. D. (2018). Parafilias: una revisión comparativa desde el DSM-5 y la CIE-10. Behavior & Law Journal, 4(1). https://doi.org/10.47442/blj.v4.i1.58
- Muse, M. y Frigola, G. (2003). La evaluación y tratamiento de trastornos parafílicos. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, (65), 55-72.
- Romi, J. C. (2008). Las Perturbaciones sexuales. Críticas a su inclusión como trastornos mentales en el DSM IV TR. Revista de Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis, 6(1), 24-49.