Dentro de los síntomas característicos de algunas afecciones mentales se encuentra el pensamiento desorganizado. Fácilmente identificable a través del lenguaje, el pensamiento desorganizado tiene diversas características que afectan la capacidad para comunicarse y ser entendidos por los demás. Presente en la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo, trastornos delirantes y algunos trastornos del estado del ánimo, entre otros, el pensamiento desorganizado se puede manifestar de muchas formas diferentes. Incluso, en ocasiones, puede estar presente en momentos de ansiedad, nerviosismo o estrés que no tienen relación con otros trastornos codificados en los manuales de psiquiatría. ¿De qué trata el pensamiento desorganizado? ¿Cuáles son sus correlaciones cerebrales?
El pensamiento desorganizado se manifiesta en el lenguaje
El pensamiento desorganizado es un término que se utiliza en psicología para describir un patrón de pensamiento que carece de una estructura lógica o coherente. Generalmente, se usa para referirse a una manera de comunicarse que es difícil de seguir, debido a la falta de conexión entre las ideas y forma en que se expresan. Esto se debe a que el pensamiento es inaccesible en sí mismo, por lo que se deben buscar mediadores para ser explorado.
El pensamiento desorganizado es un síntoma presente, sobre todo, en la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Así, en las personas que experimentan este tipo de pensamiento, las ideas pueden saltar de un tema a otro de manera abrupta, siendo difícil para los demás comprender lo que están tratando de comunicar. Además, pueden manifestar dificultades para mantener un hilo conductor en sus conversaciones o expresar sus pensamientos de manera coherente (Ricagno, 2013).
El pensamiento desorganizado en la esquizofrenia
Uno de los cuadros donde predomina el pensamiento desorganizado es en la esquizofrenia. En esta, la afectación del pensamiento puede manifestarse de dos formas: El desorden del pensamiento negativo y el trastorno formal del pensamiento. Ambos suelen identificarse utilizando al lenguaje como mediador, debido a la imposibilidad de evaluar el pensamiento de forma directa.
En el caso del desorden del pensamiento de tipo negativo, se observa la disminución de producción del lenguaje. Asimismo, la complejidad se ve afectada considerablemente, manifestándose como pausas innecesarias, pobreza del discurso y bloqueos.
En cuanto al trastorno formal del pensamiento, se ve implicada la coherencia del discurso. Aspecto que se manifiesta en el uso inapropiado de los aspectos semánticos y relacionales del lenguaje, mostrando una alteración del curso del pensamiento (American Psychiatric Association, [APA], 2013).
Y en el delirium
El pensamiento desorganizado también puede ser observado en el contexto del delirium, trastorno mental agudo caracterizado por una disminución en la claridad y la coherencia del pensamiento, así como por una desorganización general de la cognición y la atención. En esta condición, las personas experimentan incoherencia verbal, donde sus palabras y frases carecen de sentido lógico y pueden resultar confusas para quienes los escuchan.
Además, las ideas tienden a desorganizarse y saltar de un tema a otro sin relación aparente, lo que hace que mantener un hilo conductor en la conversación sea un desafío. El delirium es comúnmente causado por una enfermedad médica subyacente, como infecciones, desequilibrios electrolíticos, medicamentos o traumatismos, por lo que se resuelve después del tratamiento (Vich et al., 2022).
¿Puede ser inducido por medicamentos?
Los signos pueden ser inducidos debido a una administración errónea de medicamentos o una reacción adversa a los mismos. Dichos síntomas suelen manifestarse en dificultades para mantener una conversación coherente, seguir una línea lógica de pensamiento o recordar detalles importantes.
Un pequeño caso
En este sentido, puede aparecer en el marco de párkinson inducido por medicamentos, como sucedió con M, un hombre de 68 años con antecedentes psiquiátricos de trastorno bipolar I y trastorno ciclotímico. El parkinson inducido por fármacos constituye la segunda causa más prevalente de síntomas parkinsonianos.
M se presentó a la sala de emergencias con habla rápida, fuga de ideas, distractibilidad, delirios y pensamiento desorganizado. Su función cognitiva y el estado funcional se presentaban disminuidos, si bien se le realizó una resonancia magnética que no mostró alteraciones. De esta forma, las alteraciones del pensamiento pueden tener varios orígenes, en este caso relacionado a la administración de antipsicóticos (Morabito y Paulison, 2017).
Factores que contribuyen al pensamiento desorganizado
Algunas de las manifestaciones visibles incluyen la pérdida del hilo conductor de las ideas, la tangencialidad o relación obsoleta o nula entre preguntas y respuestas, e incoherencia que se presenta como ensalada de palabras. Por otro lado, también puede aparecer como un pensamiento sobreinclusivo y pérdida de la abstracción.
Esto puede darse por diversos motivos, considerando la complejidad del pensamiento y producción del lenguaje. Ahora, más allá de su aparición en el contexto de afecciones mentales… ¿Qué factores contribuyen al pensamiento desorganizado?
Las funciones ejecutivas como principales culpables
Al parecer, esta manifestación sintomática se debe a una disfunción de las funciones ejecutivas de edición del discurso. Las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas de alto nivel que permiten planificar, organizar, iniciar y ajustar comportamientos y pensamientos en función de las demandas cambiantes del entorno. Estas habilidades son esenciales para llevar a cabo tareas complejas, resolver problemas, tomar decisiones, controlar impulsos y mantener el enfoque en objetivos a largo plazo.
Si las funciones ejecutivas están comprometidas, como puede ocurrir en ciertas condiciones médicas o trastornos mentales, la capacidad para organizar y estructurar el pensamiento se ve afectada. Lo que puede resultar en la manifestación de síntomas de desorganización del pensamiento.
Así, por ejemplo, en algunos casos fallaría el mecanismo de selección de recuerdos semánticos a la hora de eliminar estímulos no relevantes para el tópico de la conversación. Aspecto que se vería reflejado en un mayor esparcimiento de la activación de la memoria en comparación con quienes no presentan un trastorno formal del pensamiento (Ricagno, 2013).
El estrés profundo
El el año 2020, a partir del brote pandémico del COVID-19, se vivenciaron momentos de estrés en toda la población mundial. Investigaciones recientes confirmaron que esta respuesta fue catalizadora de síntomas de psicosis y agravamiento de quienes ya convivían con ellos. Por ello, la abrumadora cantidad de información sobre COVID-19 exacerbó las ideas delirantes, alucinaciones y pensamiento desorganizado comúnmente experimentado por personas con trastornos mentales severos y persistentes.
De esta forma, los momentos de un alto nivel de estrés pueden sobrecargar los recursos cognitivos de las personas. En consecuencia, cuando se está lidiando con múltiples preocupaciones y demandas, el cerebro puede tener dificultades para procesar la información de manera ordenada, lo que puede dar lugar a un pensamiento desorganizado o agravamiento de síntomas presentes con anterioridad (Hamada y Fan, 2020).
Conclusión
El pensamiento desorganizado puede acarrear problemáticas de salud mental más profundas debido a las dificultades de comunicación. Así, las personas que conviven con él pueden sentirse frustradas e incomprendidas con frecuencia. Por ello, resulta necesario continuar educando acerca de este tipo de síntomas que pueden resultar abrumadores, promoviendo la comprensión, empatía y actitud asertiva frente a dichas problemáticas.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Hamada, K. y Fan, X. (2020). The impact of COVID-19 on individuals living with serious mental illness. Schizophrenia Research, 222, 3-5. https://doi.org/10.1016/j.schres.2020.05.054
- Morabito, B. D. y Paulison, B. (2017). Drug-induced parkinsonism: a case report. The mental health clinician, 7(2), 65-68. https://doi.org/10.9740/mhc.2017.03.065
- Ricagno, M. J. H., Galaverna, F. S., Morra, C. A. y Bueno, A. M. (2013). Estudio comparativo de la memoria semántica y de la memoria de trabajo en esquizofrenia con pensamiento desorganizado. Revista Neuropsicologia, Neuropsiquiatria y Neurociencias, 13(2), 77-90.
- Vich, C. G., Carmona, S. A. y Sánchez, M. G. (2022). Delirium y COVID-19. aspectos prácticos de una frecuente asociación. Medicina Intensiva, 46(6), 336-340. https://doi.org/10.1016/j.medin.2021.12.013