En las últimas décadas, el diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) se ha incrementado de forma significativa. Las razones han sido ampliamente debatidas e incluyen desde cambios en los criterios clínicos hasta un mayor acceso a servicios de salud. Pero, ¿qué tan prevalente es realmente? En esta nota, analizamos los hallazgos de un metaanálisis reciente, que ofrece una estimación actualizada sobre las tazas de autismo en niños a nivel global.

Breve acercamiento al TEA…

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Para interpretar los datos con mayor claridad, es fundamental revisar brevemente de qué trata dicha condición. El autismo es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteraciones en la comunicación social y patrones de comportamiento e intereses repetitivos o restringidos.

Tales manifestaciones se encuentran presentes desde etapas tempranas del desarrollo. Por tanto, es posible comenzar a identificar el TEA desde los 18 meses. No obstante, la detección suele ser un desafío debido a la diversidad en su manifestación clínica y las desigualdades en el acceso a atención especializada.

Un aumento que no pasa desapercibido

Con respecto a las cifras de prevalencia, durante décadas, se consideró un trastorno poco frecuente. Sin embargo, el diagnóstico y la detección han ido en aumento, impulsados por una mayor concientización pública, avances en los instrumentos de evaluación y el reconocimiento de casos más leves dentro del espectro.

Tanto es así, que hoy en día se reconoce como una condición común y heterogénea, que se presenta en distintos niveles de severidad. Por ejemplo, en países como Estados Unidos, las tasas actuales superan ampliamente los registros históricos. Aun así, la falta de datos oficiales en muchos contextos continúa dificultando una estimación precisa en el plano internacional. En respuesta a esta necesidad, surge una nueva investigación que busca abordar la prevalencia global del autismo en niños.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

El metaanálisis revisó de forma sistemática 66 publicaciones realizadas entre 2008 y 2024 sobre niños de entre 3 y 18 años. Los análisis aplicaban instrumentos clínicos estandarizados, incluyendo criterios con puntos de corte definidos.

Adicionalmente, se llevaron a cabo exploraciones por subgrupos según regiones geográficas, sexo y nivel de ingresos de los países. Incluso, incorporaron una evaluación del riesgo de sesgo con la escala modificada de Newcastle-Ottawa.

Prevalencias del TEA: Lo que nos deja la investigación

El principal hallazgo revela que el 0,77 % de los niños en el mundo tiene un diagnóstico de autismo. Tal estimación equivale aproximadamente a 1 de cada 130, lo que confirma que se trata de una condición de alto predominio. No obstante, existen grandes variaciones regionales.

Para ilustrar, el continente de Australia presentó la mayor tasa, mientras que Asia mostró la más baja. En las posiciones intermedias se encuentran: África, América y Europa. Las diferencias mencionadas reflejan, entre otras cosas, la diversidad cultural y de recursos disponibles. Adicionalmente, influye el grado de implementación de políticas de detección temprana y el nivel de estigmatización asociado al fenómeno.

Varones vs. niñas: Diferencias en la detección del autismo

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Concretamente, de los 66 estudios analizados, solo 25 reportaron datos desagregados por sexo. Respecto de tales diferencias, los hallazgos advierten que el 1,14 % de los niños fueron diagnosticados con autismo, en comparación con cifras mucho menores en niñas.

Dicha variación sugiere un patrón consistente en la detección, con una relación aproximada de 3 varones por cada niña. Si bien podrían existir causas biológicas detrás de esta discrepancia, también se ha señalado que los criterios actuales podrían estar menos ajustados a las presentaciones típicas del sexo femenino.

Desigualdades en casos reportados según el estrato socioeconómico

Otro hallazgo importante surgió al comparar países según las condiciones económicas. En las regiones de ingresos altos, la prevalencia de autismo fue del 0,86 %, mientras que en los de ingresos medios fue del 0.30 %, y en los de bajos ingresos alcanzó el 1.5 %. Aunque este último valor pueda parecer contradictorio, está basado en tres investigaciones y se explica por los diversos motivos.

El artículo explica que esta diferencia puede parecer contradictoria, pero se relaciona con limitaciones en los sistemas de salud, falta de profesionales capacitados, menor infraestructura, y escasez de investigaciones. Además de, por supuesto, factores culturales y de acceso que afectan tanto la detección como el reporte de casos.

El impacto del cambio diagnóstico…

Entre los múltiples factores que podrían haber incidido en el crecimiento en las cifras, destaca la evolución de los criterios clínicos. La transición de categorías previas al reciente Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5, en inglés), que incorpora una definición más amplia y precisa del espectro, ha permitido identificar casos que antes pasaban desapercibidos.

En países como Australia y Suecia, donde son aplicadas de manera sistemática herramientas como la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (ADOS) o el Cuestionario de Comunicación Social (Social Communication Questionnaire, SCQ, en inglés), las cifras superan el 3 %. Lo anterior sugiere que el uso riguroso de tales herramientas podría incrementar la detección y, por tanto, aumentar las cifras de prevalencia del autismo.

Limitaciones de la investigación

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Pese a la solidez metodológica del metaanálisis, existen limitaciones que deben considerarse. La principal es la elevada heterogeneidad entre los estudios incluidos. Lo antedicho dificulta la comparación directa entre países o regiones. Además, muchos de estos aún no cuentan con registros oficiales ni bases de datos epidemiológicas robustas sobre la prevalencia del autismo.

Otro factor a considerar es que los países de ingresos altos realizaron la mayoría de los análisis incluidos, lo que limita la representatividad de las cifras globales. Finalmente, el uso de diferentes herramientas clínicas y la variación en los puntos de corte también podrían haber influido en los resultados.

Desafíos y oportunidades para la detección temprana

Para finalizar, queremos destacar que la identificación temprana del autismo permite iniciar intervenciones específicas que mejoran el desarrollo infantil y reducen costos a largo plazo. El aumento sostenido en la prevalencia de autismo en niños no necesariamente indica una mayor incidencia, sino una mejora en los procesos de detección y una mayor inclusión en la sociedad.

Este fenómeno obliga a repensar los sistemas de salud y educación para dar respuesta a una población cada vez más visible. Sin embargo, muchos contextos siguen enfrentando barreras estructurales. La inversión en servicios de salud mental, la implementación de programas comunitarios de detección y la promoción de entornos educativos inclusivos deben convertirse en prioridades globales. Para trabajar en la implementación del paradigma de la inclusión, te recomendamos nuestro curso en inclusión educativa en autismo.

Referencia bibliográfica

  • Issac, A., Halemani, K., Shetty, A., Thimmappa, L., Vijay, V. R., Koni, K., Mishra, P. y Kapoor, V. (2025). The global prevalence of autism spectrum disorder in children: a systematic review and meta-analysis. Osong public health and research perspectives16(1), 3–27. https://doi.org/10.24171/j.phrp.2024.0286