Ya hemos hablado de la sexualidad en la etapa infantil y juvenil, un tema relevante y necesario de compartir. En esta ocasión nos centraremos en la etapa adulta. Y es que, la sexualidad es un tema que debemos tener en cuenta en todas las etapas de la vida. De hecho, la sexualidad en la adultez se produce a partir de ciertos procesos y estos dependen de las subetapas que atravesamos. A continuación, mencionamos a modo general cómo se producen.

Sexualidad en la adultez temprana (19-40 años)

En esta etapa se espera que exista una separación psicológica de los padres. Es decir, hay un mayor nivel de independencia que debe estar intermediado por la aceptación de la responsabilidad del propio cuerpo.

Hombres Y Mujeres De Pie Frente A La Mesa De Comedor

De igual manera, se espera que la persona busque estrategias para lograr la satisfacción de sus necesidades psicológicas y, de igual manera, integrar sus experiencias sexuales junto con ellas.

Así mismo, es muy común que en esta etapa se produzca la elección de la pareja o parejas. Y, junto con tal decisión, se desarrolla la capacidad de intimidad.

En consecuencia, suele ser común decidir si se va a formalizar una relación, si se tienen las mismas expectativas de futuro, el inicio o no de una familia o si se va a tener hijos, entre otros.

Siendo necesaria la comunicación y claridad de dichas expectativas para la construcción de una relación duradera.

El llamado “reloj biológico”: ¿Realmente existe?

Se dice que en esta etapa de la adultez se produce el fenómeno del “reloj biológico”, entendido como un cronómetro psicológico interno e individual que, supuestamente, anuncia la realización de cumplir ciertas metas (por ejemplo, el matrimonio, tener hijos o hacer una carrera), donde se siente un tiempo límite para hacerlo.

Este proceso se produce con mayor frecuencia en las mujeres y está determinado por la cultura y la sociedad.

¿Cómo surge esta premisa sobre la sexualidad en la adultez? Por la temporalidad con la que todos los seres vivos presentamos un ritmo biológico.

Esto es, cómo distintos ciclos genéticos y ambientales coordinan diversos ritmos circadianos conductuales, fisiológicos y hormonales que dan paso a nuestra supervivencia (Tassino et al., 2018).

Ahora, socialmente hablando, se ha difundido la idea de que existe una etapa que potencia esta “realización personal” y en la que todos los individuos “tendríamos que enfocarnos” en alcanzar ciertas metas. Lejos de una realidad absoluta, esta idea presiona y compromete a las personas en esta etapa a buscar alcanzar dichos estándares.

No obstante, no podemos olvidar que los tiempos han cambiado y que, en la actualidad, la concepción de ser padres antes de los 25 años (o menos) es una idea que no se puede concretar en la realidad de muchas personas.

Aunque este tema nos sugiere un amplio debate (probablemente en otra nota) es clave comprender que cada persona tiene su propio tiempo, incomparable, diferente y valioso.

Sexualidad en la adultez intermedia (40-60 años)

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En esta etapa es muy común que la persona deba ajustarse a los distintos cambios corporales y físicos propios del paso del tiempo.

En consecuencia, resulta fundamental aceptarlo y adaptarse al envejecimiento.

Así mismo, este periodo suele ser adecuado para profundizar la relación con los hijos (de tenerse), mantener amistades y crear otras nuevas.

Por supuesto, también existen cambios a nivel sexual. En la adultez, y precisamente aquí, es muy probable (si no se ha dado antes) que se produzca un fenómeno tanto en la mujer como el hombre que son muestras de que ya no están en la capacidad de procrear hijos. Se trata de la menopausia y andropausia, respectivamente.

Menopausia

Este ciclo en la mujer se conoce también como climaterio y es la transición de la capacidad de tener hijos a no tenerla más. Lo que significa que acontece el cese de la menstruación.

El proceso, que implica cambios en la producción de hormonas, tiene como consecuencias cambios biológicos, reacciones fisiológicas, de humor, cambios emocionales, hipersensibilidad y psicológicos. Es muy importante que se den cuidados médicos adecuados para evitar posibles enfermedades.

Andropausia

Correspondiente a la etapa en la que se producen diferentes cambios a nivel hormonal y biológico que se relacionan con el proceso de envejecimiento.

En ese sentido, también se observan modificaciones en el ámbito sexual. Por ejemplo, disminución del deseo sexual, pérdida de erecciones, depresión, irritabilidad, desminerilización ósea, dificultades en la concentración y disminución de la capacidad de memoria (Silva Herrera, 2006).

Al igual que en el caso de la mujer, el hombre también debe acudir a profesionales de la salud que puedan guiar este proceso y minimizar cualquier efecto propio de los cambios.

Sexualidad en la adultez tardía (60 años en adelante)

En esta etapa la persona debe enfocarse en aspectos como mantener la salud física, adaptarse a las dolencias físicas o al deterioro permanente.

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De igual manera, puede ser una etapa dura a nivel emocional puesto que suele implicar sucesos como aceptar la pérdida de la pareja y amigos.

Evento muy doloroso debido a que el hecho de convertirse en viudo implica preparación, pérdida y duelo.

Adicionalmente, conlleva la adaptación de una nueva forma de vida que, muchas veces, puede acarrear crisis y depresión.

¿Qué aspectos se deben cuidar?

Cuidar nuestra salud mental es clave en esta etapa. En consecuencia, es importante formar nuevos vínculos emocionales.

Se tiene que buscar apoyo social, sobre todo por el hecho de que el cuerpo sufre un notable desgaste en la salud. De igual manera, es necesario atender las necesidades sexuales y las expresiones (cambiantes).

En resumen, procurar enfocarnos en el presente y, con un panorama claro y de cuidado en el futuro.

Conclusión

Como hemos visto, la sexualidad es un aspecto relevante en nuestras vidas. Desde el momento en el que nacemos hasta en el que dejamos de existir conforma una parte integral de nosotros.

Por consiguiente, es necesario hablar sobre la sexualidad en la adultez, sin prejuicios ni tabúes, resaltando la importancia de ser responsables con nosotros mismos y permitiéndonos vivirla con respeto y libertad.

Por otro lado, es imprescindible buscar ayuda de profesionales médicos y de la salud mental para abordar cualquier conflicto inherente de estas etapas, pieza fundamental en el abordaje responsable de nuestra sexualidad.

Referencias bibliográficas

  • Delamater, J. (2006). Sexualidad humana. MacGraw Hill.
  • Feldman, R. (2007). Desarrollo Psicológico a través de la vida. Pearson.
  • Papalia, D., Wendkos, S. y Duskin, R. (2009). Psicología del desarrollo: De la infancia a la adolescencia. McGraw Hill.
  • Silva Herrera, J. M. (2006). Andropausia. Estado actual y conceptos básicos. Universitas Médica, 47(1),17-23. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=231018678003
  • Tassino, B., Migliaro González, A., Estevan Debat, I. y Silva, A. (2018). “El reloj biológico frente a los desafíos de la modernidad”. Revista Electrónica de Innovación en Enseñanza de las Ciencias, 2(1), 113-126. Doi: 10.5027/reinnec.V2.I1.36