El sonambulismo es una de las alteraciones del sueño más común en los niños. No en vano, la mayoría de las personas han caminado dormidas al menos una vez a lo largo de su vida. Desde ir a por comida, hasta orinar o simplemente deambular por la casa, nuestro cuerpo pone en marcha acciones motoras mientras la conciencia se encuentra en las profundidades del sueño. Un trastorno que está categorizado dentro de las parasomnias por ser una activación repentina del sistema nervioso durante el sueño. Entre estos fenómenos también podemos encontrar las pesadillas, terrores nocturnos y parálisis del sueño, entre otros. Por lo general, son trastornos benignos ya que no tienen un daño orgánico como raíz y tampoco suelen dejar secuelas. Veamos un poco más.

¿Por qué el sonambulismo es tan común en niños?

El sonambulismo es muy común en niños debido a que su sistema nervioso se encuentra en constante desarrollo y esto lo vuelve más sensible a las interferencias con el medio ambiente. Puede persistir en la adolescencia y, en ocasiones, aunque es mucho menos frecuente, durante la vida adulta.

Esto último, debido a que suelen ser problemas que tienden a corregirse por sí solos. Ahora, cuando el sonambulismo persiste de forma crónica en edades avanzadas, es necesario descartar otras patologías que podrían estar desencadenándolo, por ejemplo, la epilepsia.

Sonambulismo: Un fenómeno nocturno

Un posible indicador de que el sonambulismo puede responder a cuestiones epilépticas es su aparición en las siestas.

¿Por qué? Porque es un fenómeno que se produce en la fase más profunda del sueño NREM, la cual es muy difícil de alcanzar en siestas diurnas pero que es muy típica de las primeras horas de la noche. Por tanto, lo normal es que las personas tengan episodios de sonambulismo en las primeras 4-5 horas de sueño nocturno.

Gatos y sonambulismo

Sonambulismo: Causas y tratamiento

Durante el sueño, lejos de apagarse, el cerebro sigue poniendo en marcha diversos planes cognitivos.

Jouvet (1967) lo demostró en un curioso experimento con gatos al lesionar el tallo cerebral que se encarga de inhibir el movimiento muscular en el sueño.

Los felinos comenzaron a tener conductas estereotipadas de vigilia como exploración y acicalamiento.

Es por ello que, durante los episodios de sonambulismo, las personas tienden a tener conductas típicas de poca complejidad como ir al baño, comer, pasear por la casa o tomar el móvil.

La prevención como primer abordaje

En caso de que el cuadro de síntomas no coincida con la expresión típica del fenómeno, lo principal es descartar posibles alteraciones eléctricas del sistema nervioso. Esto se logra a través de estudios como el electroencefalograma o una polisomnografía.

Una vez descartadas las posibles alteraciones, el siguiente paso es identificar los factores externos que están interfiriendo con el proceso madurativo del mecanismo del despertar.

Identificación de factores externos en sonambulismo

Las activaciones motoras repentinas e involuntarias no dejan de pertenecer a un comportamiento desadaptativo. La configuración natural de los mecanismos del sueño tiene como objetivo evitar el movimiento durante el descanso a través del bloqueo de los músculos que no son autónomos.

Este proceso de conservación puede ser alterado por diversos factores externos, entre los principales componentes podemos encontrar:

Sonambulismo: Causas y tratamiento
  • Afectivos: Los episodios de sonambulismo pueden estar ligados a situaciones de estrés o alteraciones de la cotidianidad. Es así que pueden ser muy comunes cuando los padres se separan, hay una mudanza o a raíz de la muerte de un ser cercano, por ejemplo.
  • Alimenticios: El excesivo consumo de productos y bebidas que excitan al sistema nervioso es un problema que puede suceder en todas las edades, pero que tiene un impacto especialmente dañino en niños y adolescentes. Tanto bebidas energizantes, como alimentos demasiado azucarados o el consumo de café, son productos a evitar en estas poblaciones.
  • Hábitos de sueño: Acostarse muy tarde y dormir durante el día son hábitos que contradicen los ritmos biológicos preestablecidos. Así mismo, el sonambulismo es muy común en niños que no tienen un lugar fijo para dormir o que duermen con sus padres. Llegar a niveles más profundos de sueño, sin interferencias, también depende de la adaptación de la persona al ambiente que lo circunda. Es por ello que los niños deben acostumbrarse a dormir en un lugar predeterminado, respetando horarios fijos.

Uso de tecnología y sonambulismo

La tecnología no es un problema por sí misma, pero puede generar interferencias cuando se utiliza de manera excesiva.

Hoy en día, el uso de tecnología es tal, que muchos padres facilitan los móviles o televisores a sus hijos con el fin de distraerlos de los miedos que puede dificultar la conciliación del sueño.

Pese a que la intención no es mala, estos aparatos producen una sobrestimulación a nivel perceptivo. En consecuencia, estimular al cerebro para que se duerma es una señal contradictoria que difumina la línea entre el sueño y la vigilia. Este factor predisponente del sonambulismo está especialmente presente en niños.

¿Cómo abordar el sonambulismo?

Una vez que se descartan las posibles alteraciones fisiológicas y se confirma la presencia de sonambulismo, el siguiente paso es plantear una estrategia de abordaje.

El primer paso consta siempre de psicoeducación, tanto el niño como su familia deben entender las verdaderas causas del trastorno. Es fundamental que el paciente y su entorno entiendan por qué se produce el sonambulismo para que se comprometan con el abordaje terapéutico del mismo. Este último, consiste en el manejo de los factores externos que interfieren en el sueño.

Principales líneas terapéuticas en sonambulismo

Es posible plantear dos líneas de tratamiento que, lejos de ser excluyentes, deben ser tomadas en cuenta de manera conjunta. Estas son la modificación de hábitos y las estrategias de afrontamiento, veamos en qué consisten:

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  • Modificación de hábitos: Se basa en la limitación de todos los factores externos que pueden estar interfiriendo. Recomendable establecer horarios y rutinas de sueño bien marcadas, así como una limitada ingesta de líquidos durante la noche. Por otro lado, se restringe la cantidad de actividades a realizar en la cama. Es decir, si el niño come, juega y estudia en su cama, al momento de dormir su cuerpo no identificará el momento y lugar con el descanso.
  • Estrategias de afrontamiento: Este abordaje se enfoca en cómo reaccionar durante los episodios, tanto en padres como niños. Los pequeños deben aprender a naturalizar el despertar fuera de su cama para reducir la ansiedad o miedo anticipatorio. A su vez, se les enseña a volver a su cama de manera independiente, apoyándose en las paredes o siguiendo objetos establecidos de antemano. Los padres deben reaccionar sin sobresaltos para facilitar que vuelva a dormirse lo más rápido posible. La reacción natural debe ser acompañarlos a su habitación de la manera más tranquila posible y sin cargarlos en brazos.

Conclusión

En resumen, hablamos de uno de los trastornos del sueño más comunes y circunstanciales. No obstante, esto no significa que deba ser ignorado, sino todo lo contrario.

Cuanto antes se traten las alteraciones del sueño, menos probabilidades de desarrollar nuevas patologías vinculadas en el futuro.

Finalmente, consultar con un especialista es tan fundamental como tener la voluntad para reestructurar aquellos factores ambientales que favorecen las alteraciones del sueño.

Referencias bibliográficas

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