El avance del teletrabajo ha transformado profundamente el mundo laboral, modificando rutinas, vínculos y condiciones de desempeño. Aunque bien es sabido que ofrece ventajas como la flexibilidad horaria y la reducción de tiempos de traslado, también plantea desafíos significativos para el bienestar psicológico. Entre ellos, el aislamiento social y la dificultad para delimitar los espacios se destacan como factores que favorecen el comúnmente conocido como síndrome de burnout. En dicho contexto, resulta necesario preguntarse: ¿qué relación existe entre el teletrabajo y la salud mental?

Antes que nada, ¿qué es el síndrome de burnout?

También conocido como síndrome de desgaste profesional, se refiere a un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por una exposición prolongada a situaciones de estrés laboral. Se manifiesta a través de tres dimensiones principales: agotamiento extremo, despersonalización o actitud cínica hacia el trabajo, y una sensación de ineficacia o bajo logro personal.

Si bien su impacto en la salud mental y el funcionamiento diario se encuentra ampliamente documentado, el burnout no está reconocido como un trastorno mental en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición, Revisión de Texto (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision, DSM-5-TR, en inglés). En cambio, ha sido incluido por la Organización Mundial de la Salud en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), donde se lo considera un fenómeno relacionado exclusivamente con el ámbito laboral.

Teletrabajo más allá del confinamiento

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Aunque esta modalidad de trabajo ya existía desde antes, fue la emergencia sanitaria global por COVID-19 la que obligó a muchas organizaciones a implementarlo de forma masiva y acelerada. En tal sentido, surgió como una estrategia de salud pública para reducir la exposición al virus.

Así, de un momento a otro, millones de trabajadores comenzaron a desempeñar sus tareas desde sus hogares, transformando, además del espacio de trabajo, las formas de vinculación, supervisión y productividad. Veamos más al respecto.

Transformaciones invisibles del teletrabajo

El cambio repentino en la modalidad laboral no solo alteró la rutina diaria, sino también la estructura del trabajo. Particularmente, la digitalización pasó a ser el eje de las relaciones profesionales, mientras que el hogar se transformó en oficina. Tanto es así que los límites entre lo personal y lo laboral comenzaron a desdibujarse, generando tensiones en torno al uso del tiempo, el descanso y la desconexión.

A su vez, se intensificó la carga individual debido a que el control externo fue reemplazado por la autogestión, con un incremento en las demandas cognitivas y emocionales. Como consecuencia, el teletrabajo reorganizó no solo lo técnico, sino también lo subjetivo, abriendo nuevas interrogantes sobre el burnout en la era digital.

Aislamiento y sobreexigencia: ¿Algo que ver?

Durante los primeros meses de trabajo remoto, muchas personas reportaron sensaciones de soledad, desconexión y agotamiento emocional. Sin el contacto cotidiano con colegas ni espacios informales de descanso, el trabajo perdió parte de su dimensión social. En su lugar, apareció un escenario solitario y demandante, donde la comunicación se volvió más impersonal y la colaboración, menos fluida (Quiroga Cadavid et al., 2023).

A la vez, el volumen de tareas no disminuyó. De hecho, en muchos casos aumentó. Al perderse los límites entre la jornada y el tiempo libre, se extendieron los horarios y se incrementó la carga de trabajo. El hogar pasó a ser oficina, sala de reuniones y centro de gestión, generando una sobreexposición constante. Dicha fusión no trajo otra cosa sino estrés, dificultades para desconectarse y una presión creciente por sostener la productividad, incluso a costa del descanso.

Teletrabajo y salud mental: Principales riesgos

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Si bien es cierto que el uso de herramientas digitales es indispensable para trabajar de forma remota, su presencia constante también generó nuevas formas de malestar. El tecnoestrés, por ejemplo, aparece cuando la relación con las tecnologías se vuelve frustrante. Por ejemplo, las dificultades para manejar plataformas o los fallos técnicos repetidos, aumentanel agotamiento mental.

A lo anterior se le suma el monitoreo digital. Muchas organizaciones comenzaron a implementar sistemas de control que registran horas activas, entregas o niveles de productividad. Aunque dichos recursos buscaban mantener el rendimiento, también generan presión constante y sensación de vigilancia (Tomasina y Pisani, 2022).

Empresas vs. burnout

Con el avance del trabajo remoto, comenzaron a evidenciarse señales de agotamiento, desorganización y dificultad para sostener la productividad. En tal contexto, algunas organizaciones tomaron medidas para acompañar el proceso, especialmente en áreas administrativas. A continuación, se detallan las principales medidas adoptadas:

  • Estrategias para organizar el tiempo de manera más eficiente.
  • Promoción de pausas durante la jornada laboral.
  • Recomendaciones para separar los espacios laborales y personales.
  • Instancias de capacitación para mejorar el uso de herramientas digitales.

A pesar de que dichas medidas no llegaron a todos los equipos por igual, marcaron un primer intento de adaptación frente a las nuevas exigencias del entorno virtual. En otras palabras, sentó las bases para una transformación más amplia y estructurada hacia modelos de trabajo híbridos o completamente remotos.

Los psicólogos en las empresas son una necesidad, no un lujo

Hoy, más que nunca, el trabajo del psicólogo dentro de las organizaciones resulta fundamental. En un contexto atravesado por exigencias crecientes, falta de desconexión y transformaciones en la forma de trabajar, la salud mental ocupa un lugar central en la agenda laboral. Frente a este escenario, se vuelve clave contar con profesionales capaces de identificar señales tempranas de desgaste, ofrecer acompañamiento emocional y generar estrategias colectivas de cuidado para combatir el burnout.

Transformar el entorno para prevenir el burnout

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Más allá del abordaje individual, el psicólogo laboral aporta herramientas para transformar tanto el entorno de trabajo como el burnout. A través de intervenciones específicas, es posible contribuir a prevenir situaciones de estrés crónico, mejorar la comunicación entre equipos y asesorar en decisiones vinculadas al clima organizacional.

De esta manera, se promueve una cultura que, además de responder al malestar, lo previene y anticipa. Por ende, el rol psicológico adquiere un valor estratégico en un mundo laboral cada vez más exigente y digitalizado (Alonso Fabregat y Cifre, 2022).

Trabajo híbrido: Una respuesta parcial al malestar

Frente a los efectos adversos del teletrabajo sostenido, muchas empresas comenzaron a implementar modelos híbridos. Tal modalidad combina días presenciales con jornadas remotas, buscando ofrecer cierta flexibilidad sin perder el vínculo directo entre colegas. El objetivo principal es reducir el aislamiento, mejorar la comunicación y recuperar instancias de colaboración que resultan más fluidas cuando ocurren cara a cara.

Sin embargo, pasar al modelo híbrido no garantiza por sí solo mejores condiciones de salud mental. Cuando no se establecen reglas claras sobre disponibilidad, horarios o tareas, la fragmentación del tiempo logra aumentar la confusión y el malestar. El desafío actual ya no es elegir entre lo presencial o lo remoto, sino construir un entorno laboral más humano, previsible y sostenible.

Conclusión

Para finalizar, queda claro que el teletrabajo no es, en sí mismo, ni una amenaza ni una solución para la salud mental. Su impacto depende en gran medida de las condiciones en las que se implementa y de las respuestas institucionales que acompañan su desarrollo. Cuando se difumina la línea entre el trabajo y la vida personal, surgen señales preocupantes: cansancio, sensación de aislamiento, y exceso de carga. Por tales motivos, resulta indispensable que las organizaciones comprendan que cuidar la salud mental no es un beneficio adicional, sino un pilar del funcionamiento sostenido.

Construir entornos laborales más humanos implica reconocer la complejidad de lo que está en juego. No alcanza con herramientas digitales o jornadas flexibles si no existen políticas claras de contención, escucha y prevención. En dicho camino, el rol de la psicología se vuelve estratégico. La pregunta que queda abierta es si, en la nueva era digital, las empresas están realmente dispuestas a asumir el compromiso de cuidar a quienes las sostienen día a día.

Referencias bibliográficas

  • Alonso Fabregat, M. B. y Cifre Gallego, E. (2022). Teletrabajo y salud: Un nuevo reto para la psicología. Papeles del Psicólogo, 83, 55-61.
  • Quiroga Cadavid, J. L., González Ruiz, L. P., González Rojas, Y. E. y Fuentes Rojas, G. (2023). Implicaciones del teletrabajo en la salud mental de los trabajadores en una empresa de consultoría del sector de hidrocarburos. Revista Ingeniería, Matemáticas y Ciencias de la Información, 10(20), 89-101. Doi: 10.21017/rimci.2023.v10.n20.a143
  • Tomasina, F. y Pisani, A. (2022). Pros y contras del teletrabajo en la salud física y mental de la población general trabajadora: una revisión narrativa exploratoria. Archivos de Prevención de Riesgos Laborales, 25(2), 147-161. Doi: 10.12961/aprl.2022.25.02.07