La vejez, lejos de ser solo un periodo de declive, es una etapa vital rica en experiencias y oportunidades de crecimiento, que puede desarrollarse de forma saludable. Sin embargo, frecuentemente se ve empañada por estigmas y prejuicios sociales que limitan la participación activa de las personas mayores en la sociedad. En esta nota, abordaremos temas esenciales como la sexualidad y los vínculos en la tercera edad, la influencia del apoyo familiar en la salud mental, y cómo combatir el deterioro cognitivo. Entonces, ¿cómo podemos mejorar la calidad de vida de las personas mayores en un entorno a veces excluyente? ¿De qué manera influye el apoyo familiar en su bienestar integral?
Esta es una nota colaborativa realizada en el marco del festival Psicología al Sur (Primera edición). Autores: Thara Medina, Psic. Agostina Broilo, Lic. Sandra Noheli Castro, Santino Buonalancia Parga, Lic. Brisa Novas Passo, Zoe Luna Hortal.
Vejez y envejecimiento: ¿En qué consisten?
En primer lugar, el concepto de vejez refiere a una etapa natural del ciclo vital humano que implica un conjunto de cambios biológicos, psicológicos y sociales. La misma es el resultado de procesos variables, en los cuales el cuerpo y la mente se adaptan a las nuevas condiciones, manifestándose de manera única en cada persona.
Siguiendo esta línea, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el envejecimiento se define como un proceso fisiológico que inicia desde la concepción y provoca cambios en las características de los seres vivos a lo largo de toda su vida. Según dicha organización, dichos cambios limitan la capacidad del organismo para adaptarse a su entorno. Además, el ritmo de dichos cambios varía tanto entre los diferentes órganos de un individuo como entre distintos individuos (Alvarado García et al., 2014).
Estigmas asociados: Exclusión en la vejez
En dicha fase, la exclusión es un fenómeno que impacta profundamente sobre el bienestar emocional y social de los adultos mayores. Esta población a menudo enfrenta barreras que limitan su participación en la vida comunitaria, generando aislamiento y sentimientos de abandono que van más allá de lo social. Por el contrario, la exclusión se extiende a los ámbitos laboral, cultural e incluso familiar.
Adicionalmente, los estereotipos y prejuicios presentes en la sociedad contribuyen a construir una imagen de las personas mayores como dependientes e inactivas. En este sentido, perpetúan su marginación, teniendo un impacto en su salud mental y afectando la vulnerabilidad a distintos cuadros como la ansiedad y la depresión (Pillemer et al., 2021).
Así, las representaciones sociales de la vejez suelen verse dominadas por estereotipos negativos que fomentan actitudes discriminatorias. Las personas mayores son vistas como frágiles y sin relevancia, lo que contribuye a su exclusión y limita su participación. En consiguiente, es habitual que dichos prejuicios afecten su autoestima y bienestar, perpetuando una cultura que teme envejecer.
Sexualidad y vínculos en la tercera edad
Por otro lado, un tema que suele ser ignorado es el de la sexualidad en la vejez, principalmente debido a mitos y prejuicios que afectan a las personas adultas mayores. Actualmente, la sociedad pareciera percibir erróneamente que, con el paso de los años, la sexualidad pierde importancia, o incluso que llega a desaparecer.
Sin embargo, investigaciones han demostrado que la sexualidad sigue siendo fundamental para el bienestar y la calidad de vida de los adultos mayores. A pesar de esto, los estereotipos persisten, limitando su expresión sexual y fomentando la desinformación, lo que refleja una visión sesgada que minimiza su relevancia en todas las etapas de la vida.
¿Cómo la percibe cada grupo etario?
La percepción de la sexualidad en la vejez varía entre distintos grupos de edad. De este modo, los jóvenes (influenciados por una cultura que exalta la juventud), suelen sentirse incómodos con la idea de la sexualidad en personas mayores, por más que sea sumamente natural.
Por otra parte, en lo que refiere a los adultos, tienen opiniones divididas. Algunos comienzan a entender su importancia, mientras que otros siguen limitados por creencias heredadas. Es importante señalar en este punto que, incluso los niños, desarrollan prejuicios al observar actitudes por parte de los adultos desestimando la sexualidad en esta etapa de la vida (Souza Júnior et al., 2021).
La sexualidad de las mujeres mayores
En el caso de las mujeres mayores, estos estigmas son aún más pronunciados. Muchas veces se asume erróneamente que el deseo y la intimidad pierden relevancia, considerándolas asexuales o desvinculadas del disfrute sexual. No obstante, la sexualidad sigue siendo crucial para su bienestar emocional y la conexión con su pareja y consigo mismas. Para cambiar esa realidad, resulta vital implementar programas y talleres que fomenten un entorno seguro, promover la educación sexual integral y derribar los prejuicios que marginan a las mujeres mayores.
Ahora, ¿qué ocurre en cuanto a las psicopatologías en la vejez?
Tanto las psicopatologías como el deterioro cognitivo son factores importantes a tener en cuenta si se busca alcanzar que la vejez sea lo más saludable posible, ya que afectan profundamente la calidad de vida de las personas mayores y su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas. Entre los cuadros más comunes se encuentran la depresión, la ansiedad y la demencia, pudiendo llegar a surgir debido a factores biológicos y/o psicosociales. Por otro lado, en cuanto al deterioro cognitivo, el mismo provoca una disminución de la memoria y el juicio, lo que incrementa la vulnerabilidad de los adultos mayores, dificultando su adaptación al entorno (Gómez Márquez et al., 2011).
En este sentido, el rol de la familia es crucial en el manejo de estas condiciones, siendo que un correcto apoyo emocional y práctico marca una gran diferencia en la evolución de cualquier afección mental. Proporcionando una sensación de seguridad y pertenencia a un grupo, puede retrasar el avance del deterioro y reducir el riesgo de aislamiento.
Un último punto: Recomendaciones para una vejez saludable
Sin lugar a dudas, creemos que el transitar una vejez saludable sin depender constantemente del cuidado de otros es posible a través de un enfoque integral que promueva la autonomía y la calidad de vida. Para lograrlo, un primer aspecto importante refiere a la actividad física regular, la cual es fundamental para preservar la movilidad, la fuerza y la salud cardiovascular, aspectos clave para mantener la independencia. Además, una alimentación equilibrada y adecuada a las necesidades específicas de la persona mayor contribuye a la prevención de enfermedades crónicas y al fortalecimiento del sistema inmunitario (Rudnicka, 2020).
Asimismo, la estimulación cognitiva es igualmente importante para mantener un estado saludable en la vejez. Actividades como la lectura, los juegos de memoria y el aprendizaje de nuevas habilidades ayudan a reducir el riesgo de deterioro cognitivo y mantener la agilidad mental. Estas prácticas no solo conservan la capacidad de adaptación, sino que también fortalecen la autoconfianza de los mayores, permitiéndoles enfrentar mejor los desafíos que puedan surgir.
Vínculos sociales y adaptación emocional
Otro aspecto esencial es el mantenimiento de redes sociales sólidas. La interacción social frecuente disminuye la soledad y fomenta el bienestar emocional, permitiendo a las personas mayores sentirse valoradas. Adicionalmente, la participación en talleres y actividades recreativas refuerza la autoestima y facilita una adaptación emocional efectiva, que en conjunto con las recomendaciones anteriores permiten lograr un equilibrio entre la salud física, mental y social (Souza Júnior et al., 2021).
Conclusión
La vejez no debe ser entendida simplemente como un periodo de declive, sino como una fase de vida en la que las personas pueden mantenerse saludables y seguir contribuyendo a la sociedad y enriqueciendo sus propias experiencias, a medida que se adaptan a sus transformaciones personales. Invertir en programas que promuevan el bienestar psicológico y físico, desde un enfoque holístico, permite no solo mejorar la calidad de vida de quienes envejecen hoy, sino también prepararnos para un futuro en el que cada etapa sea celebrada y respetada.
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Referencias bibliográficas
- Alvarado García, A. M. y Salazar Maya, Á. M. (2014). Análisis del concepto de envejecimiento. Gerokomos, 25(2), 57-62. https://doi.org/10.4321/s1134-928×2014000200002
- Gómez Márquez, C., Senín Calderón, M. C., Rodríguez Testal, J. F. (2011). Psicopatología de la vejez. En Rodríguez Testal, J. F. y Mesa Cid, P. J. (Eds.): Manual de Psicopatología Clínica. Madrid: Pirámide, 625-652.
- Pillemer, K., Burnes, D y MacNeil, A. (2021). Investigating the connection between ageism and elder mistreatment. Nature Aging, 1, 159-164. https://doi.org/10.1038/s43587-021-00032-8
- Rudnicka, E., Napierała, P., Podfigurna, A., Męczekalski, B., Smolarczyk, R., y Grymowicz, M. (2020). The World Health Organization (WHO) approach to healthy ageing. Maturitas, 139, 6-11. https://doi.org/10.1016/j.maturitas.2020.05.018
- Sánchez, M., Krzemien, D., Lombardo, E. y Monchietti, A. (2009). Intervención clínica en procesos cognitivos en la vejez. In II Congreso Internacional de Investigación 2-14 de noviembre de 2019 La Plata, Argentina. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Psicología.
- Souza Júnior, E. V., Silva Filho, B. F. D., Barros, V. S., Souza, Á. R., Cordeiro, J. R. J., Siqueira, L. R. y Sawada, N. O. (2021). Sexuality is associated with the quality of life of the elderly!. Revista brasileira de enfermagem, 74. https://doi.org/10.1590/0034-7167-2020-1272