La depresión es un cuadro que atraviesa la vida de millones de personas en todo el mundo, influyendo en sus emociones, pensamientos y conductas. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la tristeza profunda y la pérdida de interés en actividades cotidianas. No obstante, existen otros síntomas menos conocidos pero igualmente importantes, que pueden ayudar a identificar la gravedad de este trastorno. Uno de ellos es la anhedonia. ¿Cómo se relaciona esta sintomatología con la depresión? ¿Por qué es esencial reconocerla a tiempo para un diagnóstico y tratamiento adecuados? En esta nota abordaremos el concepto de anhedonia, explorando cómo se manifiesta particularmente en la depresión.

Definiendo cuestiones claves: ¿Qué es la anhedonia?

Con el objetivo de comprender más a fondo cómo se manifiesta la anhedonia en la depresión, debemos comenzar por definirla. De esta manera, podremos identificarla con mayor precisión. Así pues, se trata de un concepto complejo que se define como la ausencia o capacidad reducida para experimentar placer, pudiendo afectar tanto el ámbito social como el físico. De esta manera, es un síntoma que impacta en la calidad de vida y el bienestar emocional.

En específico, y siguiendo al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés), es un síntoma de la depresión mayor, así como también un síntoma negativo de la esquizofrenia. No obstante, dados los grandes avances en torno a la investigación científica, resulta difícil concebir la anhedonia como un proceso unitario, que solo se manifiesta en la incapacidad para sentir placer (Presa-García et al., 2023).

Diferentes tipos de anhedonia

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Existen distintos tipos de anhedonia, según diferentes categorías. Por ejemplo, si lo dividimos por tipo de placer, podemos distinguir la anhedonia física de la social:

  • Anhedonia física: Se refiere a una disminución de la capacidad de experimentar placer en actividades físicas como comer, beber, acariciar, practicar sexo, entre otras.
  • Anhedonia social: Pérdida de la habilidad de experimentar placer interaccionando con los demás, como hablar con amigos y familia.

Por otro lado, si la distinguimos según la cronología del placer, la misma puede ser anticipatoria, porque no existe gratificación antes de que ocurra la actividad; o consumatoria, cuando la pérdida de la gratificación tiene lugar en el momento de la realización de la actividad (Presa-García, 2021). Sea como fuere, cada uno de los tipos de anhedonia comparten origen entre sí: los procesos de satisfacción. Veamos más al respecto.

Sustrato neurobiológico

Actualmente, la anhedonia es entendida como un desequilibrio de los complejos procesos psicológicos involucrados en la satisfacción. Incluso, varios autores argumentan que tiene su origen en deficiencias de varias dimensiones de procesos relacionados al placer y la recompensa.

Empero, el mecanismo neurobiológico de este cuadro es poco conocido. Si bien décadas de investigación apoyan un déficit de dopamina, otros autores consideran la implicación de diferentes neurotransmisores y neuropéptidos, como opioides, glutamato, serotonina, ácido gamma-aminobutírico o galanina (Presa-García et al., 2023).

La anhedonia como síntoma de la depresión

Originalmente, se describía como un trastorno independiente. Sin embargo, desde el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 3.ª edición, se incluyó a la anhedonia como un síntoma para el diagnóstico de un episodio depresivo mayor. Pese a ello, su valoración puede implicar un gran desafío dado que es una experiencia ampliamente subjetiva. De hecho, y a causa de tal dificultad, suele reducirse a una sola pregunta en los diversos cuestionarios de evaluación (Serretti, 2023).

Por tal motivo, algunos autores plantean que tales cuestionarios son insuficientes para identificar un síntoma tan complejo y variado como la anhedonia. Entonces, ¿cómo podemos evaluarla?

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Midiendo la capacidad de sentir placer

Para ello, se utilizan escalas y estudios del comportamiento. Entre estas se destaca la Escala Snaith-Hamilton (Snaith-Hamilton Pleasure Scale, SHAPS, en inglés), que mide la capacidad de sentir placer (satisfacción consumada) en los últimos días. Es una escala validada específicamente en población depresiva, y que evita el posible sesgo cultural.

Otro instrumento ampliamente utilizado es la Escala de Experiencia Temporal de Placer (Temporal Experience of Pleasure Scale, TEPS, en inglés). Esta refiere a un cuestionario de autoinforme de 18 ítems que evalúa el placer anticipatorio y consumatorio en actividades sociales y físicas. Con respecto a ella, se ha demostrado su confiabilidad y validez tanto en poblaciones clínicas como no clínicas (Serretti, 2023).

Prevalencia del síntoma

Mediante el uso de dichas pruebas psicométricas específicas para la evaluación de la anhedonia, es posible determinar su prevalencia en diversas poblaciones. En lo que refiere a la depresión, su prevalencia puede llegar hasta el 70% de los casos diagnosticados. Pese a ello, esta cifra varía dependiendo del estudio y de la población analizada. De igual manera, otros trastornos psiquiátricos también muestran una prevalencia considerable de anhedonia, aunque generalmente es menor que en la depresión.

Respecto a las diferencias de género, no se ha reportado mayor prevalencia de anhedonia en mujeres, a pesar de que la depresión es más común en ellas. Y, en cuanto a la edad, se ha observado una correlación entre la edad avanzada y el aumento de dicho síntoma.

Tratamiento y abordaje de la anhedonia

Si bien las cifras de prevalencia de la anhedonia son al menos alarmantes, existe una multiplicidad de tratamientos disponibles. Ahora, su abordaje, específicamente en la depresión, puede resultar complejo. Lo anterior se debe a que los antidepresivos tradicionales, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), suelen ser la primera línea de intervención y su efectividad en el tratamiento de la anhedonia es limitada. A pesar de ello, ciertos fármacos como el bupropión, que influye en el sistema dopaminérgico, han mostrado resultados positivos en estudios clínicos controlados.

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Por otro lado, tratamientos novedosos como la ketamina están ganando popularidad debido a sus rápidos efectos antidepresivos y anti-anhedónicos. De manera similar, la psilocibina ha mostrado beneficios específicos y persistentes en la anhedonia en estudios preliminares, lo que sugiere un potencial para tratamientos de administración única.

Abordajes no farmacológicos

Junto con la farmacoterapia, la terapia cognitivo-conductual y la terapia de activación conductual son componentes esenciales del tratamiento. Estas se enfocan en la reestructuración de patrones de pensamiento negativos y en aumentar la participación en actividades gratificantes, respectivamente.

En definitiva, la efectividad del tratamiento de la anhedonia varía según factores individuales, como la gravedad de la depresión y las preferencias personales del paciente. Por ello, es recomendable un enfoque personalizado e integral que considere tales factores para optimizar los resultados (Serretti, 2023).

Conclusión

Definida como la incapacidad para experimentar placer, es un síntoma central, pero a menudo subestimado, de la depresión que afecta profundamente la calidad de vida de los personas. A pesar de que suele asociarse con sentimientos de tristeza y desesperanza, la anhedonia añade una dimensión compleja al trastorno, llegando incluso a persistir después del tratamiento. En este sentido, reconocerla y abordarla adecuadamente es crucial, ya que su identificación temprana tiene un impacto en el pronóstico y la recuperación.

En función de lo planteado, el tratamiento de la anhedonia en la depresión requiere un enfoque personalizado e integrador. Si bien los antidepresivos tradicionales muestran eficacia limitada, otros tratamientos como el bupropión, la ketamina y la psilocibina demostraron beneficios prometedores. Asimismo, las intervenciones no farmacológicas, como la terapia cognitivo-conductual y la activación conductual, son cruciales. Por ende, combinar estrategias farmacológicas y psicoterapéuticas es fundamental para abordar la anhedonia de manera más efectiva y mejorar los resultados terapéuticos. Si te interesa aprender más sobre el abordaje de la depresión, te invitamos a nuestro curso en terapia de activación conductual.

Referencias bibliográficas

  • Berrios, G. E. y Olivares, J. M. (1995). The anhedonias: a conceptual history. History of Psychiatry, 6(24), 453-470. https://doi.org/10.1177/0957154X9500602403
  • Presa-García, M.E. (2021). La anhedonia en la depresión, [Tesis doctoral]. Universidad de Alcalá.
  • Presa-García, M.E., García-Luque, A., Luis Callol-Sánchez, L., Abril-García, A. y Muñoz-Lucas, M.A. (2023). Influencia de la anhedonia en la evolución clínica del trastorno depresivo. Sanidad Militar79(2), 75-81. https://dx.doi.org/10.4321/s1887-85712023000200004
  • Serretti A. (2023). Anhedonia and Depressive Disorders. Clinical psychopharmacology and neuroscience: the official scientific journal of the Korean College of Neuropsychopharmacology21(3), 401-409. https://doi.org/10.9758/cpn.23.1086