Quizás uno los síndromes más curiosos descritos hasta ahora es el síndrome de Ekbom o delirio de parasitosis. Muchas veces, iniciamos las notas poniéndonos en el lugar de una persona con determinados síntomas, esta vez no será diferente. Demos rienda suelta a la imaginación. Imaginemos que estuviéramos convencidos de que una gran cantidad de insectos recorren nuestro cuerpo sin cesar, suben hasta nuestra cabeza y nos muerden. Notamos cómo llegan hasta el cerebro y sentimos que empezamos a ser devorados por ellos. Acto seguido, acudimos al hospital y nos comentan que en el examen físico no se hallan alteraciones y no hay ningún insecto en nuestro cuerpo (ni lo ha habido). En esta nota, profundizaremos acerca del síndrome de Ekbom o delirio parasitosis a través del caso real de un paciente que creía estar lleno de insectos.
Comprendiendo el síndrome de Ekbom
Con el objetivo de profundizar en el estudio de este síndrome tan peculiar, analizaremos detalladamente el caso real de un paciente que busca atención médica de emergencia. Acompáñanos en este recorrido para comprender mejor su situación.
Un caso real
Un joven acude a urgencias con elevada ansiedad e inquietud motora. Alega que hay zonas de su cuerpo en las que siente un gran picor y confirma que esto es producido por, según sus palabras, “animales y bichos que me recorren el cuerpo, se meten por la piel, me comen por dentro, me producen granos en los brazos y piernas. Me producen picor y quisiera rascarme todo el tiempo”.
Grita “¡Necesito que me quiten los animales que caminan por todo el cuerpo, me están comiendo!” y afirma “los bichos se me suben a la cabeza, me apagan el cerebro”. Está convencido de ello “al ciento por ciento” y manifiesta conductas encaminadas a “no dejar que se me metan”. De este modo, se cubre el cuerpo con ropa y cartones para evitarlo. Pedía ayuda reiterada para que le quitaran lo que llamaba “bichos” de su cuerpo. Si bien no podía especificar de qué tipo eran, estaba convencido de que tenía una infección por ello.
El examen físico no mostró ninguna alteración ni la presencia de los “bichos” que comentaba, solo algunas zonas con signos de rascado. Asimismo, el examen neurológico dio resultados normales. Sin embargo, en el examen mental se observó que, a pesar de ser un paciente colaborador, presentaba ansiedad y reactividad emocional. Con esto, también mostraba una ideación delirante de tipo somático hipocondríaco en relación con los “bichos” y una preocupación exacerbada por su salud (Munoz y Bayona, 2015).
Pero… ¿Qué es el síndrome de Ekbom?
El síndrome de Ekbom también llamado delirio de parasitación, delirio dermatozoico o síndrome de disestesia crónica cutánea, es un cuadro psiquiátrico en el que la persona confirma estar infestada de organismos vivientes, como parásitos, bacterias, virus o insectos, entre otros. A pesar de las múltiples denominaciones, es en 1938 cuando el neurólogo sueco Karl Axel Ekbom lo describió de manera exhaustiva catalogándolo como un “delirio dermatozoico”. Más adelante, en 1946, Wilson y Miller lo denominaron “delirio de parasitosis”.
Aún existen pocos casos reportados y es todavía un enigma para la psicopatología moderna. Esto es así, porque la mayoría de los pacientes son atendidos en consultas de dermatología o medicina interna y no se derivan al consultorio de salud mental.
En la clasificación del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) se clasifica dentro de los trastornos delirantes de tipo somático; y en la Clasificación Internacional de Enfermedades (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, CIE-10, en inglés), forma parte de los trastornos delirantes. En cuanto a este, es importante distinguir si la afección es una parasitosis delirante primaria o secundaria.
Prevalencia, incidencia y causas
Con respecto a la incidencia y prevalencia, se señala aproximadamente una incidencia anual de 0,2/0,3 por 1.000 habitantes y una prevalencia de 0,8 por 1000. A su vez, se trata de un síndrome que afecta más a las mujeres, aumentando el riesgo con los años y siendo la edad media 54,8 años para los hombres y 58 para las mujeres (Madoz-Gúrpide y García Resa, 2004).
La duración promedio del síndrome es de 13 años, aunque este periodo puede alargarse notablemente, sobre todo porque la persona suele tardar años en acudir a un psiquiatra, retrasando el inicio del tratamiento y complejizando el manejo de la enfermedad.
Por otro lado, entre las causas por las que puede aparecer esta patología se encuentran los trastornos neurológicos. Especialmente, puede surgir como producto de accidentes cerebrovasculares. Y, a su vez, es común que aparezca en demencias, enfermedades nutricionales, endocrinas, renales, infecciosas, tumores e intoxicaciones por drogas, entre otros.
¿Qué significa “la caja de cerillas” en el síndrome de Ekbom?
Lyell, en 1983, describió que las personas que padecían este trastorno psicosomático normalmente acudían a consulta con frascos, pañuelos, bolsas o cajas, donde decían haber capturado al organismo, presentándolo al profesional como prueba. Evidentemente, cuando se abría el recipiente no había nada, a excepción de pelusa, polvo, piedras o pelo.
En el síndrome de Ekbom o “delirio de parasitosis”, el paciente no solo puede sentir estar lleno de insectos, por ejemplo, sino que la mayoría es capaz de describir de manera detallada el organismo que les acecha. Pueden explicar minuciosamente cómo se mueve o repta, su tamaño o color. E incluso, hacer dibujos de ellos y fotografiarlos. Según indican, estos son difíciles de atrapar y eliminar.
Perfil psicológico de personas con el síndrome de Ekbom
El impacto en la imagen corporal es claro, los síntomas tanto sociales, económicos, psicológicos y físicos tienden a empeorar dado que las personas suelen aislarse. Así mismo, existen conductas que pueden poner en riesgo la vida de la persona y quienes le rodean. De este modo, pueden cambiar numerosas veces de trabajo y de casa con el fin de huir del organismo, así como utilizar productos químicos o mutilarse para acabar con este o aliviar los síntomas.
La persona con el síndrome de Ekbom puede presentar insomnio, depresión, cansancio, miedo, frustración y ansiedad funcional. Junto a esto, puede aparecer la vergüenza o la culpa, que da pie a que el aislamiento social sea mayor. En suma, el núcleo familiar también se ve afectado y la demanda de pruebas médicas y compra de remedios puede suponer un gasto económico considerable.
Por otro lado, hay que contar que la persona también puede manifestar alucinaciones táctiles, visuales u olfatorias. Y, un punto que no puede olvidarse es la valoración del riesgo de suicidio en quien lo padece (Lutfi, 2016).
Tratamiento
Existen cuatro factores importantes sobre los que velar en pacientes con este tipo de delirios: ambientales, de personalidad, biológicos y psicológicos (Rodríguez-Cerdeira et al., 2010). Una vez que se ha realizado el diagnóstico diferencial y se ha determinado la causa, lo fundamental será establecer una relación sólida entre los profesionales de la salud y el paciente. De este modo, si el paciente acepta y está motivado con el tratamiento, el pronóstico de recuperación será mucho mayor.
Para tratar los síntomas delirantes, es recomendable una combinación de tratamiento psicológico, dermatológico y psiquiátrico. Los antipsicóticos, como la pimozida, olanzapina y risperidona, son los más utilizados y han demostrado efectos positivos en la mejoría de los síntomas.
La medicación, dosis y tiempo variarán según los síntomas de cada paciente y la valoración de los profesionales. Así mismo, se tratará la ansiedad, el insomnio y la depresión, validando las emociones y evitando cualquier confrontación sobre la causa de la sintomatología. Sumado a esto, el abordaje clínico ha de contar con la implicación y supervisión de los familiares en el tratamiento (Coşar et al., 2012).
Conclusión
Sin duda esta afectación puede ser origen de una gran frustración para quien lo padece. Presentar el síndrome de Ekbom o “delirio de parasitosis” y sentir que uno está lleno de insectos puede ser, como menos, aterrador. Esto sumado al hecho de que los trastornos delirantes son difíciles de tratar, pues la negación del problema puede complicar el proceso.Por este motivo, un enfoque multidisciplinario donde se atiendan las demandas del paciente, se le comprenda y dedique tiempo es clave.
Finalmente, dada la carencia de consciencia de la enfermedad de una persona con el síndrome de Ekbom, hacerle ver que no está lleno de insectos o cualquier otro organismo, será una tarea ardua. De hecho, aunque hay personas que pueden llegar a remitir completamente los síntomas hay otras en las que el “delirio de parasitosis” se mantiene, aunque sea en menor medida. Conocer el cuadro clínico facilitará una detección y actuación temprana para la recuperación.
Referencias bibliográficas
- Coşar, B., Taşkinoğlu, K., Lepping, P., Burhanoğlu, S., Eser, H. Y., Taner, M. E. y Arikan, Z. (2012). Treatment options of delusional parasitosis: Case series of 14 patients. Anatolian Journal of Psychiatry, 13(3), 239-243. https://alpha-psychiatry.com/en/treatment-options-of-delusional-parasitosis-case-series-of-14-patients-131810
- Madoz-Gúrpide, A. y García Resa, E. (2004). Delirio parasitario dermatozoico. Medicina Clínica, 123(2), 66-69. https://doi.org/10.1016/S0025-7753(04)74413-9
- Munoz, H. y Bayona, L. (2015). Síndrome de Ekbom: A propósito de un caso. Revista Colombiana de Psiquiatría, 44(1), 61-65. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2014.09.001
- Rodríguez-Cerdeira, C., Pera, J. T. y Arenas, R. (2010). El síndrome de Ekbom: Un trastorno entre la dermatología y la psiquiatría. Revista Colombiana de Psiquiatría, 39(2), 440-447. https://doi.org/10.1016/S0034-7450(14)60263-8
- Lutfi, A. M. (2016). Ekbom syndrome, an evidence based review of literature. Asian Journal of Medical Sciences, 7(3), 1-8. https://doi.org/10.3126/ajms.v7i3.13878