Para los psicoanalistas, el síntoma es una manifestación singular del conflicto interno, una puerta hacia la comprensión del sujeto. Así, se torna necesario comprender la amplia variabilidad de perspectivas en salud mental, pues diversas corrientes difieren en sus concepciones elementales. Y, si bien el psicoanálisis ha evolucionado desde los primeros planteos de Sigmund Freud, el síntoma continúa compartiendo gran parte de sus postulados. ¿Qué es el síntoma en el psicoanálisis? ¿Cómo interactúa con la historia de cada persona?
El síntoma según Sigmund Freud
En la perspectiva freudiana, el síntoma es una expresión compleja de conflictos psíquicos reprimidos, que se manifiestan en formas aparentemente inexplicables. Freud postuló que los síntomas son formaciones de compromiso, resultado de tensiones entre deseos inconscientes y defensas psicológicas. Es decir, partiendo de su teoría sobre las instancias psíquicas, las mismas negociarían el síntoma como expresión del malestar con el objetivo de que la razón del mismo no saliera a la luz.
De esta forma, al explorar los síntomas, se busca desentrañar su simbolismo, revelando los deseos y traumas ocultos. Pues, el síntoma como formación de compromiso se manifiesta de forma simbólica.
Y es que, los síntomas no son meramente manifestaciones superficiales. Por el contrario, son portadores de significado que requieren desciframiento para entender su dinámica subyacente.
Es significativo para el sujeto
En el ámbito del psicoanálisis, el concepto de síntoma difiere de su interpretación en la psiquiatría o medicina, donde se vincula con enfermedades o lesiones específicas. En cambio, como se ha mencionado, el psicoanálisis lo considera un portador de significado, sujeto a interpretación. Así, el punto de partida del psicoanálisis implica el estudio de los síntomas e ideas aparentemente sin sentido. Pues, con el pasar de las sesiones, tomarán sentido al develar el pasado donde esas ideas y síntomas tenían su lógica.
Y es que, según Freud, aunque el sentido de los síntomas sea inconsciente y desconocido para el sujeto, con un trabajo de análisis pueden ser esclarecidos. Los mismos, guardan estrecha relación con la historia vital de las personas, siendo necesaria la colaboración de quien consulta con el analista a travez de un vínculo terapéutico para que cobren coherencia (Freud, 1978).
La repetición: Un aspecto clave del síntoma
En la teoría psicoanalítica de Freud, la noción de repetición y reelaboración desempeña un papel fundamental en la comprensión del síntoma. Freud introdujo dicho concepto en su obra Más allá del principio del placer (Beyond the Pleasure Principle, 1920, en inglés). A propósito de ello, la repetición se manifiesta cuando los sujetos recrean inconscientemente situaciones y patrones emocionales previos, incluso aquellos que les han causado angustia. Como consecuencia, repitiendo y perpetrando el síntoma.
La tendencia a repetir el síntoma no se guía por la búsqueda del placer, como se propuso inicialmente en la teoría freudiana, sino que obedece a una pulsión inconsciente que busca dominar y comprender experiencias traumáticas pasadas. Repetir, además, se rige por la imposibilidad de recordar qué fue lo que originó el síntoma. Cuando, a través del análisis, se logra recordar, se puede reelaborar el síntoma y la situación.
Sin olvidar la reelaboración
La reelaboración, por otro lado, implica la capacidad de la persona para revisitar y procesar emocionalmente esas experiencias repetitivas. Freud destacó la importancia de la reelaboración como un medio para transformar la repetición patológica del síntoma en un proceso terapéutico.
Para ello, el análisis psicoanalítico proporciona un contexto seguro para que el sujeto explore y comprenda las repeticiones compulsivas. Así, permite integrar conscientemente las experiencias pasadas y la liberación de su influencia inconsciente a repetir aquello que daña. De esta forma, la reelaboración del síntoma en la teoría de Freud destaca la importancia de procesar conscientemente experiencias pasadas.
Como consecuencia, se transforman en una herramienta terapéutica para promover el autoconocimiento y el crecimiento psicológico. Es decir, se pretende que la persona evolucione hacia una comprensión más profunda de sí mismo y desarrolle una mayor capacidad para enfrentar los desafíos emocionales. Y es que, al reelaborar su pasado, se extinguiría el síntoma (Freud, 1920).
Y el síntoma según Lacan
En la teoría lacaniana, el concepto de síntoma ocupa un lugar central y se entrelaza con la noción de metáfora, constituyendo elementos esenciales en la comprensión del psicoanálisis lacaniano. Lacan aborda el síntoma como un fenómeno simbólico, un signo que revela una verdad inconsciente más profunda. Así, no se limita a ser una manifestación patológica, sino que funciona como un mensaje codificado que emerge del inconsciente.
La metáfora, según Lacan, es un proceso lingüístico fundamental en la construcción del síntoma. Se refiere a la capacidad del lenguaje para desplazar significados, donde una palabra o concepto sustituye a otro, revelando dimensiones simbólicas y subjetivas. El síntoma, en este sentido, puede entenderse como una metáfora encarnada en el cuerpo o en el comportamiento, una expresión simbólica de conflictos psíquicos más profundos (Lacan, 2006).
La metáfora paterna
Lacan introduce el concepto de metáfora paterna para explicar cómo la figura del padre, como significante, influye en la formación del síntoma. La metáfora paterna implica la sustitución simbólica del deseo materno, donde el niño internaliza el lenguaje del padre para estructurar su propio deseo y sujeto.
La noción de Nombre del Padre es un significante fundamental en la teoría lacaniana que representa la ley, la autoridad y la función simbólica dentro de la familia y la sociedad. Este nombre no necesariamente coincide con la figura real del padre biológico, pero simboliza la entrada del sujeto en el orden simbólico y la cultura a través del lenguaje. Así, el síntoma se convierte en un modo de expresar, a través de la metáfora, los conflictos psíquicos resultantes de la mencionada internalización.
En el análisis lacaniano, el trabajo consiste en descifrar el síntoma como una metáfora que revela el conflicto psíquico subyacente y, a su vez, permite al sujeto explorar y transformar su relación con el lenguaje y sus propios deseos. De este modo, el síntoma, en la óptica de Lacan, no es simplemente un fenómeno a suprimir, sino una puerta de entrada a la comprensión de la subjetividad y la estructura simbólica que constituye la psique humana (Cerrone, 2016).
Conclusión
En el vasto panorama de la psicología, el psicoanálisis destaca al explorar la complejidad del síntoma como un lenguaje del inconsciente. Así, es necesario tener en cuenta la variabilidad en psicología, pues refleja la diversidad de enfoques para comprender la mente humana, desde el análisis profundo del psicoanálisis hasta las corrientes contemporáneas. Esta multiplicidad de perspectivas subraya la riqueza y adaptabilidad del campo, recordándonos que la comprensión de la psique es una travesía en constante evolución, moldeado por diversas corrientes que enriquecen nuestra comprensión.
Referencias bibliográficas
- Cerrone, L. (2016). El síntoma desde el psicoanálisis [Trabajo final de grado]. Universidad de la República.
- Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. En Obras Completas, Bs. As.: Amorrortu editores. Tomo XVIII.
- Freud, S. (1978). Conferencia 28: La terapia analítica. En J. L Etcheverry (Trad) Obras completas (vol 16). Buenos Aires: Amorrortu Editores. (Trabajo original publicado en 1916).
- Lacan, J. (2006). El Seminario de Jacques Lacan Libro 23: El Sinthome 1975-1976. Ediciones Paidós Ibérica.