En los últimos años, ambas enfermedades estuvieron en boga. Fueron varios los famosos, desde actores hasta políticos, que informaron que padecían sus síntomas y consecuencias. Ahora, aunque ambos casos se traten de esclerosis, donde se ve afectado el sistema nervioso central, las diferencias que se encuentran entre ellas son variadas y, a la vez, ínfimas de acuerdo a cómo se desarrollen en cada persona. A continuación, veamos una breve descripción tanto de la esclerosis múltiple (EM) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) para concluir en qué se parecen y difieren una de otra.
Para empezar… El papel del sistema nervioso central
Tanto la esclerosis múltiple (EM) como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) son enfermedades crónicas y neurodegenerativas en las que ocurren fallas tanto en el cerebro como en la médula espinal. Es decir, una afectación del sistema nervioso central en su conjunto.
El sistema nervioso central está conformado por neuronas, que son las transmisoras por excelencia de los impulsos nerviosos.
En un organismo sano estas hacen sinapsis, transmitiendo la información captada del exterior hacia las distintas funciones del cuerpo.
La EM y ELA aparecen cuando la comunicación entre neuronas no ocurre de manera efectiva en determinadas zonas, impidiendo así, por decirlo de alguna manera, que el mensaje llegue a su destino.
Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)
Un caso conocido
Para tener una primera imagen de la enfermedad, basta con mencionar a Stephen Hawking, el famoso físico británico que fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica a sus tempranos veinte años.
Aunque los médicos aseguraron, desde aquel diagnóstico, que no viviría muchos años debido a los impedimentos físicos que la ELA trajo a su vida, los descubrimientos protagonizaron su vida gracias a una actividad intelectual que en ningún momento se mostró debilitada.
Otro caso conocido de esta enfermedad neurodegenerativa fue el de Bryan Randall, pareja de Sandra Bullock. Este conocido fotografo fue una víctima mortal de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), luego de haber batallado durante 3 años.
¿Qué es la ELA?
La ELA es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la debilidad muscular progresiva y atrofia. La característica principal es la pérdida selectiva de motoneuronas en el cerebro y la medula espinal. Esto es, hay una afectación de las funciones motoras y, por tanto, de los músculos (Scamps et al., 2021).
Hay varios subtipos clínicos de ELA según el grado de afectación de la neurona motora superior o inferior (controla el movimiento de los brazos, tórax, cara, cuello y lengua) y es importante reconocerlos porque algunos de ellos tienen mejor pronostico.
La ELA, en su forma clásica con amiotrofia (atrofia por denervación y debilidad de los músculos) y esclerosis lateral (degeneración del tracto corticoespinal en las columnas laterales de la médula espinal), ocurre en aproximadamente el 85% de los casos.
Ahora, es importante tener en cuenta cuando este tipo de esclerosis aparece en músculos de la lengua, faringe, laringe, mandíbula y cara.
Pues cuando es así y la debilidad y atrofia muscular predominante ocurre en los músculos del territorio bulbar, se denomina parálisis bulbar progresiva o atrofia bulbar progresiva (Verma, 2021).
Edad y sexo en la ELA
Se han demostrado proporciones de incidencia de hombre a mujer que oscilan entre 1,3 y 1,5. Así mismo, parece existir una mayor incidencia después de los 40 años (Brotman et al., 2022).
¿Existe déficit cognitivo?
Como se expone, la ELA conlleva consecuencias para las funciones motoras del cuerpo, dificultando el equilibrio, fuerza, habla o deglución. Pero… ¿Puede haber también un deterioro en cuanto a lo cognitivo?
Algunos trabajos de investigación afirman que las personas que conviven con ELA presentan también deterioro cognitivo. De hecho, parece ser que las áreas cognitivas más afectadas son la velocidad de procesamiento de información, la memoria de trabajo, visual, verbal, el lenguaje y las funciones ejecutivas (Fierro et al., 2022).
Así, según Brotman et al. (2022), alrededor del 30% al 50% de quienes están diagnosticados con ELA desarrollarán diversos grados de deterioro cognitivo y, aunque no se llegue a una demencia manifiesta, existen casos con cambios relacionados a la función ejecutiva, fluidez, cambios en el comportamiento, apatía o desinhibición.
Esclerosis múltiple (EM)
Esta enfermedad autoinmune del sistema nervioso central se caracteriza por la inflamación, desmielinización y lesión axonal.
¿Por qué “múltiple”?
Se denomina así porque sus consecuencias se pueden observar en diversas regiones del cuerpo. De esta forma, los síntomas pueden ser musculares, vesicales o intestinales, oculares, o neurológicos.
Entre algunas de las manifestaciones visibles se encuentra la pérdida del equilibrio, entumecimiento, debilidad o temblor en los músculos, necesidad frecuente de orinar, visión doble, hormigueo en brazos y piernas, pérdida de atención, memoria y discernimiento, entre otras.
Edad y sexo en la EM
Es tres veces más común en mujeres que en hombres. Si bien suele aparecer entre los 20 y 40 años, puede presentarse a cualquier edad, siendo casi en el 10% de los casos antes de los 18 años (Tafti et al., 2022).
Posibles causas
Mientras que en la ELA aún no se encuentra una explicación firme de por qué se presenta en el organismo, la EM parece estar más avanzada en cuanto a las razones de su aparición.
Así, los estudios realizados sobre dicha enfermedad demostraron que su aparición se debe a que el sistema inmunológico del organismo no reconoce a la mielina (presente en el axón de las neuronas) como propia y la lesiona.
Lo que hace que se interrumpan los impulsos eléctricos, desde y hacia el cerebro, que mandan la información al resto del cuerpo.
Además, se hipotetiza que podría desencadenarse por la interacción de factores genéticos y ambientales, que incluye la prevalencia mundial distintiva de la enfermedad.
Por ejemplo, las personas que viven en el norte de Europa y América del Norte exhiben una mayor incidencia de la enfermedad (1 a 2 en 1000) en comparación con los europeos del sur (Didona, Oksenberg, 2017).
Conclusión
La principal y primera diferencia que se encuentra entre ambas, es que la EM, a diferencia de la ELA, tiene una clara causa definida.
Con esto, tanto en la ELA se muestra una afectación muscular como en la EM, referida al entumecimiento y debilitamiento de los músculos. Además de la ya mencionada afectación cognitiva. Y, sin olvidar en esto el papel del sexo y edad.
A pesar de que ambas son enfermedades crónicas y degenerativas y cuentan con la opción de fármacos para aliviar el dolor, aún no se ha encontrado cura para ninguna de las dos.
Referencias bibliográficas
- Brotman, R. G., Moreno-Escobar, M. C., Joseph, J. y Pawar, G. (2022). Amyotrophic Lateral Sclerosis. European Journal of Neurology, 27(10), 1918-1929. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK556151/
- Didonna, A. y Oksenberg, J. R. (2017). The Genetics of Multiple Sclerosis. En I. S. Zagon y P. J. McLaughlin (Eds.), Multiple Sclerosis: Perspectives in Treatment and Pathogenesis. Codon Publications.
- Scamps, F., Aimond, F., Hilaire, C. y Raoul, C. (2021). Synaptic Transmission and Motoneuron Excitability Defects in Amyotrophic Lateral Sclerosis. En T. Araki (Ed.), Amyotrophic Lateral Sclerosis. Exon Publications.
- Tafti, D., Ehsan, M. y Xixis, K. L. (2022). Multiple Sclerosis. StatPearls Publishing.
- Verma, A. (2021). Clinical Manifestation and Management of Amyotrophic Lateral Sclerosis. En T. Araki (Ed.), Amyotrophic Lateral Sclerosis. Exon Publications.