En el cotidiano fluir de nuestras experiencias, la fonofobia emerge como un fenómeno más común de lo que podríamos imaginar. ¿Cómo impactan los sonidos en las personas? ¿Afectan nuestras emociones diarias? A medida que exploramos dicha dinámica, nos sumergiremos en sus matices, desentrañando los hilos que conectan nuestra psicología con el mundo sonoro que nos rodea. Acompáñanos en esta nota para comprender en profundidad de qué trata la fonofobia.

¿De qué hablamos cuando hablamos de fonofobia?

Un ejemplo ilustrativo la fonofobia se manifiesta al presenciar a alguien inflar un globo más allá de su capacidad normal

La fonofobia se caracteriza por el temor irracional a ruidos fuertes, derivando su nombre de las palabras griegas que significan sonido y miedo. De esta manera, surge del temor a que ciertos sonidos, incluso los ambientales normales, puedan dañar el oído o empeorar los síntomas, llevando a esfuerzos por evitar la exposición al sonido. Adicionalmente, cabe destacar que la fonofobia no se asocia a trastornos auditivos específicos.

Aquellas personas afectadas experimentan ansiedad ante sonidos fuertes e inesperados, como el inicio repentino de música después de un periodo de silencio, lo cual provoca sobresaltos normales en otras personas. Sin embargo, la particularidad de la fonofobia radica en que el miedo está constantemente presente, anticipando cualquier posible situación.

Un ejemplo ilustrativo del constante temor se manifiesta al presenciar a alguien inflar un globo más allá de su capacidad normal. Esta situación específica puede generar no solo angustia, sino también desesperación en aquellos que sufren de la fobia, ya que anticipan y temen el sonido que ocurrirá al estallar el globo. Es así que, el nivel de anticipación y ansiedad distingue a la fonofobia de las reacciones normales de sobresalto (Jastreboff y Jastreboff, 2001).

Pero… ¿Cómo puede generar miedo?

En este sentido, la fonofobia está estrechamente relacionada con la interpretación y significado emocional que damos a ciertos sonidos. Dicho miedo se origina en la conexión entre las vías auditivas y la amígdala en el cerebro, donde se procesan las respuestas emocionales.

Normalmente, los sonidos viajan a través de las vías auditivas clásicas, permitiendo que las regiones superiores del sistema nervioso central controlen la información que llega a la amígdala. Sin embargo, en situaciones de fonofobia, las vías no clásicas también están activas, proporcionando una ruta subcortical directa a la amígdala sin la regulación de centros superiores.

Los síntomas de la fonofobia incluyen una respuesta emocional intensa frente a la expectativa de ciertos sonidos

Tal fenómeno implica que ciertos sonidos pueden evocar miedo, incluso si no representan un peligro inminente. La interpretación emocional y la significancia personal de los sonidos pueden desencadenar respuestas de miedo, creando una asociación negativa. Lo anterior, se apoya en estudios de imagenología funcional que muestran una mayor actividad en las estructuras del sistema límbico, que están vinculadas a las respuestas emocionales (Møller, 2011).

Los síntomas más comunes

Estos indicadores no solo impactan en el bienestar físico, sino que también ejercen una influencia significativa en el estado emocional de quienes experimentan fonofobia. La comprensión detallada de los síntomas es esencial para abordar adecuadamente la mencionada condición y diseñar estrategias de tratamiento efectivas. Dentro de los más comunes nos podemos encontrar (Henry et al., 2022).

  • Deseo de escapar: Quienes presentan fonofobia a menudo experimentan un impulso intenso de alejarse o evitar situaciones ruidosas.
  • Miedo intenso a ruidos fuertes: Presencia de un miedo abrumador hacia sonidos fuertes, incluso aquellos considerados normales.
  • Sudoración excesiva: La respuesta fisiológica puede incluir sudoración profusa como resultado del estrés y la ansiedad asociados con la fonofobia.
  • Cambios en el ritmo cardíaco: Con el sistema cardiovascular experimentando alteraciones, en respuesta a la exposición a sonidos temidos.
  • Náuseas o mareos: La fonofobia puede desencadenar síntomas gastrointestinales como náuseas y vértigo, afectando el bienestar físico.
  • Ataques de pánico: Existe la posibilidad de que se produzcan ataques de pánico, caracterizados por síntomas como dificultad para respirar y opresión en el pecho.
  • Desmayos: En algunos casos, la exposición a sonidos fuertes genera respuestas extremas, como desmayos, como una manifestación de la intensidad del miedo.
  • Cambios bruscos de humor después de la exposición: La fonofobia puede influir en el estado emocional general, dando lugar a cambios de humor repentinos y marcados tras la exposición a sonidos temidos.

Fonofobia y migraña: Una estrecha relación

Además, se ha encontrado que las personas con migraña tienen una mayor excitabilidad neuronal en el tronco cerebral, que es la parte del cerebro que controla la audición y el equilibrio. Esta mayor excitabilidad neuronal puede explicar por qué las personas con migraña son más sensibles a los sonidos fuertes y por qué la fonofobia es un síntoma común en ellas (Kalita y Bansal, 2020).

Conclusión

El impacto en la salud mental que implica la fonofobia subraya la necesidad crucial de abordar esta situación desde una perspectiva psicológica. Es así, que la terapia ofrece un espacio para comprender y confrontar los miedos arraigados, así como para desarrollar estrategias que empoderen al individuo en su relación con el entorno sonoro. Más allá de aliviar los síntomas inmediatos, la intervención psicológica busca transformar la experiencia de la fonofobia, proporcionando herramientas para enfrentar los desafíos emocionales asociados.

En resumen, la fonofobia no solo se trata de la aversión a ciertos sonidos; es una vivencia emocional compleja que afecta la calidad de vida. El tratamiento psicológico, al ofrecer apoyo integral, se convierte en un faro de esperanza para quienes enfrentan esta fobia, guiándolos hacia una comprensión profunda y una gestión efectiva de su relación con el mundo sonoro. Si te interesa aprender más acerca de la evaluación y el diagnóstico de las fobias, así como también de su tratamiento con terapia cognitivo conductual, te invitamos a nuestro curso sobre fobias específicas.

Referencias bibliográficas

  • Henry, J. A., Theodoroff, S. M., Edmonds, C. M., Martinez, I., Myers, P. J., Zaugg, T. L. y Goodworth, M. R. (2022). Sound tolerance Conditions (Hyperacusis, misophonia, noise sensitivity, and phonophobia): Definitions and Clinical Management. American Journal of Audiology, 31(3), 513-527. https://doi.org/10.1044/2022_aja-22-00035
  • Jastreboff, M. M. y Jastreboff, P. J. (2001). Components of decreased sound tolerance: hyperacusis, misophonia, phonophobia. ITHS News Lett, 2(5-7), 1-5.
  • Kalita, J. y Bansal, R. (2020). Phonophobia and brainstem excitability in migraine. European Journal of Neuroscience, 53(6), 1988-1997. https://doi.org/10.1111/ejn.15078
  • Møller, A. R. (2011). Misophonia, phonophobia, and “Exploding head” syndrome. En Springer eBooks (pp. 25-27). https://doi.org/10.1007/978-1-60761-145-5_4