En el mundo de las enfermedades neurológicas es difícil poder señalar las consecuencias de cada una de forma exacta y rotunda, pues estas repercuten de manera particular sobre sistemas complejos de redes cerebrales y estructuras del sistema nervioso central (SNC). Una en particular es la malaria cerebral, que constituye un conjunto de signos y síntomas físicos llegando a causar medio millón de muertes, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC; en inglés). Y es que, en muchas ocasiones, genera efectos graves e incluso severos en el SNC. Veamos un poco más.

¿Qué es la malaria cerebral?

Dentro del campo médico se clasifica como una complicación de dicha enfermedad. De hecho, afecta particularmente a los eritrocitos al actuar como parásito. Estos son afectados con sustancias tóxicas como el pigmento de hemozoína, sustancia corrosiva, a lo largo del torrente sanguíneo.

Se observa que, en la malaria cerebral, los parásitos obstruyen vasos sanguíneos importantes en la estructura cerebral logrando inflamar al cerebro.

En casos más graves se ha visto que puede provocar daños severos en la estructura cerebral, hasta inducir el coma. Todo ello, como consecuencia del daño producido en el sistema autónomo, que se caracteriza por su papel de mediador en las respuestas fisiológicas automáticas.

¿Cómo se manifiesta?

Esta enfermedad surge a partir de las picaduras de mosquitos del género Anopheles, que habita en zonas templadas y tropicales. Una vez que se infecta una persona los síntomas tardan en hacerse notar de 7 a 30 días.

La malaria comúnmente se manifiesta a través de escalofríos, fiebre y dolores de cabeza, así como náuseas y vómito. Empero, cuando se complica la enfermedad se presentan alteraciones neuropsiquiátricas. Entre las que se puede encontrar el desarrollo de psicosis, convulsiones y problemas asociados al sueño (Cartagena et al., 2021).

Efectos neurológicos de la malaria cerebral

Hasta la actualidad, no se conocen con exactitud los mecanismos fisiopatológicos de la enfermedad. Sin embargo, existen factores como la obstrucción vascular, que influye mayormente para el desarrollo de eventos isquémicos. Esto último, se debe a la producción de citosinas, pequeñas proteínas que controlan la actividad del sistema inmunitario y células sanguíneas; afectando directamente al cerebro (Rénia et al, 2012).

Efectos de la malaria en el cerebro en pacientes adultos y pediátricos. Se pueden observar diversas micro isquemias señaladas con una flecha roja en la sustancia blanca y subcortical. Imagen obtenida de Jin et al. (2022)

Ahora, al tiempo que se producen citosinas estas infectan la barrera hematoencefálica impidiendo el balance nutrimental de las neuronas, afectando el sistema defensivo cerebral y electroquímico.

Dado que esta última se encarga de permitir o no la entrada de sustancias al SNC, al ser infectada facilitan la entrada de neurotoxinas debido al parásito Plasmodium del mosquito mencionado anteriormente.

Los eventos vasculares de la malaria suelen afectar mayormente a la sustancia blanca del cerebro. Cuando ocurre, es común observar en los pacientes una disminución de la velocidad de procesamiento, un riesgo elevado de desarrollar alzhéimer, demencia y afasia. Así como síntomas de dislexia, apraxia y disfasia.

Manifestaciones clínicas de la malaria

Las manifestaciones clínicas, que puede observarse en niños y adultos, son diferentes, manifestando claros ejemplos neurológicos y neuropsicológicos. Aspectos que se reportan predominantemente por las complicaciones vasculares y neurotóxicas.

En niños, la malaria puede reflejarse en forma de crisis tónico-clónicas en todo el cuerpo, presentando, en ocasiones, crisis similares a la epilepsia. De igual modo, los menores presentan alteraciones de consciencia, con déficits en áreas prefrontales con dominio de juicio, aunque tales alteraciones pueden variar en cada caso.

En ambos grupos puede existir debilidad al hablar, torpeza motora y ejecutiva. Así como alteraciones de memoria, espacio-tiempo y, en algunas ocasiones, desorientación y alucinaciones.

Secuelas post malaria

En la actualidad, los efectos de la malaria a nivel cerebral atienden problemas asociados a la conducta. Particularmente, a los diferentes cambios emocionales. Y es que, en la mayoría de los casos se encuentra una gran desmielinización de las áreas frontales, prefrontales y temporales, así como también parietales.

Malaria cerebral: Efectos neuropsicológicos
Tomografía axial computarizada (TAC) de un paciente de 49 años con malaria cerebral. Predomina una desmielinización en áreas frontales, temporales y parietales, existiendo similitudes con un edema cerebral. Imagen obtenida de Gómez et al. (2014)

Estos cambios que derivan en problemas a nivel neurofisiológico, dan paso a alteraciones propias del ámbito neuropsicológico. Entre las que pueden destacarse:

  • Ataxia cerebelosa: Alteraciones del movimiento muscular y falta de control motor, afectando principalmente a manos y piernas.
  • Acalculia: Trastorno que dificulta la resolución de problemas matemáticos y la resolución de los mismos, imposibilitando realizar operaciones matemáticas.
  • Dislalia: Afectación del habla donde predomina la dificultad para conectar y crear palabras.
  • Convulsiones generalizadas: Crisis de tipo epilépticas, caracterizadas por su intensidad, pérdida de conocimiento, sacudidas involuntarias del cuerpo y rigidez.
  • Psicosis: Este término se emplea para denominar a los trastornos que afectan a la conciencia, perdiendo parcial o totalmente el sentido con la realidad.
  • Afasia: Afectación que deteriora la manera en la que se comunican las personas. Esta, además, influye en la comprensión y escritura del lenguaje oral y escrito.

Las secuelas mencionadas pueden trabajarse con ayuda médica, pero principalmente neuropsicológica, dada la magnitud del daño causado.

Datos importantes…

Resonancia magnetica (RM) donde se muestra la inflamación del encéfalo en alteraciones de la barrera hematoencefálica, tanto en ratones no inmunizados, no supervivientes (A), supervivientes no inmunizados (B) y ratón salvaje inmunizado (C). Estos reportaron alteraciones en zonas del bulbo olfatorio, tronco encefálico y corteza. Imagen obtenida de Jin et al. (2022)

Uno de los principales datos que se sabe a la fecha, según investigaciones con ratones, es que el interferón (sustancia empleada para el tratamiento y combate el cáncer) puede llegar a propiciar malaria cerebral dada la interacción con ciertos receptores del cerebro (Palomo et al., 2013).

Recientemente, se ha corroborado que en niños las secuelas de malaria son graves pese al tratamiento. Esto se debe a las toxinas que, esparcidas en el torrente sanguíneo, generan considerables daños cognitivos.

Sobre todo, en la velocidad de procesamiento e información, causando déficits en adquisición y reproducción de lenguaje, por ejemplo (Albrecht-Schgoer et al., 2022)

Hoy en día, el estudio de la malaria cerebral solo se ha podido investigar exclusivamente en ratones, donde se ha observado el desarrollo de micro edemas en el cerebro. Es en base a dicho paralelismo, a partir del cual se puede explicar el daño que es probable que presente una persona contagiada (Jin et al., 2022).

Conclusión

El desarrollo de una enfermedad como la malaria puede afectar sistemas tan importantes en el cuerpo que, incluso, desembocan en la muerte. Todo ello, como consecuencia, primordialmente, de una afectación de los capilares sanguíneos, zona de irrigación donde astrocitos y microglía son los principales afectados para la protección y nutrición del cerebro. Al no existir un equilibrio adecuado se producen afectaciones en los sistemas químico-eléctricos del SNC, provocando de manera inmediata una alteración desmielinizante que se refleja en el desarrollo de alteraciones cognitivas complejas.

Referencias bibliográficas

  • Albrecht-Schgoer, K., Lackner, P., Schmutzhard, E. y Baier, G. (2022). Cerebral Malaria: Current Clinical and Immunological Aspects. Frontiers in immunology13, 863568. https://doi.org/10.3389/fimmu.2022.863568
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  • Rénia, L., Howland, S. W., Claser, C., Charlotte Gruner, A., Suwanarusk, R., Hui Teo, T., Russell, B. y Ng, L. F. (2012). Cerebral malaria: mysteries at the blood-brain barrier. Virulence, 3(2), 193-201. https://doi.org/10.4161/viru.19013