Mantener relaciones sociales sólidas y significativas y buscar apoyo emocional es crucial en la vida de las personas. Y es que, la soledad es un sentimiento que puede afectar profundamente nuestra salud mental. Asimismo, se ha hallado que la percepción de falta de conexiones sociales puede aumentar el estrés y la ansiedad. Lo anterior, a su vez, se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson. ¿De qué hablamos cuando decimos soledad? ¿Cómo se relacionan la soledad y el párkinson? ¿Qué podemos hacer al respecto?
Soledad, salud mental y… ¿Vejez?
La soledad es una noción compleja que ha adquirido creciente relevancia en los últimos años. Esto se debe, especialmente, al contexto de un aumento rápido de la vejez en el mundo y la creciente sensación de soledad asociado a ello.
En esta línea, estudios realizados en culturas occidentales han señalado que las cohortes del baby boom, a medida que envejecen, muestran una mayor propensión al suicidio en comparación con las cohortes nacidas antes o después. Específicamente, se ha señalado a la soledad como un factor considerable.
Un área de creciente interés
Por tanto, la soledad y su relación con la salud mental son áreas de interés críticas en la investigación. Pues, múltiples investigaciones han demostrado que la soledad está fuertemente asociada con síntomas depresivos y de depresión mayor en personas de la tercera edad.
Así, la percepción de un bajo apoyo social, la disminución de la participación por la baja función física y la percepción de mala salud están catalogadas como factores de riesgo de depresión en dicho grupo poblacional. En contraste, el apoyo social y las conexiones intergeneracionales han mostrado ser factores de bienestar significativos. Lo que sucede no solo en depresión y ansiedad, sino también en la enfermedad de Parkinson (Garg et al., 2023).
¿A qué nos referimos con soledad?
La soledad se define como una angustia que surge ante la percepción de que las necesidades sociales de una persona no se satisfacen en términos de cantidad y calidad. De esta forma, se hace referencia a una sensación autopercibida y subjetiva, que dista de la cantidad efectiva de personas con las que se rodea el sujeto en su día a día. A propósito de ello, no se trata simplemente de aislamiento físico, sino de una experiencia interna relacionada a la satisfacción personal según la compañía deseada.
Por otro lado, aquellas personas con altos niveles de soledad suelen experimentar una insatisfacción con la vida y emociones negativas. Adicionalmente, se ha encontrado que suele ser más prevalente en la tercera edad. En dicha línea, se estima que aproximadamente el 40% de los adultos mayores de 65 años informan sentirse solos en algún momento, y esta sensación tiende a aumentar con la edad (Liu et al., 2016).
Soledad y párkinson: Entendiendo la neurobiología
Varias investigaciones han explorado los mecanismos neurobiológicos que subyacen a la soledad. Así, se ha demostrado que esta está asociada con alteraciones en la estructura y función de diferentes regiones cerebrales. Entre ellas, la corteza prefrontal, ínsula, amígdala, hipocampo y estriado ventral.
Con lo anterior, estudios transcriptómicos en sangre y regiones cerebrales han comenzado a desentrañar algunos de los mecanismos biológicos y moleculares involucrados en la soledad y el aislamiento social.
Por ejemplo, se realizó un análisis transcriptómico de sangre en personas que experimentaron niveles crónicamente elevados de aislamiento social. En él, se identificó la regulación al alza de genes involucrados en la activación inmunológica y la regulación a la baja de genes relacionados con la función de los linfocitos B y la respuesta de interferón tipo I.
Expresiones en el ARN
En contraste con la sangre, también se han realizado análisis de expresión de ARN a nivel genómico en el núcleo accumbens. Región cerebral de interés debido a su participación en el los sistemas de recompensas y el comportamiento social cooperativo.
Los sujetos fueron donantes con sentimientos de soledad crónica, donde se identificaron genes diferencialmente expresados asociados con procesos conductuales, enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, trastornos psicológicos, cáncer y trastornos musculares y esqueléticos. De manera similar, los patrones de expresión génica inducidos por la soledad en la corteza prefrontal dorsolateral también se asociaron con la enfermedad de Alzheimer, trastornos psiquiátricos, disfunción inmunológica y cáncer (Santiago et al., 2023).
Neurodegeneración y soledad
En 2023, Santiago y colaboradores llevaron adelante un análisis de correlación entre distintas expresiones génicas relacionadas a la soledad. Este estudio reveló que las expresiones génicas relacionadas con la soledad se superponen en diversas enfermedades neurodegenerativas. Entre dichos hallazgos, se encontró superposición de ambas variables con el 82% y el 68% de los estudios en humanos sobre la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson, respectivamente, en las bases de datos de expresión génica.
Además se sabe que la expresión génica relacionada con la soledad, BCAM, NECTIN2, NPAS3, RBM38, PELI1, DPP10 y ASGR2, han sido identificados como factores de riesgo genético para la enfermedad de Alzheimer. De manera similar, HLA-DRB5, ALDOA y GPNMB son conocidos como loci genéticos en la enfermedad de Parkinson.
Soledad y párkinson: Un estudio longitudinal
Recientemente, se ha comenzado a estudiar más a fondo la soledad y el párkinson. En un estudio longitudinal publicado en 2023, los participantes que reportaron sentirse solos tuvieron un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Lo anterior se evalúo durante un seguimiento de 15 años con los mismos sujetos de investigación. Así, la soledad se asoció con un mayor riesgo de desarrollar párkinson incluso después de tener en cuenta variables demográficas básicas.
También se tuvo en cuenta otros posibles factores de riesgo, protectores, prodromales o predisponentes. Entre ellos, el aislamiento social, estatus socioeconómico, riesgo genético, tabaquismo, actividad física, diabetes e hipertensión, depresión y haber consultado a un psiquiatra por síntomas de ansiedad o depresión.
La asociación es significativa
Si bien la incidencia del párkinson varía según la edad, sexo y riesgo genético, la asociación entre la soledad y dicha enfermedad fue similar en hombres y mujeres y en diferentes grupos de edad y puntajes de riesgo poligénico. Tal asociación fue específica para la experiencia subjetiva de la soledad y no se observó para la medida objetiva del aislamiento social.
Hasta donde reconocen los investigadores, el anterior es el primer estudio que examina la asociación entre la soledad y el riesgo posterior de párkinson de forma tan específica. No obstante, los hallazgos complementan otras pruebas que sugieren que la soledad es un determinante psicosocial de la salud asociado con un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad.
Por ejemplo, un metaanálisis encontró que la soledad se asociaba con un aumento del 23% en el riesgo de demencia. Ampliando la idea, un estudio del Biobanco del Reino Unido encontró que sentirse solo se asociaba con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer, así como de demencia vascular y frontotemporal (Terracciano et al., 2023).
Conclusión
Lo anteriormente expuesto resalta la necesidad urgente de investigar más a fondo la conexión entre soledad, párkinson y otras enfermedades degenerativas. Y es que, comprender cómo la soledad impacta en el cerebro y aumenta el riesgo de enfermedades es esencial para ayudar a la prevención y promoción de salud. Así, la investigación en el área es crucial para promover un enfoque integral de la salud mental y neurológica. Si te interesa la psicología aplicada a la vejez, te recomendamos nuestro curso en psicogerontología.
Referencias bibliográficas
- Garg, U., Gujral, J., Gandhi, O. H., Dahodwala, N., Goldner, L. J., Hughes, S., Reichwein, S., Zelouf, L. y Aamodt, W. W. (2023). Parkinson’s Pals: A Student-Led Program to Facilitate Intergenerational Connections and Promote Psychosocial Well-Being Among Persons with Parkinson’s Disease. Journal of Parkinson’s disease, 10.3233/JPD-230179. Advance online publication. https://doi.org/10.3233/JPD-230179
- Liu, L., Gou, Z. y Zuo, J. (2016). Social support mediates loneliness and depression in elderly people. Journal of health psychology, 21(5), 750-758. https://doi.org/10.1177/1359105314536941
- Santiago, J. A., Quinn, J. P. y Potashkin, J. A. (2023). Co-Expression Network Analysis Identifies Molecular Determinants of Loneliness Associated with Neuropsychiatric and Neurodegenerative Diseases. International journal of molecular sciences, 24(6), 5909. https://doi.org/10.3390/ijms24065909
- Terracciano, A., Luchetti, M., Karakose, S., Stephan, Y. y Sutin, A. R. (2023). Loneliness and Risk of Parkinson Disease. JAMA neurology, e233382. Advance online publication. https://doi.org/10.1001/jamaneurol.2023.3382