Existe una interesante dicotomía entre la comodidad moderna que disfrutamos en la actualidad, y las condiciones ambientales desafiantes a las que nuestros antepasados estaban expuestos. Algunas investigaciones sugieren que la exposición a estímulos ambientales estresantes puede activar respuestas fisiológicas y psicológicas beneficiosas en el cuerpo humano. En este sentido, sumergirse en agua fría se plantea como un estímulo ambiental que podría desencadenar una serie de respuestas adaptativas que influirían positivamente en el estado de ánimo y la salud mental de las personas. En la siguiente nota buscaremos profundizar en un estudio que investigó cómo la exposición al frío nos puede afectar tanto a nivel fisiológico como psicológico.

¿Qué sabíamos hasta ahora?

Estado de ánimo y agua fria

Antes de comenzar, es importantes marcar una diferencia entre la natación en agua fría y la inmersión en agua fría como estímulo ambiental, ya que la primera puede mejorar el estado de ánimo por el ejercicio físico. Así, surge la necesidad de investigar específicamente los efectos de la inmersión en agua fría para comprender sus beneficios.

En este sentido, los antecedentes de la investigación destacan la tradición histórica de la exposición al frío con fines terapéuticos. En esta misma línea, la inmersión en agua fría (Cold Water Swimming, CWS, en inglés), se ha practicado durante siglos en diversas culturas, asociandose con beneficios para la salud física y mental.

¿De qué forma se realizó la investigación al sumergirse en agua fría?

Como mencionamos anteriormente, el objetivo principal de la investigación fue averiguar cómo el sumergirse en agua fría afectaba el estado de ánimo. Para conseguirlo, se reclutaron estudiantes universitarios aficionados a la natación en aguas abiertas. Tras completar cuestionarios iniciales, se sumergieron en agua fría durante 18 minutos.

Se empleó el Perfil de Estados de Ánimo (Profile of Mood States, POMS, en inglés) para medir los cambios pre y post inmersión. Se utilizó un modelo ANOVA mixto de dos factores. Para así, comparar los efectos del grupo de inmersión con el grupo control y antes y después de nadar.

¿Qué se obtuvo?

Los resultados revelaron una marcada reducción en las subescalas negativas del estado de ánimo del grupo de inmersión en agua fría, con un efecto considerable en comparación con el grupo de control. Estas subescalas negativas corresponden a, por ejemplo, la tensión, ira, depresión, fatiga y confusión.

Efectos positivos en el autoestima

En contraste, las subescalas positivas del estado de ánimo aumentaron significativamente en el grupo que se sumergió en agua fría. Especialmente, en el afecto relacionado con la autoestima. Por otro lado, el grupo de control no mostró cambios significativos en las subescalas del estado de ánimo. Excepto en la depresión, que fue significativamente menor después del estudio.

Y… ¿En cuanto a la ansiedad y el estrés?

Además, se ha demostrado que la exposición al frío puede tener efectos positivos en la reducción de la ansiedad y el estrés. En este sentido, la respuesta del cuerpo al frío puede desencadenar la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, los cuales están asociados con sentimientos de calma y bienestar. En caso de que desees aprender más sobre la ansiedad y sus bases neuropsicológicas, te recomendamos nuestro curso en ansiedad.

¿Sumergirse en agua fría como intervención terapéutica?

En la discusión del estudio se enfatizó que la inmersión en agua fría condujo a mejoras significativas en el estado de ánimo de los participantes. Dado que hubo una disminución notable en el estado de ánimo negativo y un incremento marcado en el estado de ánimo positivo. Lo mencionado sugiere que sumergirse en agua fría podría ser una intervención eficaz para mejorar el estado de ánimo y el bienestar mental.

Además, se destacó la actitud positiva de los voluntarios hacia la experiencia de sumergirse en agua fría. Lo que respalda la idea de su efectividad como herramienta terapéutica. Sin embargo, se señaló la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor los mecanismos subyacentes de dichos efectos. Pues es crucial también considerar factores como la liberación de cortisol y la respuesta al estrés al interpretar los resultados, con el fin de diseñar intervenciones futuras centradas en el estado de ánimo y la salud mental.

La necesidad de futuras investigaciones sobre sumergirse en agua fría

Las limitaciones del estudio incluyen un tamaño de muestra pequeño, lo que dificulta generalizar los resultados. Además, la duración limitada del seguimiento impide evaluar los efectos a largo plazo de la inmersión en agua fría en el estado de ánimo.

Por otro lado, la falta de control sobre factores como la actividad física o el entorno social puede sesgar los resultados. Por último, la evaluación subjetiva del estado de ánimo a través de cuestionarios autoinformados puede estar sujeta a sesgos de percepción por parte de los participantes.

Cosas a tener en cuenta sobre la inmersión en agua fría

Las implicaciones del estudio indican que la inmersión en agua fría puede tener un impacto positivo en el estado de ánimo de las personas. En este sentido, se observaron mejoras significativas en el estado de ánimo positivo y reducciones en el estado de ánimo negativo. Tales resultados son relevantes para el bienestar mental y la salud emocional.

No obstante, se destaca la importancia de investigaciones más detalladas para comprender mejor los mecanismos subyacentes de dichos efectos. Para explorar así, su aplicabilidad en diversos contextos y poblaciones. En otras palabras, se sugiere que la inmersión en agua fría podría ser una intervención efectiva, capaz de mejorar el estado de ánimo y promover el bienestar emocional en individuos jóvenes y sanos.

Referencia bibliográfica

  • Kelly, J. y Bird, E. L. (2021). Improved mood following a single immersion in cold water. Lifestyle Medicine, 3(1). https://doi.org/10.1002/lim2.53