La terapia cognitivo conductual (TCC) ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, en comparación con otras formas de psicoterapia como el psicoanálisis. En esta nota aprenderemos sobre la TCC, sus referentes más conocidos, así como alguna de las técnicas más utilizadas.

¿Qué es la TCC?

La TCC representa un enfoque terapéutico integral utilizado para tratar diversos trastornos mentales. Como tal, busca capacitar al consultante para modificar patrones disfuncionales de pensamientos, emociones y conductas, reemplazándolos por alternativas más adaptativas. 

En particular, este tipo de terapia destaca en el manejo de la depresión al abordar y transformar los procesos cognitivos y conductuales asociados. Por otra parte, se basa en una evaluación exhaustiva de las características biopsicosociales del paciente. Por tanto, la colaboración activa del consultante y su entorno cercano es esencial para implementar eficazmente las intervenciones específicas. 

Los inicios del enfoque: Dos ramas importantes

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Hay que tener en cuenta que la TCC se fundamenta en la terapia conductual tradicional, la primera generación de psicoterapia científicamente validada. De hecho, en primer lugar, se trató de un enfoque basado en las perspectivas de teóricos comportamentales como Skinner y Watson. Pero también existieron muchos otros referentes que contribuyeron a su desarrollo.

Terapia conductual

Por un lado, en Sudáfrica, Joseph Wolpe desarrolló la teoría de la inhibición recíproca, dando paso a la desensibilización sistemática para abordar fobias y ansiedad. Mientras tanto, en el Reino Unido, Hans Eysenck proporcionó una base teórica sólida y criticó duramente al psicoanálisis. Por su parte, en Estados Unidos (EE. UU.), Ogden Lindsley aplicó técnicas operantes en personas con esquizofrenia.

De forma similar, Albert Bandura y Donald Meichenbaum desempeñaron roles destacados. Entre otros, Bandura introdujo conceptos clave como la teoría del aprendizaje social y la autoeficacia; mientras que Meichenbaum identificó el autodiálogo como un control significativo de la conducta, que también probó en personas con esquizofrenia.

Ahora, si bien la terapia conductual gozaba de alto prestigio, a finales de los años 60 ya se sostenía que no era suficiente para explicar todo el comportamiento humano. Particularmente, se argumentaba que esta teoría era incompleta en patologías como la depresión, y fue así como se dio paso a referentes más cognitivos.

¿Cual fue el verdadero origen de la terapia cognitiva conductual?

Se originó en la investigación sobre la depresión liderada por Aaron T. Beck en la Universidad de Pensilvania. En sus inicios, Beck desafió la perspectiva psicoanalítica de la hostilidad dirigida hacia uno mismo como causa de la depresión. Así, sus hallazgos evidenciaron un sesgo negativo en el procesamiento de información de aquellos que tenían depresión.

Este tipo de terapia se desarrolló con el objetivo de aliviar el sufrimiento emocional al identificar, examinar y modificar los patrones de pensamiento desadaptativos. Con lo que, según Beck, emociones y conductas están determinadas por la estructura cognitiva. Por tanto, el cambio terapéutico se logra al corregir las concepciones distorsionadas.

Simultáneamente, Albert Ellis, avanzaba en la terapia cognitiva con la terapia racional emotiva conductual, destacóandola importancia de las creencias irracionales y desarrolló el modelo A-B-C. Argumentando que las consecuencias emocionales se generan a partir de las creencias, no de los eventos (Keegan y Holas, 2009).

Técnicas y terapias utilizadas

Técnicas de exposición

Las técnicas de exposición son esenciales para tratar los trastornos de ansiedad, por ejemplo. Tales intervenciones buscan exponer al individuo al estímulo temido, buscando habituación y extinción de la respuesta de miedo. Así, por un lado, la habituación implica familiarización progresiva con el estímulo fóbico, reduciendo la respuesta con cada exposición; y, simultáneamente, la extinción debilita la respuesta al eliminar los refuerzos o señales que la mantienen.

Estas técnicas ofrecen oportunidades para establecer nuevos aprendizajes en relación con el estímulo temido, siendo fundamentales en tratamientos cognitivo conductuales. Asimismo, su eficacia ha sido ampliamente estudiada y respaldada para tratar trastornos de ansiedad.

Desensibilización sistemática

Como mencionamos anteriormente, la desensibilización sistemática fue una técnica desarrollada por Joseph Wolpe, la cual ha probado ser muy efectiva para tratar fobias. Al respecto, busca reducir la respuesta de ansiedad al generar una respuesta incompatible con la alta activación, típicamente relajación. Así, manteniendo la relajación, se exponen gradualmente estímulos ansiosos en la imaginación, debilitando la conexión entre el estímulo y la ansiedad (contra-condicionamiento).

Esta técnica centra en miedos fóbicos, siendo especialmente eficaz en fobias específicas y ansiedades vinculadas a situaciones concretas. Por ejemplo, es de ayuda para tratar el miedo a procedimientos dolorosos en niños.

Terapia cognitiva

terapia conductual

La terapia cognitiva es un enfoque estructurado y de tiempo limitado que emplea razonamiento deductivo y comprobación de hipótesis. De esta forma, ayuda a identificar y contrastar pensamientos disfuncionales. Pero también se centra en problemas externos relacionados con el malestar de la persona.

En ese sentido, tiene dos objetivos: eliminar síntomas y creencias disfuncionales a corto plazo. A su vez, a largo plazo, busca dotar al consultante de habilidades para corregir distorsiones cognitivas y adoptar actitudes adaptativas.

Autorregistros

Conforman una herramienta clave para recopilar información detallada sobre el estado emocional de la persona a lo largo del tiempo. Como tales, estos registros suelen incluir información sobre situaciones específicas, personas o actividades que desencadenan respuestas emocionales. Para llevarlos a cabo se utilizan escalas para evaluar el malestar. De esa forma, el consultante proporciona una medida cuantitativa de sus emociones en una escala de 0 (muy mal) a 100 (muy bien).

Descubrimiento guiado

Otra técnica muy común es la del descubrimiento guiado. Así, este proceso implica guiar al paciente hacia nuevas perspectivas desafiantes mediante un diálogo socrático. En otras palabras, el terapeuta utiliza preguntas abiertas para explorar las creencias disfuncionales del paciente. Y, como resultado, fomenta su participación activa en el análisis y cuestionamiento de sus pensamientos.

Durante el descubrimiento guiado, se alienta a la persona a examinar la evidencia a favor y en contra de sus pensamientos automáticos. Además, se promueve explorar alternativas de pensamiento en una situación dada y reflexionar sobre las posibles consecuencias de sus patrones cognitivos (Fernández et al., 2012).

Conclusión

Como hemos visto, la TCC destaca como un enfoque clínicamente sólido en psicoterapia. Pues mediante la integración de estrategias cognitivas y conductuales ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de diversos trastornos mentales. Por lo que, a medida que la disciplina avanza, explorar una comprensión más completa de las variables puede enriquecer aún más su aplicabilidad.

Por ejemplo, actualmente, nos encontramos en lo que muchos autores denominan “la tercera ola” en terapia cognitivo conductual. Estas terapias más recientes, aportan innovaciones significativas al campo, enfocándose en la aceptación, la atención plena y la conexión con valores personales. Por último, si te interesa aprender más acerca de la evaluación y el diagnóstico de las fobias, así como también de su tratamiento con terapia cognitivo conductual, te invitamos a nuestro curso sobre fobias específicas.

Referencias bibliográficas

  • Fernández, M. Á. R., García, M. I. D. y Crespo, A. V. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales. Desclée de Brouwer.
  • Fordham, B., Sugavanam, T., Edwards, K., Stallard, P., Howard, R., das Nair, R., Copsey, B., Lee, H., Howick, J., Hemming, K. y Lamb, S. E. (2021). The evidence for cognitive behavioural therapy in any condition, population or context: a meta-review of systematic reviews and panoramic meta-analysis. Psychological medicine51(1), 21-29. https://doi.org/10.1017/S0033291720005292
  • Keegan, E. y Holas, P. (2009). Terapia Cognitivo Comportamental: teoría y práctica. En: R. A. Carlstedt (Ed.), Handbook of Integrative Clinical Psychology and Psychiatry (cap. 22, pp. 605-629). Springer.
  • Puerta Polo, J. V. y Padilla Díaz, D. E. (2011). Terapia cognitiva – conductual (TCC) como tratamiento para la depresion: una revisión del estado del arte. Duazary, 8(2), 251-257.