La depresión se posiciona como uno de los cuadros más prevalentes a nivel mundial y representa un desafío constante para los sistemas de salud. Su impacto va más allá del malestar emocional, afectando el funcionamiento diario, las relaciones sociales y la calidad de vida. Frente a las limitaciones de acceso a tratamientos tradicionales, las intervenciones digitales han comenzado a cobrar protagonismo. En tal contexto, y a través de aplicaciones móviles, se exploran nuevas formas de acompañar a quienes experimentan síntomas depresivos. En esta nota, abordaremos qué tan efectivas son tales herramientas y qué dice la evidencia científica al respecto.
Antes que nada, ¿qué tan frecuente es la depresión?
En concreto, la depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y se asocia con un alto nivel de sufrimiento y limitación en la vida cotidiana. Dicho cuadro, interfiere en el estado de ánimo, la motivación, las funciones cognitivas y las relaciones interpersonales.
Además, tal y como hemos adelantado, representa un importante desafío para los sistemas de salud, especialmente en contextos con recursos limitados. Así pues, su alta prevalencia y recurrencia subrayan la necesidad de estrategias terapéuticas efectivas, accesibles y sostenibles para su abordaje.
Del consultorio a la pantalla
De esta manera, las intervenciones digitales ofrecen nuevas formas de abordar la salud mental. Mediante, principalmente, la utilización de plataformas accesibles y flexibles.
A través de aplicaciones móviles, adaptan enfoques clínicos como la terapia cognitivo-conductual a formatos interactivos. Tales herramientas permiten monitorear síntomas y brindar apoyo emocional, aunque su efectividad depende del diseño, la adherencia y la calidad del contenido.
Un nuevo estudio: Evaluando la eficacia
Si bien las intervenciones digitales muestran un gran potencial, aún persisten dudas sobre su efectividad concreta en el tratamiento de la depresión. Para responder a tales interrogantes, distintos equipos de investigación comenzaron a evaluar de manera sistemática la calidad y los resultados de las herramientas utilizadas. En este contexto, una revisión reciente analizó cómo se están utilizando las aplicaciones móviles en el abordaje de la depresión, qué tipo de abordaje se implementa y qué evidencia existe sobre su impacto clínico.
Investigando el impacto de las aplicaciones en la depresión
El objetivo principal del estudio fue analizar si las aplicaciones móviles que utilizan teléfonos inteligentes, son realmente útiles para tratar la depresión. Para ello, se identificaron estudios publicados entre 2011 y 2021 que evaluaran el uso de intervenciones digitales. Solo se incluyeron investigaciones que aplicaran tratamientos psicológicos usando plataformas digitales en sujetos con síntomas depresivos.
Además, debían ser ensayos clínicos controlados, es decir, comparaciones entre quienes usaban herramientas móviles y quienes no. Tras aplicar todos los criterios de inclusión, solo seleccionaron 8 que cumplían con todos los criterios de calidad y relevancia. Así, buscaron responder una pregunta clave: ¿qué tan efectivas son realmente estas aplicaciones para mejorar el estado de ánimo?
Resultados que hablan por sí solos
Los hallazgos evidenciaron que las aplicaciones móviles son capaces de ayudar a reducir los síntomas de depresión, sobre todo cuando incluyen técnicas validadas como la terapia cognitivo-conductual. En general, los individuos que las utilizaron presentaron mayores avances frente a quienes no.
¿Desempeños distintos?
Sin embargo, no todas las aplicaciones ofrecieron resultados similares. Aquellas que incluían actividades prácticas, seguimiento del estado de ánimo o ejercicios basados en terapia cognitivo-conductual fueron más efectivas.
Además, la participación activa del usuario fue clave: quienes empleaban las aplicaciones con regularidad y se involucraban en sus propuestas mostraban mayores mejoras. En cambio, el uso esporádico o pasivo tendía a tener menos impacto.
Más acerca de los resultados…
Otro aspecto llamativo fue que varias de las aplicaciones resultaron eficaces, incluso cuando se utilizaban sin acompañamiento profesional. Esto sugiere que, si bien no reemplazan la terapia tradicional, es capaz de funcionar como una alternativa útil en contextos donde el acceso a atención psicológica es limitado. Por otra parte, algunas pocas intervenciones lograron mantener efectos positivos a lo largo del tiempo, lo que refuerza su potencial como herramienta de apoyo sostenido en determinados casos.
Limitaciones a tener en cuenta
Referido a las limitaciones de la investigación, es importante destacar que muchos estudios tenían muestras pequeñas o de corta duración. Lo anterior, dificulta la generalización de los hallazgos.
Asimismo, las intervenciones eran muy distintas entre sí: no todas las aplicaciones utilizaban el mismo enfoque ni evaluaban los resultados de la misma manera. En este sentido, la falta de homogeneidad complica la comparación entre estudios e imposibilita el poder sacar conclusiones firmes.
Es un hecho, falta saber más…
Otro punto importante que se señaló, fue la escasa descripción sobre cómo se desarrollaron y validaron las aplicaciones utilizadas. En muchos artículos no quedaba claro si las aplicaciones habían sido creadas con participación de profesionales en salud mental o si seguían lineamientos clínicos establecidos.
Siguiendo esta línea, la falta de transparencia no hace otra cosa que dificultar la evaluación de la calidad de las intervenciones. Así como también la posibilidad de evaluar su potencial de replicación en otros contextos.
Una herramienta con potencial, pero no sin desafíos
En conclusión, las aplicaciones móviles pueden ser una herramienta valiosa en el abordaje de la depresión. Los resultados son alentadores, pero deben interpretarse con cautela. La escasa homogeneidad entre estudios y la falta de seguimiento a largo plazo muestran que aún hay un largo camino por recorrer.
Además, también es necesario revisar con atención su calidad, sostenibilidad y verdadero impacto. Frente a este escenario, surge una pregunta clave: ¿Estamos ante una solución complementaria o ante un nuevo modelo de atención psicológica en construcción?
Referencia bibliográfica
- Hernández-Gómez, A., Valdés-Florido, M. J., Lahera, G. y Andrade-González, N. (2022). Efficacy of Smartphone Apps in Patients With Depressive Disorders: A Systematic Review. Frontiers In Psychiatry, 13. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2022.871966