La evolución de la terapia de esquemas se originó a partir del enfoque cognitivo de Beck. La misma, surge como respuesta a la poca eficacia que tenía la terapia cognitiva clásica con algunas personas. Especialmente, aquellas con trastornos de personalidad. Así, junto a la terapia de esquemas, se desarrolló un modelo teórico guía para el adecuado diagnóstico y tratamiento de dichos sujetos. Dentro de ellos, se incluyó la teorización de los esquemas desadaptativos tempranos, que consisten en patrones de comportamiento rígidos. En esta nota profundizaremos en uno de los esquemas teorizados, el de autosacrificio. ¿De qué trata el esquema de autosacrificio de la terapia de esquemas? ¿Qué lo caracteriza?
La teoría de la terapia de esquemas
Aunque las estrategias cognitivo conductuales han sido eficaces para diversos trastornos del eje I, como los trastornos del estado de ánimo, ansiedad, sexuales, alimentarios, somatoformes y de consumo de sustancias, han sido aplicadas a corto plazo, centradas en la reducción de síntomas y la modificación de pensamientos y esquemas distorsionados. La misma ha significado el éxito para muchos consultantes. No obstante, aquellos con dilemas existenciales, problemas crónicos y trastornos de personalidad a menudo no responden al tratamiento tradicional, subrayando la necesidad de enfoques más integrales.
La característica central de la terapia de esquemas radica en proporcionar a terapeutas y consultantes un marco integrador. El anterior, para entender patrones profundos y autoderrotistas de pensamiento, comportamiento, emociones y relaciones con otros.
Jeffrey Young ha identificado dichos patrones como esquemas desadaptativos tempranos. Los cuales ofrecen una perspectiva única y más comprensiva para abordar las complejidades de los desafíos psicológicos que persisten más allá de los tratamientos tradicionales.
La particularidad de los esquemas
Y es que, algunas personas enfrentan desafíos en el acceso a sus sentimientos, pensamientos e imágenes. Por dicha razón, se dificultan los abordajes terapéuticos más tradicionales, como los que derivan del diálogo socrático. En este sentido, la identificación clara y aislamiento de problemas para el tratamiento no siempre es factible. Por otro lado, la falta de motivación y la dificultad para aprender estrategias de autocontrol son características notables en personas con trastornos de personalidad. Esto ha sido señalado en diversos estudios, siendo, hoy en día, reconocido como una dificultad latente en dichos individuos.
Asimismo, se ha comprobado que establecer una relación de colaboración consultante-terapeuta puede ser complicado. Especialmente, en sujetos con trastornos de personalidad. Dicha dificultad puede influir en la calidad de la relación terapéutica y asignación de tareas. Siendo en la terapia cognitiva conductual un aspecto clave, se añade otra dificultad. De esta forma, es importante reconocer que no todos los patrones conductuales y cognitivos pueden modificarse mediante análisis empírico o discurso lógico (Vílchez, 2009).
El esquema de autosacrificio: ¿Qué significa?
El esquema de autosacrificio se enmarca dentro de la dimensión de focalización en otros. El mismo, implica una dedicación extrema y voluntaria hacia las necesidades de los demás en las situaciones cotidianas.
Quienes adoptan este patrón muestran una tendencia a priorizar constantemente las demandas y deseos de los demás, relegando su propia gratificación personal. Tal comportamiento, aunque puede surgir desde un lugar de generosidad y cuidado, lleva consigo el riesgo de descuidar las propias necesidades y bienestar.
Las personas que se adhieren al esquema de autosacrificio a menudo encuentran su satisfacción y sentido de propósito en servir a los demás. A veces, hasta el punto de descuidar su salud mental y física. Dicho enfoque desmesurado en las necesidades ajenas puede llevar a una sensación de agotamiento emocional y físico. En ocasiones, también a la pérdida de la conexión con las propias metas y deseos. De esta forma, genera un profundo malestar y dificultades diarias (Klosko et al., 2013).
Lo que falla es el equilibrio
A pesar de los beneficios evidentes de brindar apoyo y atención a los demás, es esencial encontrar un equilibrio saludable que también incluya el autocuidado. La falta de atención a las propias necesidades puede generar diversas consecuencias indeseadas. Entre ellas, resentimiento, fatiga y, a largo plazo, afectar negativamente la capacidad de proporcionar un apoyo significativo a los demás. En la búsqueda de relaciones equilibradas y satisfactorias, es crucial reconocer la importancia de atender tanto a los demás como a uno mismo.
El esquema de autosacrificio se alinea con otros patrones de comportamiento. Pues, como se ha mencionado, el autosacrificio se encuentra dentro de la dimensión de focalización en otros. En la misma, también encontramos los esquemas de subyugación y la búsqueda de aprobación/reconocimiento.
La subyugación
En el caso de la subyugación, observamos una entrega excesiva al control de los demás, motivada por una sensación de cohesión. Aquellos que se adhieren a dicho esquema tienden a someterse de manera desproporcionada para evitar posibles consecuencias negativas, como la ira, represalias o el abandono. Tal comportamiento se manifiesta en la subyugación de necesidades y emociones, donde la persona sacrifica sus propias necesidades y emociones en favor de la armonía percibida en las relaciones (Young, 2015).
La orientación a otros es diversa
A su vez, la búsqueda de aprobación y reconocimiento comparte similitudes con el autosacrificio en términos de priorizar las expectativas y opiniones de los demás. Aquí, el sujeto muestra un énfasis excesivo en buscar la aprobación, reconocimiento o atención externa, a menudo a expensas de desarrollar un sentido auténtico y seguro de sí mismo. La autoestima se ve fuertemente influenciada por las reacciones de los demás, lo que puede generar una dependencia emocional poco saludable de la validación externa.
Estos tres esquemas, autosacrificio, subyugación y búsqueda de aprobación, comparten la característica común de centrarse en exceso en las necesidades y expectativas externas. Lo anterior, en detrimento de la satisfacción y desarrollo personales.
Con lo anterior, reconocer y abordar dichos patrones es esencial para fomentar relaciones más equilibradas y promover el bienestar emocional y psicológico. Para ello, la terapia de esquemas ha sido ampliamente estudiada y aceptada como un enfoque efectivo (Young y Klosko, 2001).
Conclusión
Los avances en psicoterapia brindan herramientas para romper con patrones disfuncionales y desadaptativos de pensamiento y comportamiento. De esta forma, fomentando la autoconciencia y autorregulación emocional. Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino un acto valiente que desencadena el proceso de curación y empoderamiento personal. Especialmente, cuando el bienestar personal se encuentra afectado de forma tan profunda.
Referencias bibliográficas
- Klosko, J. S., Young, J. E. y Weishaar, M. E. (2013). Terapia de esquemas: guía práctica. Desclée De Brouwer.
- Vílchez, E. R. (2009). La terapia centrada en esquemas de Jeffrey Young. Avances En Psicología, 17(1), 59-74. http://revistas.unife.edu.pe/index.php/avancesenpsicologia/article/view/1908
- Young, J. E. (2015). Terapia de esquemas. Desclée De Brouwer.
- Young, J. E. y Klosko, J. S. (2001). Reinventa tu vida: Cómo superar las actitudes negativas y sentirse bien de nuevo. Grupo Planeta (GBS).