El uso de drogas inhalables, especialmente entre adolescentes, representa un peligro silencioso pero devastador para el desarrollo cognitivo. Dichas sustancias (de fácil acceso y alta toxicidad), afectan habilidades fundamentales como la memoria, la atención y la coordinación motora fina, según diversos estudios neuropsicológicos. En particular, un estudio reciente se encargó de explorar los efectos de su consumo en la adolescencia, a través de pruebas neuropsicológicas específicas. De este modo, ¿qué factores agravan los efectos de estas drogas? ¿Qué rol juega el entorno social en la resiliencia cognitiva?
Comprendiendo las drogas inhalables y su impacto
El consumo de sustancias inhalables (como disolventes, pegamentos y gases industriales), es un fenómeno que afecta gravemente a la población adolescente. Así, al ser inhaladas, generan efectos psicoactivos temporales pero profundamente dañinos para el sistema nervioso central. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición, Revisión de Texto (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision, DSM-5-TR, en inglés), el uso crónico puede derivar en atrofia cerebral, neuropatías periféricas y lesiones de sustancia blanca, con impactos significativos en habilidades motoras y cognitivas.
Factores que potencian el riesgo
La etapa de la adolescencia se caracteriza por una mayor plasticidad cerebral y vulnerabilidad emocional, lo que facilita el inicio y persistencia del consumo. Es así, que el contexto familiar y la presión social agravan esta problemática.
Mismamente, estudios previos indican que el daño neuropsicológico por inhalantes depende de algo más que solo la frecuencia de uso. También, las condiciones de vida denotan un marcado impacto, exponiendo a los jóvenes a déficits irreversibles en memoria y atención.
Evaluando el daño neuropsicológico: El enfoque del estudio
Una investigación realizada en México, utilizó la prueba de la figura compleja de Rey (Rey Complex Figure, RCF, en inglés) para analizar los efectos del consumo de drogas inhalables en adolescentes. Dicho instrumento neuropsicológico mide la habilidad visoconstructiva y permite evaluar la memoria y la percepción visual en detalle. En consiguiente, la investigación tuvo como objetivo principal identificar déficits cognitivos en jóvenes consumidores y evaluar la sensibilidad de la RCF como herramienta de tamizaje en programas de intervención.
La muestra estuvo compuesta por 22 adolescentes, 10 hombres y 12 mujeres. Todos ellos consumían inhalantes como thinner, cemento y tolueno, al menos dos veces por semana durante seis meses previos al estudio. Además, se aplicaron criterios como la asistencia reciente a la escuela y si vivían con sus familias para asegurar la comparabilidad.
Resultados: Déficits cognitivos y habilidades afectadas
Se evidenció que los jóvenes consumidores de inhalantes presentaron déficits significativos en habilidades visoconstructivas y de memoria. En especial, comparados con la población normativa, tanto hombres como mujeres obtuvieron puntuaciones más bajas en la prueba antes mencionada, sugiriendo alteraciones notables en la coordinación motora fina, la percepción visual y la integración espacial.
Por consiguiente, los déficits presentes indican que el consumo prolongado de drogas inhalables afecta la capacidad de los adolescentes para procesar y organizar información visual, lo cual posee implicaciones directas en su aprendizaje y desarrollo. En contextos cotidianos, la limitación de habilidades como las anteriores pueden reflejarse en dificultades escolares y problemas para realizar tareas que requieren coordinación y concentración.
Errores comunes en la prueba neuropsicológica
Los participantes mostraron una serie de patrones de error recurrentes al realizar la RCF. Más concretamente, el 100 % presentó trazos descoordinados en la copia, y el 90 % replicó estos problemas al dibujar de memoria. A su vez, entre otros errores frecuentes, se observaron rotaciones de 45° en las figuras, omisiones de elementos y desplazamientos perceptuales, tanto dentro como fuera del contexto visual.
En este punto, se evidencia un deterioro de las habilidades visoespaciales y de la capacidad para integrar elementos complejos. Para los afectados, significa que actividades como interpretar mapas, diagramas o realizar tareas manuales complejas resultarían muy desafiantes.
Relación entre entorno social y rendimiento cognitivo
Otro hallazgo crucial fue el vínculo entre las condiciones de vida y el desempeño en las pruebas. Así, los que vivían en entornos familiares más estables obtuvieron mejores puntuaciones, incluso si su consumo era frecuente. En contraste, quienes enfrentaban adversidades significativas, como violencia intrafamiliar o precariedad económica, mostraron mayores déficits cognitivos.
Siguiendo esta línea, se deja en evidencia que el contexto social y familiar puede actuar como un factor protector frente a los daños neuropsicológicos. Sabiendo lo anterior, los ambientes estructurados, con apoyo emocional y acceso a recursos, ayudarían a fortalecer la resiliencia cognitiva, incluso en situaciones de alto riesgo como el consumo de sustancias.
Diferencias de género como impacto desigual
Por otro lado, aunque hombres y mujeres presentaron déficits similares en general, se observaron diferencias notables en función del contexto. De forma más específica, las mujeres provenientes de entornos socioeconómicos vulnerables obtuvieron puntuaciones significativamente menores que los hombres y otras mujeres en condiciones más favorables. El presente hallazgo indicaría una interacción entre el género y los factores sociales en el deterioro cognitivo causado por los inhalantes.
Entonces, se comprende que los enfoques de intervención más específicos que consideren el género y el contexto social de los jóvenes, resultan indispensables. Los mismos aportarían al diseño de programas efectivos que brinden apoyo adaptado a las necesidades particulares de cada grupo.
Limitaciones del estudio
Una de las principales limitaciones fue el tamaño reducido de la muestra, compuesto por solo 22 adolescentes, lo que restringe la generalización de los hallazgos a otras poblaciones o contextos. Además, la naturaleza transversal del estudio no permite establecer si los déficits cognitivos detectados son una causa o consecuencia del consumo de inhalantes.
Adicionalmente, factores como el consumo de otras sustancias psicoactivas y las condiciones psicosociales de los participantes no fueron analizados en profundidad. Las variables mencionadas podrían haber influido en los resultados, destacando la necesidad de futuras investigaciones con diseños más completos y muestras más representativas.
Drogas inhalables: El desafío de proteger a los adolescentes
Como dejó en evidencia el presente estudio, el consumo de inhalantes en adolescentes provoca daños significativos en memoria, habilidades visoespaciales y coordinación motora. No obstante, los descubrimientos asociados con factores protectores nos brindan la oportunidad de integrar enfoques preventivos y terapéuticos más amplios que tengan en cuenta esas dimensiones.
En este punto, el reto será transformar los hallazgos en acciones concretas. ¿Cómo se podrían diseñar programas que fortalezcan tanto las capacidades cognitivas como el entorno social de los jóvenes? Tal vez, resultaría clave para mejorar su calidad de vida. A modo de finalización, para adquirir herramientas necesarias para una valoración similar a la presentada en el artículo de referencia, te invitamos a nuestro curso sobre evaluación neuropsicológica en adultos.
Referencia bibliográfica
- Lara, M. A., Galindo, G., Romero, M., Salvador, J. y Domínguez, M. (2003). La figura compleja de Rey en adolescentes que consumen disolventes inhalables. Salud Mental, 26(6), 17-26.