¿Sabías que la depresión afecta no solo el estado de ánimo, sino también nuestras capacidades cognitivas? Este cuadro, ampliamente estudiado, impacta áreas como la memoria, la atención y la toma de decisiones, presentando variaciones según su tipo clínico. Teniendo esto en cuenta, un análisis reciente publicado en la revista Psychiatry Research, se propuso revelar diferencias clave entre las variantes melancólicas y no melancólicas de la depresión. Con ello en mente, a continuación exploraremos el rendimiento neurocognitivo y profundizaremos en cómo se ve afectado debido a la depresión.
¿Qué entendemos por rendimiento neurocognitivo?
El concepto engloba las capacidades esenciales para procesar información, recordar, concentrarse, comunicarse y tomar decisiones. Las habilidades mencionadas son fundamentales para el funcionamiento diario y la adaptación al entorno. Sin embargo, aquellas personas con depresión presentan un deterioro notable en dichas áreas, siendo el déficit destacable tanto en episodios agudos como en las etapas de remisión.
Depresión melancólica vs. no melancólica
Por su parte, la depresión melancólica se considera una forma más grave y homogénea del trastorno depresivo mayor (TDM). La misma se caracteriza por síntomas específicos como la pérdida de placer, fatiga extrema y ralentización psicomotora.
Pese a ello, se debate si dicho subtipo es una categoría única o simplemente un extremo más severo del continuo depresivo. Por el contrario, la depresión no melancólica es más heterogénea, con variaciones clínicas que afectan su impacto neurocognitivo de manera diferente.
¿Por qué es importante este enfoque?
Comprender cómo los subtipos depresivos afectan las capacidades cognitivas es crucial. Informarse al respecto facilita un diagnóstico más preciso y orienta terapias adaptadas a cada caso específico. Adicionalmente, estudios actuales han analizado estas diferencias, revelando datos clave sobre los perfiles cognitivos de cada subtipo.
¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
Un metanálisis reciente reunió datos de 14 investigaciones para comparar el impacto neurocognitivo entre la depresión melancólica y no melancólica. Así, el análisis incluyó personas diagnosticadas bajo criterios estandarizados, evaluando sus capacidades cognitivas en episodios agudos y tras la remisión. A su vez, las pruebas abarcaron dominios clave como la memoria, atención y velocidad de procesamiento, esenciales para comprender los déficits asociados a cada subtipo.
Para garantizar resultados precisos, los participantes seleccionados tenían entre 18 y 65 años, excluyendo condiciones que pudieran influir en el rendimiento cognitivo, como enfermedades neurológicas o el abuso de sustancias. Consecuentemente, la rigurosa selección permitió poner el foco en cómo las características específicas de cada subtipo depresivo afectan las capacidades mentales.
Resultados: Depresión y rendimiento neurocognitivo
Los hallazgos destacaron que el grupo con depresión melancólica presentó déficits en el rendimiento neurocognitivo más severos en comparación con aquellas con depresión no melancólica. Específicamente, lo anterior se vio reflejado en áreas como la velocidad de procesamiento, atención sostenida y funciones ejecutivas. En consecuencia, las personas con depresión melancólica encontrarían desafíos mayores al llevar a cabo actividades que requieren rapidez mental, como recordar información reciente o adaptarse a cambios en su entorno.
Para poner un ejemplo, imaginemos algo tan común como cambiar de tarea en el trabajo. En el caso de las personas que presentan depresión melancólica, algo tan sencillo puede sentirse abrumador.
Matices cognitivos: Un antes y un después
La investigación también reveló que las diferencias entre subtipos no son triviales. Es así que, aquellos con subtipo melancólico, obtuvieron resultados consistentemente más bajos en pruebas cognitivas específicas. Concretamente, pruebas como el test de Stroop (Stroop Test, en inglés), que evalúa la capacidad de cambiar de enfoque, y el test de trazo continuo (Trail Making Test, TMT, en inglés), que mide la velocidad de procesamiento, destacaron las dificultades de dicho grupo.
Poniéndolo en otras palabras, mientras que alguien con depresión no melancólica sería capaz de completar una tarea de enfoque con relativa facilidad, otra persona con depresión melancólica podría necesitar más tiempo y esfuerzo. Entonces, la carga cognitiva en el último subtipo no solo es mayor, sino que también afecta su funcionalidad diaria.
Pero… ¿Los déficits desaparecen con la remisión?
Otro hallazgo relevante del estudio fue la persistencia de algunos déficits cognitivos en casos con episodios melancólicos, incluso tras la remisión. En particular, se destacaron problemas en la fluidez verbal, reflejados en tareas como nombrar animales o palabras que comiencen con una letra específica.
Por ende, se comprende que las alteraciones cognitivas no siempre desaparecen con la mejoría del estado de ánimo. En términos prácticos, dichas dificultades llegan a manifestarse en situaciones cotidianas, como encontrar las palabras adecuadas en una conversación o recordar listas de tareas.
Un desafío para los tratamientos personalizados
Teniendo lo anterior en cuenta, los investigadores sugieren abordar los déficits con enfoques terapéuticos personalizados, con el fin de optimizar la recuperación funcional de los afectados. Asimismo, estrategias como el entrenamiento cognitivo o uso de herramientas adaptativas podrían ayudar a mitigar los efectos prolongados de los déficits melancólicos. En adición, el estudio deja claro que atender las necesidades específicas de cada subtipo es esencial para lograr una recuperación integral.
Limitaciones
Aunque este metanálisis aporta información valiosa, la limitada cantidad de estudios incluidos, especialmente en etapas de remisión, restringe la generalización de los resultados. Además, la variabilidad en las pruebas neurocognitivas empleadas dificulta una comparación directa y precisa entre los distintos hallazgos.
Otro aspecto importante es que muchos participantes se encontraban en tratamiento farmacológico con antidepresivos, lo que podría influir en los déficits cognitivos observados. Entonces, futuros estudios con muestras libres de medicación y un enfoque en áreas como la cognición social, enriquecerían la comprensión de los subtipos.
Hacia una mayor comprensión de los subtipos depresivos
En definitiva, sabemos que la depresión melancólica implica más que solo una mayor severidad emocional; también abarca un impacto más profundo y duradero en el rendimiento neurocognitivo. Es así que aspectos como la velocidad de procesamiento, la memoria y la atención enfrentan desafíos significativos, incluso tras la remisión, lo que refuerza la necesidad de estrategias terapéuticas personalizadas.
Sabiendo esto, ¿cómo podemos desarrollar intervenciones que aborden los síntomas emocionales, a la par con los déficits cognitivos persistentes? Explorar dichas posibilidades, tal vez resulte clave en el tratamiento futuro para esta patología. Finalmente, para adquirir herramientas necesarias en una valoración de estas características, te invitamos a nuestro curso sobre evaluación neuropsicológica en adultos.
Referencia bibliográfica
- Valerio, M. P., Szmulewicz, A. G., Lomastro, J. y Martino, D. J. (2021). Neurocognitive performance in melancholic and non-melancholic major depressive disorder: A meta-analysis of comparative studies. Psychiatry Research, 303, 114078. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2021.114078