Actualmente, cada vez más personas experimentan síntomas depresivos y trastornos del sueño. Los mismos suelen darse de forma asociada, impactando en el funcionamiento diario y la calidad de vida. En este sentido, durante la edad reproductiva, tanto los problemas de sueño como la depresión son casi dos veces más frecuentes en mujeres. A su vez, tales síntomas parecen aumentar en etapas donde las hormonas sexuales varían, como por ejemplo en la pubertad o menopausia. Por tal motivo, surge un nuevo artículo cuya intención fue sistematizar los estudios que investigaron dicha relación. A continuación, profundizaremos sobre los efectos de las hormonas sexuales en los trastornos del sueño y síntomas depresivos.
La depresión y su relación con el sueño
La depresión y los trastornos del sueño suelen darse de manera entrelazada. Tanto el insomnio, la dificultad para conciliar el sueño y el despertar durante la noche, son síntomas comunes en los diagnósticos de este cuadro.
A su vez, una mala calidad del sueño o una duración del mismo muy larga podría posicionarse como un factor de riesgo en episodios depresivos. De esta forma, se han descrito diferencias en la fisiología del sueño entre personas con depresión y grupos controles mediante mediciones de electroencefalograma (EEG).
Existen diferencias
La diferencia sexual en el riesgo de problemas de sueño y depresión es ampliamente conocida. Las mujeres tienen 1,5 veces más probabilidades que los hombres de sufrir insomnio y casi dos veces más probabilidades de sufrir depresión. No obstante, según mediciones de EEG, las mujeres experimentan un descanso más profundo en comparación a los hombres, lo que resulta por lo menos, curioso.
Investigando las hormonas sexuales y la depresión
Con el objetivo de analizar qué relación mantienen las hormonas sexuales y los síntomas depresivos, los autores llevaron a cabo una revisión sistemática. Para ello, se realizó una búsqueda exhaustiva de la información publicada hasta diciembre del 2020 en varios repositorios. Luego, evaluaron la información obtenida a través de las directrices de los elementos preferenciales para informar sobre revisiones sistemáticas y metanálisis (Preferred Reporting Items for Systematic reviews and Meta-Analyses, PRISMA, en inglés). Ahora bien, ¿qué resultados obtuvieron?
El impacto de las hormonas sexuales
Antes que nada, entre hombres y mujeres existe una variable fundamental en lo que respecta a la edad reproductiva: la diferencia en el nivel de las hormonas sexuales tales como la testosterona, el estrógeno y la progesterona. Por otro lado, se destaca que la prevalencia de las mujeres en el insomnio y la depresión, aparece recién a partir de la pubertad. En relación a ambas cuestiones, surge la necesidad de preguntarse si las hormonas sexuales femeninas y sus fluctuaciones podrían impactar en la prevalencia de la depresión.
Síndrome premenstrual: ¿Algo que ver?
Otro aspecto que relaciona a las hormonas sexuales femeninas y al estado de ánimo es el síndrome premenstrual (SPM). En lo que respecta a este cuadro, se estima que el 48 % de las mujeres reportan estado de ánimo deprimido y fatiga en la semana anterior al inicio de la menstruación.
A su vez, entre el 13% al 18% de las mujeres presenta anhedonia severa, labilidad y/o ansiedad. La gravedad de los síntomas, cumple con los criterios del trastorno disfórico premenstrual, clasificado por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés).
Anticonceptivos hormonales
En relación a los anticonceptivos orales (AO), los autores aportan que estos se asocian de manera frecuente con un estado de ánimo deprimido. No obstante, dado que los AO suprimen las hormonas endógenas mediante la administración de hormonas exógenas, no se ha determinado aún si los efectos secundarios son causados por cambios hormonales exógenos o endógenos.
Menopausia: Cuando las hormonas disminuyen
Durante este período, las hormonas sexuales fluctúan y eventualmente disminuyen, llevando a que los problemas en el sueño sean sumamente frecuentes. A menudo, se reportan acompañados de estado de ánimo deprimido.
En algunos casos, la administración de estrógenos contrarresta los síntomas depresivos y los problemas de sueño disminuyen. Así, relacionándolo a lo dicho, surge la hipótesis de que los cambios relativos en los niveles de estrógeno o progesterona parecen coincidir con un aumento de los síntomas depresivos y los problemas del sueño.
Pero… ¿Qué pasa en las hormonas masculinas?
En el caso de los hombres, los niveles bajos de testosterona se asocian con problemas de sueño y con la presencia de síntomas de depresión. Al mismo tiempo, los niveles de testosterona pueden disminuir como resultado de un sueño más corto o fragmentado. Esto último, debido a una secreción nocturna alterada de dicha hormona. Aquí, se destacan estudios con roedores que revelan que la administración de testosterona reduce los síntomas similares a los de la depresión, así como también aumentan la duración del sueño.
Nuevos hallazgos: Hormonas sexuales y depresión
La revisión sobre las asociaciones entre hormonas sexuales, problemas de sueño y depresión reveló hallazgos significativos en cuanto a la interacción de dichos factores. Por ejemplo, se encontró que las hormonas sexuales endógenas impactan en la duración, calidad y fisiología del sueño. A su vez, se identificó que niveles más altos de estrógeno tienen un efecto protector contra los problemas de sueño reportados.
Con respecto a las hormonas exógenas, mostraron efectos negativos en la calidad del sueño y un aumento de síntomas depresivos. No obstante, los resultados sugieren que no todas las mujeres pueden ser igualmente vulnerables a los efectos de las intervenciones hormonales.
A tener en consideración…
Con respecto a la investigación, los autores resaltan ciertas limitaciones y miradas futuras que debemos tener en cuenta. Por un lado, mencionan que se encontraron pocas investigaciones que evalúen los efectos de intervenciones con hormonas sexuales exógenas. Por otro, la falta de estudios prospectivos que evalúan los efectos a corto plazo de los cambios hormonales en el sueño y el estado de ánimo.
Entonces, ¿influyen las hormonas en la depresión y el sueño?
A modo de conclusión, estudios recientes destacan el posible impacto de las hormonas sexuales en los síntomas depresivos, así como también en los trastornos del sueño. Dado que las hormonas sexuales femeninas son ampliamente fluctuantes, es importante considerar tales variaciones en el abordaje y la prevención de los síntomas depresivos. Más aún en relación a la gran prevalencia de la depresión en mujeres con respecto a los hombres.
Gracias a estos nuevos estudios, podemos comprender más a fondo el aspecto biológico de la depresión y los trastornos del sueño, entendiendo que la misma se da en un entramado de aspectos múltiples. En este sentido, se resalta la importancia de abordar las lagunas existentes en el campo de la neuroendocrinología y psiquiatría, poniendo en la agenda el estudio del sistema endocrino femenino y su relación con el cerebro.
Referencia bibliográfica
- Morssinkhof, M. W. L., van Wylick, D. W., Priester-Vink, S., van der Werf, Y. D., den Heijer, M., van den Heuvel, O. A. y Broekman, B. F. P. (2020). Associations between sex hormones, sleep problems and depression: A systematic review. Neuroscience and biobehavioral reviews, 118, 669-680. Doi: 10.1016/j.neubiorev.2020.08.006