El lóbulo parietal es una región crucial del cerebro ubicada en la parte superior y posterior de la corteza cerebral. Dicha región, desempeña un papel esencial en la integración sensorial y la percepción espacial. De este modo, nos permite procesar y comprender la información táctil, coordinar movimientos y orientarnos en nuestro entorno. Asimismo, interviene en funciones cognitivas superiores como la atención, el lenguaje y el cálculo. Por ello, comprender el lóbulo parietal es esencial para desentrañar cómo nuestro cerebro interpreta y responde al mundo que nos rodea. En esta nota, exploraremos cómo se compone el lóbulo parietal y cuáles son sus funciones en el cerebro humano.

Anatomía del lóbulo parietal

Lóbulo parietal, integración sensorial

El parietal es uno de los seis lóbulos del cerebro humano. Se encuentra en la parte superior, entre el frontal y el occipital, y por encima del lóbulo temporal. Anatómicamente, se divide en dos partes principales: anterior y posterior.

En primer lugar, el lóbulo parietal anterior, se localiza justo detrás de la cisura de Rolando. Esta sección contiene el área somatosensorial primaria, responsable de la percepción del tacto, la temperatura, el dolor y la posición del cuerpo. De esta forma se constituye como la zona principal en lo que respecta a la recepción y procesamiento de la información sensorial táctil.

En segundo lugar, el lóbulo parietal posterior, se subdivide en dos áreas principales: superior e inferior. El área superior se ve implicada en la integración de la información sensorial para formar una representación coherente del espacio y la atención espacial. En cambio, la inferior se encuentra involucrada en funciones complejas como el lenguaje, la percepción, la manipulación de objetos y el razonamiento matemático (Paulsen et al., 2018).

Principales surcos y giros del lóbulo parietal

Los surcos y giros cerebrales son estructuras esenciales en la organización y funcionamiento del cerebro. Los surcos, también conocidos como fisuras, son hendiduras o pliegues profundos en la superficie del cerebro que separan las distintas áreas corticales. Por otro lado los giros, son las elevaciones o pliegues entre los surcos. En conjunto, ambos aumentan la superficie cortical disponible dentro del cráneo, permitiendo una mayor capacidad para funciones cognitivas y sensoriales complejas. En el lóbulo parietal podemos encontrar los siguientes:

  • Surco Intraparietal: Divide el lóbulo parietal superior del inferior y está implicado en la coordinación ojo-mano y la atención visual.
  • Giro Supramarginal: Asociado con el procesamiento del lenguaje y la percepción de las emociones en el lenguaje hablado.
  • Giro Angular: Involucrado en el procesamiento del lenguaje, la aritmética, y la cognición espacial (Lemercier et al., 2014).

Entonces… ¿Cuáles son sus funciones?

Lóbulo parietal, integración sensorial

El lóbulo parietal se ve involucrado en múltiples funciones. En primer lugar, si bien no es su función principal, contribuye en la planificación y coordinación de movimientos complejos, especialmente aquellos que requieren una integración sensorial-motora precisa.

En segundo lugar, es esencial para dirigir la atención hacia estímulos visuales y espaciales específicos. Como se mencionó anteriormente, también es importante en lo que refiere a la comprensión del lenguaje hablado y escrito, así como para la percepción de las emociones en el lenguaje. Además, interviene simultáneamente en el razonamiento matemático y las habilidades de cálculo, participando en tareas de razonamiento lógico y abstracción. A continuación, profundizaremos un poco más en las funcionalidad principales de este lóbulo.

Integración sensorial

El lóbulo parietal desempeña un papel fundamental en la integración sensorial, la cual da cuenta de un proceso esencial para crear una percepción coherente y unificada del mundo que nos rodea. Tal integración se refiere a la capacidad de nuestro cerebro para combinar la información sensorial de diferentes modalidades (tacto, vista, oído, etc.) y áreas del cuerpo, permitiendo una comprensión global y coordinada de nuestro entorno.

Percepción espacial

Por otro lado, mencionaremos una de las funciones más importantes, la percepción espacial. La misma refiere a la capacidad de comprender dónde se encuentran los objetos en el espacio y cómo se relacionan entre sí y con nuestro propio cuerpo. De este modo, incluye la capacidad de juzgar distancias, tamaños y formas. En tal sentido, es a su vez fundamental para la capacidad de guiar los movimientos de la mano en función de lo que vemos, es decir, la coordinación ojo-mano.

Finalmente, el lóbulo parietal también está involucrado en la atención espacial, la capacidad de enfocar la atención en partes específicas del entorno. Dicha función es importante en tareas que requieren concentración en estímulos específicos mientras se ignoran otros. Un claro ejemplo es al conducir un automóvil. Allí, necesitamos enfocarnos en la carretera y en otros vehículos mientras ignoramos distracciones menos relevantes.

¿Qué pasa si hay lesiones en esta región?

Las manifestaciones clínicas de las afecciones que comprometen al lóbulo parietal son sumamente variables. En ciertos casos los síntomas son bien definidos, pero en otras oportunidades se presentan con mayor complejidad. No obstante, ya habiendo aclarado las funciones en las que incide, podríamos deducir que cuándo este se ve afectado lo mismo sucede con la precepción espacial e integración sensorial. Si bien esto suele resultar claro, muchas veces no es tan simple de visualizar. Por ello, explicaremos a continuación lo síntomas que se presentan con frecuencia en un paciente con el lóbulo parietal dañado.

En primer lugar, pueden haber consecuencias en el área sensorial tales como: ausencia de sensibilidad superficial, dificultad en el reconocimiento y recuerdo de la forma o incluso dificultad para reconocer objetos por su textura y peso. En segundo lugar, existe la posibilidad de darse una incapacidad de reconocer estímulos por medio de la vista, a pesar de conservar la visión. A esto le llamamos agnosia visual.

Por último, en lo que respecta a funciones motoras y percepción, los síntomas se manifiestan en parestesias, déficit en la orientación espacial, desconocimiento de la mitad de su cuerpo o entorno e incapacidad para mantener una misma postura. Todos estos síntomas suelen verse acompañados de anosognosia, es decir, no ser consciente de los mismos (Gómez Ferrero, 2023).

Pero, ¿es posible recuperar las funciones?

Las estrategias de recuperación son múltiples, pudiendo dividirse en dos grupos. Las técnicas top-down consisten en que el terapeuta da indicaciones al paciente de forma continuada acerca de su conducta inestable y errónea, lo que requiere del esfuerzo consciente del paciente. La práctica mental del movimiento o la rehabilitación de la memoria espacial son ejemplos de este tipo de técnicas.

Luego, en las técnicas bottom-up, no se requiere la participación consciente del paciente, sino que se hace por medio de dispositivos externos que obligan y propician la percepción del paciente del lado contra lesional y así consiguen la reorganización neuronal. Algunos ejemplos de ellas son la activación del miembro, o la terapia del espejo (Gómez Ferrero, 2023).

Conclusión

A modo de síntesis, el lóbulo parietal es una región fundamental que desempeña múltiples roles esenciales, desde la integración sensorial y la percepción espacial hasta la atención y el razonamiento matemático. Un dato curioso es que el lóbulo parietal está a su vez implicado en la manipulación mental de números y conceptos espaciales. Esto, nos permite visualizar en nuestra mente objetos y distancias sin necesidad de verlos físicamente.

Comprender esta área del cerebro no solo nos ayuda a entender su funcionamiento, sino también a abordar de manera más efectiva las estrategias de rehabilitación tras lesiones parietales. Subrayando así la capacidad de nuestro sistema nervioso para reorganizarse y adaptarse. Para adquirir herramientas necesarias en una valoración de estas características, te invitamos a nuestro curso en evaluación neuropsicológica.

Referencias bibliográficas:

  • Gómez Ferrero, J. (2023). Neurorrehabilitación funcional de miembro superior tras ictus en lóbulo parietal derecho. Revisión. Revista Terapia Ocupacional Galicia20(1), 77-89. Doi: S1885-527X2023000100011
  • Lemercier P., Paz Maya S., Camacho Alcazar J. L., Montoya Filardi A., García Marcos R. y Leiva Salinas C. (2014). Anatomía cerebral : surcos y giros. SERAM, S-1085. Doi: 10.1594/seram2014/S-1085
  • Paulsen F. y Waschke J. (2018)Sobotta. Atlas de anatomía humana. Elsevier Health Sciences.