¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando sentimos empatía por un amigo o experimentamos culpa después de una discusión? La neurociencia de los sentimientos sociales ofrece un enfoque interesante hacia los procesos cerebrales que abarcan nuestras interacciones cotidianas. Este campo estudia cómo las conexiones neuronales y las hormonas influyen en nuestras emociones y comportamientos en contextos de relacionamiento interpersonal. A continuación, se profundizará en las regiones del cerebro implicadas en los sentimientos sociales y los mecanismos biológicos que facilitan nuestras relaciones.
¿En qué consisten los sentimientos sociales?
Los sentimientos sociales son experiencias subjetivas que surgen de la interacción con otros o de la rememoración de comportamientos, pensamientos e intenciones ajenas. A diferencia de las emociones, que son respuestas inmediatas y específicas a estímulos, dichos sentimientos implican aspectos cognitivos, afectivos y relacionales más profundos. En este sentido, suelen requerir una reflexión y evaluación consciente de las emociones experimentadas.
¿Cómo se clasifican?
Los sentimientos pueden dividirse en diversos subtipos. Entre las categorías existentes podemos encontrar los afiliativos, que son fundamentales en el desarrollo de las relaciones interpersonales. De este modo, resultan esenciales para la formación de vínculos y para el apego humano. Además, estos sentimientos contribuyen al bienestar emocional y al sentido de pertenencia en la sociedad, promoviendo la cohesión y el apoyo mutuo entre individuos.
Por otra parte, los sentimientos prosociales se relacionan con interacciones positivas que promueven la cooperación, la empatía y gratitud, facilitando la cohesión social. En contraste a estos últimos, los sentimientos de aversión social son aquellos que pueden causar tensiones en el relacionamiento con personas o grupos, como el odio y el disgusto.
Sentimientos sociales y morales: ¿Qué diferencia hay?
Además, los sentimientos morales son un subgrupo dentro de los sentimientos sociales que están específicamente relacionados con nuestras evaluaciones de lo correcto y lo incorrecto. Estos sentimientos, como la culpa y la vergüenza, nos ayudan a regular el comportamiento en función de normas éticas. Ahora, aunque todos los sentimientos morales son sociales, no todos los sentimientos sociales son morales, ya que los primeros requieren una evaluación de comportamientos en términos de bien y mal.
Áreas del cerebro implicadas en los sentimientos sociales
Las investigaciones neurocientíficas sobre sentimientos sociales lograron identificar varias áreas cerebrales clave que participan en su procesamiento. Y cada una de ellas tiene un rol específico en la gestión y expresión de emociones en contextos sociales. Algunas de las más importantes son las siguientes:
- Ínsula: Importante para la auto-consciencia emocional y la percepción de emociones en los demás.
- Tálamo: Actúa como una estación de relevo para la información sensorial y motora, ayudando a integrar y transmitir información emocional y social.
- Surco temporal superior: Relacionado con la percepción y el procesamiento de estímulos sociales como las miradas y gestos faciales
- Corteza prefrontal: Involucrada en la regulación de comportamientos sociales y toma de decisiones morales.
- Corteza cingulada anterior: Participa en la experiencia del dolor social y la empatía.
- Hipocampo: Ayuda a formar y recuperar memorias sociales, recordando información relevante sobre personas y experiencias compartidas.
- Amígdala: Procesa respuestas emocionales básicas como el miedo y la agresión, siendo crucial para la memoria emocional.
Neurotransmisores e interacción social
Los sentimientos sociales no solo dependen de estructuras cerebrales específicas, sino también de complejas redes neuronales y sistemas de neurotransmisores. Entre estos, la oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor, es importante para la formación de lazos sociales. Diversos estudios han demostrado que niveles elevados están asociados con conductas de apego y confianza, favoreciendo la afiliación y la conexión emocional.
Además, la serotonina y la dopamina también son cruciales en dicho proceso. La primera regula el estado de ánimo y está implicada en la sensación de bienestar, mientras que la segunda, asociada al sistema de recompensa, influye en la motivación y el placer derivados de las interacciones sociales. Por otro lado, la vasopresina, contribuye a la formación de vínculos y comportamientos parentales, destacando su papel en la cohesión social y el cuidado hacia los demás.
Un estudio sobre el cerebro y los sentimientos sociales
Un metaanálisis reciente se propuso identificar las redes neuronales asociadas con sentimientos sociales. Su objetivo fue entender mejor qué áreas del cerebro están involucradas en diferentes tipos de procesos mentales relacionados con emociones y cognición social. Para esta investigación, se analizaron los datos de activación cerebral de más de 14.000 estudios mediante el uso de Neurosynth, una herramienta que permite realizar metaanálisis cuantitativos de estudios de neuroimagen.
Hallazgos importantes: Funciones calientes y frías
El estudio reveló que diferentes zonas del cerebro se activan en relación con funciones sociales y emocionales, distinguiendo entre calientes y frías. Las funciones calientes, relacionadas con las reacciones afectivas (como el estrés y la empatía), fueron asociadas con regiones como la corteza frontomediana y la corteza cingulada anterior, que ayudan a regular nuestras emociones y tomar decisiones. A su vez, también se relacionaron con la ínsula y la amígdala, estructuras cruciales para percibir y procesar emociones. Además, la glándula pituitaria (implicada en la secreción de hormonas como la oxitocina y la vasopresina) también demostró una importante participación en este tipo de funciones.
Por otro lado, las funciones frías (relacionadas con el pensamiento y el razonamiento, como la moral, la cognición social y la teoría de la mente) implican entender y procesar información sobre el comportamiento y las intenciones de los demás.
Las áreas clave para tales funciones incluyeron la unión temporo-parietal y el polo temporal, que ayudan a comprender los estados mentales de otras personas. Por otra parte, se encontró que regiones como la amígdala y el precúneo pueden participar en ambos tipos de funciones. De este modo, el estudio mostró que el cerebro utiliza diferentes redes neuronales para manejar emociones intensas y procesar información social de manera más racional y reflexiva.
Algunas limitaciones a destacar
Sin embargo, los autores nos advierten de la existencia de algunas limitaciones. Por ejemplo, la calidad de algunos estudios podrían no cumplir con ciertos criterios estrictos de inclusión y exclusión, lo cual afectaría la calidad de los datos. Además, la herramienta Neurosynth no cubre todas las revistas científicas, por lo que existiría la posibilidad de que exista un sesgo en este sentido. Finalmente, también hay una limitación en la resolución espacial de los métodos de imagen utilizados, lo que puede haber dificultado la detección de estructuras cerebrales más pequeñas.
Hacia una mayor comprensión de la interacción social
Los avances en la neurociencia de los sentimientos sociales no solo nos ayudan a entender mejor nuestras interacciones cotidianas, sino que también tienen implicaciones prácticas significativas. Por ejemplo, pueden ayudar en el desarrollo de intervenciones para mejorar las habilidades sociales en personas con trastorno del espectro autista (TEA) o para tratar afecciones de salud mental relacionados con la disfunción social.
Al final, comprender cómo los sentimientos sociales se manifiestan en el cerebro y de qué manera moldean nuestras vidas, no solo nos proporciona una visión más profunda de nuestra naturaleza humana, sino que también nos ofrece herramientas para construir sociedades más empáticas y cohesionadas. Si quieres profundizar en la relación entre la neurociencia y el aprendizaje, te recomendamos nuestro curso en neuroeducación.
Referencia bibliográfica
- Eslinger, P., Anders, S., Ballarini, T., Boutros, S., Krach, S., Mayer, A. V., Moll, J., Newton, T. L., Schroeter, M. L., Oliveira, R., Raber, J., Sullivan, G. B., Swain, J. E., Lowe, L. y Zahn, R. (2021). The neuroscience of social feelings: Mechanisms of adaptive social functioning. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 128, 592-620. Doi: 10.1016/j.neubiorev.2021.05.028