El perfil previamente denominado síndrome de Asperger forma parte del espectro autista, antes clasificado dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. Se caracteriza por patrones de comportamiento repetitivos, intereses específicos y particularidades en la comunicación social, como dificultades en la comprensión de normas implícitas y el lenguaje pragmático. El tratamiento es individualizado e incluye enfoques farmacológicos para síntomas asociados como ansiedad o hiperactividad, y terapias no farmacológicas centradas en la regulación emocional, la atención conjunta y la comprensión social, favoreciendo el desarrollo de habilidades adaptativas. ¿Cuáles son los tratamientos utilizados?
Inciso
Antes de nada, el término síndrome de Asperger ya no se emplea oficialmente como un diagnóstico independiente, siendo reemplazado por el TEA en sistemas de clasificación. Ahora, algunos profesionales y personas continúan utilizando el término, entre otras cosas, porque pueden estar más familiarizados con este término debido a su uso previo y a su historia en la literatura médica y popular.
El retraso en el diagnóstico del llamado síndrome de Asperger

Volvamos al tema. Aunque los signos y síntomas pueden aparecer en los primeros años de vida, en muchos casos pasan desapercibidos, especialmente cuando las manifestaciones son sutiles o no interfieren de manera evidente en el desarrollo temprano.
¿Por qué puede ocurrir esto? Se debe a que, en comparación con otros perfiles dentro del espectro, estas personas suelen presentar un desarrollo temprano del lenguaje sin retrasos significativos, hablan con fluidez y no muestran dificultades de aprendizaje marcadas. Sin embargo, pueden presentar desafíos en la comprensión de normas sociales implícitas, la flexibilidad en la interacción y la interpretación de la expresión emocional de los demás, lo que con frecuencia se hace más evidente en la adolescencia o en situaciones sociales complejas (Fulanete et al., 2022).
A grandes rasgos…
Es fundamental la atención temprana cuando se manifiestan síntomas en los primeros años de vida. En dicha etapa de desarrollo del niño, una actuación precoz que compense sus diversas expresiones se vuelve imprescindible para un mejor pronóstico.
Con esto, el tratamiento debe adaptarse a la situación de cada persona y ser multimodal. Por su parte, y de requerirse, también abarcarlo desde una perspectiva psicoeducativa y psicofarmacológica (si se requiere), teniendo en cuenta las necesidades e intereses de la persona (Fernández Jaén et al., 2007).
¿Qué debe tener el tratamiento idóneo?
Según los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health, NIH, en inglés) un programa eficaz de tratamiento tendría que incluir:
- Capacitación en las habilidades sociales
- Terapia conductual cognitiva
- Actividad ocupacional o física
- Terapia especializada del habla / lenguaje
- Capacitación y apoyo para padres
- Medicamentos para enfermedades coexistentes como depresión y ansiedad (en caso de requerirse)

Terapias farmacológicas
Algunos medicamentos pueden aliviar síntomas como la irritabilidad, depresión, agresión, ansiedad o hiperactividad. Esto abre la puerta para que el trabajo de habilidades sea más efectivo.
Ahora, el impacto de la medicación no es uniforme en todos los casos, y su eficacia depende de factores individuales como el perfil neurobiológico, la presencia de comorbilidades y la calidad del entorno de apoyo. Dicho esto, se pueden encontrar:
- Risperidona: Como antipsicótico de segunda generación para tratar la irritabilidad relacionada con el autismo.
- Aripiprazol: Droga psicotrópica que también se utiliza para tratar la irritabilidad en los niños.
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): Medicamentos que incluyen sertralina, fluoxetina y citalopram, utilizados para reducir los comportamientos repetitivos.
Terapias no farmacológicas
- Terapia cognitivo conductual: Se ocupa de los déficits cognitivos y las distorsiones subyacentes a muchos problemas sociales y de comunicación.
- Terapia del lenguaje y del habla: Centradas principalmente en la pronunciación y el desarrollo del vocabulario activo o pasivo, así como en el nivel fonético-fonológico del lenguaje.
- Habilidades de aprendizaje y escritura: El desarrollo de estrategias autorreguladas se está utilizando actualmente para tratar a niños con dificultades educativas/de aprendizaje. Les enseña cómo escribir, editar, planificar, revisar y monitorear sus propias actividades.
- Entrenamiento en habilidades sociales: Brinda educación cara a cara sobre habilidades de comunicación, compañerismo y resolución de problemas. Es el principal enfoque de la mayoría de los programas de intervención para las personas con ásperger.
- Terapias ocupacionales: Proporcionan una base para las intervenciones en la interacción social, la educación y el juego (Motlani et al., 2020).
Estrategias para convivir con el síndrome de Asperger
Aunque cada persona tiene características diferentes, así como fortalezas y debilidades distintas, existe una serie de estrategias para poder empatizar. Por ello, algunas estrategias generales son:

- Las personas con esta condición tienen dificultades a la hora de interpretar el lenguaje, de este modo, deben evitarse conceptos abstractos, chistes, modismos o palabras con doble sentido favorecerá la comunicación. En caso de utilizarlos, explicar posteriormente qué significan.
- Por otro lado, debe proporcionarse información adecuada sobre qué se hará, estableciendo rutinas por medio de agendas, horarios o calendarios que aporten seguridad. Así pues, en caso de modificarse algún plan, debe explicarse el cambio y tratar de que entiendan qué pasará y cómo hay que comportarse. Con ayuda para esto de imágenes visuales o gestos si lo necesita.
- Es importante comprender que las personas dentro del espectro pueden procesar e interpretar la realidad de manera diferente. Su forma de actuar o responder a ciertos estímulos no es incorrecta, sino que obedece a su propio estilo cognitivo. La clave para una convivencia empática radica en entender sus necesidades y proporcionarles un entorno que les permita desenvolverse con comodidad.
- En cuanto a las interacciones sociales, las dificultades pueden ser más evidentes en la adolescencia y la adultez, cuando las expectativas sociales se vuelven más complejas. Brindar herramientas específicas para mejorar la comprensión de normas implícitas, la comunicación bidireccional y la resolución de situaciones sociales puede facilitar la integración en distintos entornos y contribuir a interacciones más satisfactorias.
El apoyo como componente fundamental
A menudo, abordar los problemas familiares puede ser tan importante como la intervención individual. Por ello, el tratamiento que tenga la persona siempre ha de incluir apoyo. En este sentido, no solo ha de enfocarse en la persona, sino también en su entorno. Y es que, estos han de comprender la importancia de la aceptación y entender cómo influye el síndrome en todos los momentos de la vida de la persona.
De esta forma, es importante reforzar los aspectos positivos y aceptar las limitaciones como un hecho íntimamente ligado a la vida de quien lo presenta. Tal es así, que si la persona está bien acompañada y tiene un buen pronóstico, podrá desarrollar actividades consideradas comunes para quienes no presenten el síndrome (Fulanete et al., 2022).
Conclusión
Es importante resaltar que no existe una terapia específica que pueda curar de manera efectiva todos los síntomas del autismo, porque no hay nada que curar. Sin embargo, un diagnóstico e intervención temprana puede mejorar drásticamente el proceso de tratamiento e influir en la calidad de vida.
Así, los objetivos de los tratamientos se enfocan en reducir las deficiencias básicas, los comportamientos nocivos que podrían limitar las habilidades funcionales y aumentar la capacidad funcional. Finalmente, no hay que olvidar que cada persona tiene sus particularidades y estas siempre deben ser tenidas en cuenta. A su vez, un seguimiento médico apropiado y coordinación continua de los planes de tratamiento es fundamental.
Referencias bibliográficas
- Fernández Jaén, A., Martín Fernández-Mayoralas, D., Calleja Pérez, B. y Muñoz Jareño, N. (2007). Síndrome de Asperger: Diagnóstico y tratamiento. Revista de Neurología, 44(2), S053-S055. https://doi.org/10.33588/rn.44S02.2006660
- Fulanete, R. E. G., Fulanete, T. A. G., Sobreira, J. G., Cortat, H. R. F. de O., de Oliveira, S. C., Lima, D. C. y Siqueira, A. (2022). Síndrome de Asperger: Relato de caso: Asperger syndrome: case report. Brazilian Journal of Development, 8(12), 79058-79066. https://doi.org/10.34117/bjdv8n12-146
- Motlani, V., Motlani, G. y Thool, A. (2022). Asperger Syndrome (AS): A Review Article. Cureus, 14(11), e31395. https://doi.org/10.7759/cureus.31395
- Vargas Parraga, G. C., Cárdenas Rodríguez, J. D., Cabrera Moyano, D. M. y León Guaycha, A. G. (2019). Síndrome de Asperger. RECIMUNDO, 3(4), 416-433. https://doi.org/10.26820/recimundo/3.(4).diciembre.2019.416-433


























