Jerusalén no solo es uno de los destinos turísticos más concurridos, sino que también juega un papel central en la religión, siendo el eje mundial de la fe. Aunque muchos viajeros visitan la tierra santa por motivaciones personales y experiencias emocionales, hay casos documentados desde la época medieval de manifestaciones de estados psicóticos al llegar a la ciudad, conocido como síndrome de Jerusalén. Este síndrome se describe como un conjunto de síntomas psicopatológicos influenciados por antecedentes culturales. Es importante destacar que Jerusalén no es un factor patogénico per se. En esta nota, exploraremos las implicaciones de este fenómeno en los peregrinos.

Un caso real del síndrome de Jerusalén

Birgitta Birgersdotter perdió a su madre a los diez años y, posteriormente, estudió teología, centrándose en la historia de la Iglesia de manera intensiva, y filosofía. Después de 28 años de matrimonio y ocho hijos, de los cuales solo cinco llegaron a la edad adulta, su marido murió debido a una enfermedad que contrajo durante su peregrinaje a Santiago de Compostela.

Tras este suceso, Birgitta se volvió más devota, escribiendo todas sus visiones y revelaciones, principalmente espirituales. Tiempo después reporta que se le reveló Cristo, convocándola a Roma para entregar un mensaje al Papa y al emperador.

Síndrome de Jerusalén: ¿Un episodio psicótico?

¿Qué ocurrió luego?

Posteriormente, una revelación la guió a Jerusalén donde falleció su hijo predilecto durante el viaje. Cuando llegó a la ciudad, experimentó revelaciones, especialmente, en lugares santos (Kalian y Witztum, 2002).

Algunas características destacables

La vivencia anterior, recogida en el siglo XIV, puede reflejar varios aspectos del síndrome. En primer lugar, que quienes lo presentan suelen crecer en un entorno religioso y poseer conocimientos en el campo espiritual. En segundo lugar, parece existir una mayor susceptibilidad cuando la persona ha experimentado eventos negativos en la vida (como el fallecimiento de un ser querido). Y, por último, uno de los signos más comunes es la movilización a Jerusalén para cumplir una misión, basada en una ideación personal iniciada en otro lugar. Esta puede ser un conflicto de culpa no resuelto por pérdidas personales que lleva a una especie de compensación.

3 tipos del síndrome de Jerusalén

El tipo 1 es el más común (80% de los casos). El mismo está asociado a una condición psicótica aguda que surge en una persona con antecedentes de trastorno psicótico. Llegan al lugar de destino guiados por alucinaciones o voces de carácter imperativo para visitar los lugares santos y lograr una intensificación de su estado religioso. Según el psiquiatra Yair Bar-El se puede manifestar (Baum, 2016):

  • Identificación psicótica con personajes bíblicos, donde existe una identificación o arraigo con personajes del Nuevo y Antiguo Testamento, por ejemplo.
  • Asociación con una idea de carácter religioso o político.
  • Presentación de ideas mágicas que vinculan lugares sagrados y salud, viendo oportunidades de sanación.
  • Desarrollo de problemas familiares que culminan en psicosis en Jerusalén.

Los delirios más comunes son aquellos relacionados con convertirse en el Mesías. Asimismo, los asociados al destino de cambiar el mundo el día de Año Nuevo.

¿Qué ocurre en el tipo 2?

El tipo 2, es producto de una descompensación psicótica en la personalidad estructurada psicopáticamente (a menudo emocionalmente inestable, histriónica u obsesivo-compulsiva). Se diferencian quienes pertenecen a un grupo y quienes viajan solos. Un ejemplo de este tipo de manifestaciones son las reflexiones e ideas sobrevaloradas sobre los efectos de nuevos virus en el milenio (festividad) y la posibilidad de un colapso en el funcionamiento de la sociedad en general (Hellewell y Haddad, 2000).

¿Y el tipo 3?

Se considera una forma pura del síndrome de Jerusalén a aquella que se desarrolla en quienes no tienen antecedentes psiquiátricos previos. Mejorando espontáneamente al cabo de unos días. Los episodios se caracterizan por:

  • Síntomas como ansiedad, agitación o nerviosismo y tensión.
  • Determinación de separarse del grupo de turistas y vagar solo por los lugares santos de Jerusalén.
  • Deseo de limpieza o purificación.
  • Preocupación por la vestimenta religiosa local, tratando de adquirirla incluso utilizando sábanas de hotel.
  • Necesidad de orar, cantar, citar salmos religiosos, canciones y leer extractos de la Biblia en voz alta.
  • Esfuerzo por predicar en uno de los lugares santos con un claro mensaje moral o religioso para el resto de turistas. Pidiéndoles, por ejemplo, un cambio de estilo de vida y la renuncia a los pecados (Lužný y Arogunmati, 2011).

Controversia sobre el síndrome de Jerusalén

Una de las propuestas es aquella que determina el síndrome de Jerusalén como una exacerbación de los síntomas de una enfermedad mental crónica ya existente, y no como un episodio psicótico a corto plazo separado (Prochwicz y Sobczyk, 2011).

Y es que, es probable que las ideas religiosas estén conectadas, concretamente, con casos de trastornos afectivos y esquizofrenia paranoide.

La conducta psicótica

Por otro lado, el estudio de Bar-El et al. (1991) reportó la consistencia de conducta psicótica en la mayor parte de los pacientes al ingresar en psiquiatría. Normalmente, la hospitalización se debe a comportamientos fantásticos, colapso mental y comportamientos autoagresivos (hambre espiritual y automutilación) o heteroagresivos (destrucción de pinturas o ataques a sacerdotes, por ejemplo).

Conclusión

No cabe duda de la influencia de las variables sociales y culturales en la psicopatología. Similarmente, el síndrome florentino afecta a turistas en galerías y museos de Florencia. El síndrome de Jerusalén es un fenómeno complejo que requiere considerar el contexto de la historia de vida de la persona y los aspectos que desencadenan los síntomas.

Todo esto debe hacerse sin estigmas, ya que si la persona recupera la conciencia, puede sentirse avergonzada y evitar hablar del episodio. Es crucial no sobreinterpretar y actuar con un enfoque de intervención de crisis, tanto terapéutico como farmacológico. También es clave mantener distancia física entre la persona y la ciudad. Finalmente, si te interesa aprender más acerca de la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las psicosis, te invitamos a nuestro curso sobre psicosis y herramientas clínicas para su abordaje.

Referencias bibliográficas

  • Bar-El, I., Witztum, E., Kalian, M. y Brom, D. (1991). Psychiatric hospitalization of tourists in Jerusalem. Comprehensive Psychiatry32(3), 238-244. Doi: 10.1016/0010-440x(91)90044-d.
  • Baum, M. (20 de octubre de 2016). Das Jerusalem Syndrom. Zwischen Religiosität und Psychose [Resumen de seminario]. International Psychoanalytic University. https://www.researchgate.net/publication/316459928_Das_Jerusalem_Syndrom_Zwischen_Religiositat_und_Psychose
  • Hellewell, J. y Haddad, P. (2000). Further comments on Jerusalem syndrome. British Journal of Psychiatry, 176(6), 594-594. Doi:10.1192/bjp.176.6.594-a
  • Kalian, M. y Witztum, E. (2002). Jerusalem Syndrome as reflected in the pilgrimage and biographies of four extraordinary women from the 14th century to the end of the second millennium. Mental Health, Religion & Culture5(1), 1-16.  Doi: 10.1080/13674670110068505
  • Lužný, J. y Arogunmati, O. (2011). The Jerusalem syndrome. Časopis Psychiatrické společnosti ČLS JEP a Psychiatrickej spoločnosti SLS, 107, 343-345. http://www.cspsychiatr.cz/detail.php?stat=757
  • Prochwicz, K. y Sobczyk, A. (2011). Syndrom jerozolimski. Objawy, przebieg i kontekst kulturowy [Jerusalem syndrome. Symptoms, course and cultural context]. Psychiatria polska. 45. 289-296.