Quizás nos sea familiar el término licantropía, del Lykos griego (lobo) y anthropos (hombre), este concepto mitológico, proveniente del griego, designa la habilidad de un ser humano para transformarse en lobo o licántropo. Sabemos que este tipo de leyendas urbanas han sido el foco de películas e historias donde el hombre se convierte en lobo durante la luna llena y devora a quienes se encuentra en su camino. Sin embargo, puede sorprendernos el hecho de que esto no solo forma parte de los medios populares, sino que en clínica existe un trastorno alucinatorio caracterizado por ideas delirantes donde la persona realmente cree que se está convirtiendo en un animal. Veamos un poco más sobre la licantropía clínica y por qué una persona puede llegar a preguntarse: ¿Me estoy convirtiendo en un animal?

Empecemos por un caso

Antes que nada, ya hemos hablado en otra de nuestras notas del síndrome de Cotard, un delirio de negación o nihilista en el que la persona cree que está muerta, sus órganos están pudriéndose o no existen. Invitamos al lector a leer sobre dicha condición neuropsiquiátrica. Una vez aclarado este delirio, indaguemos en un caso donde el paciente presentaba tanto licantropía como síndrome de Cotard.

Licantropía: ¿Me estoy convirtiendo en un animal? Imagen obtenida de: https://static.educalingo.com/img/es/800/licantropia.jpg

Un hombre de 32 años de Kerman (ciudad al sur de Irán) fue ingresado en el Hospital Psiquiátrico en un estado de inquietud y ansiedad. Afirmaba que la gente se alejaba de él y no le prestaba atención porque estaba muerto.

Según cuenta, esto se debía a los pecados que había cometido a lo largo de su vida. Y, así mismo, creía que algunos de sus allegados había tratado de alimentarle con cianuro disuelto en té. Además, pensaba que su esposa e hijas también estaban muertas.

No con esto, descubrió que, en ocasiones, su mandíbula se movía automáticamente y pensó que esto se debía a que su esposa y él se habían transformado en perros. Con esto, afirmó que la orina de sus hijas desprendía cierto olor a orina de oveja, concluyendo que estas también se estaban transformando en dichos animales.

En el examen del estado mental se concluye que presentaba alucinaciones olfativas, delirios nihilistas y de inmortalidad. También tenía un fuerte sentimiento de culpa con una intensidad delirante. El estado de ánimo era de carácter delirante, manteniendo la orientación y memoria intactas. Los exámenes físicos y neurológicos no mostraron alteraciones (Nejad y Toofani, 2005).

Pequeño análisis

El paciente presentaba tanto delirios de estar muerto como de inmortalidad. Este caso es una variante de la condición psiquiátrica de licantropía, donde el afectado cree que sus familiares también se están transformando en animales.

Por otro lado, los hombres lobo se caracterizan por ser inmortales, aspectos del síndrome de Cotard y la licantropía. Aunque en este caso el paciente pensara que se estaba convirtiendo en perro, al ser dicho animal pariente del lobo, se considera también válida la teoría anterior.

¿Qué es la licantropía clínica?

Para diferenciar el cuadro del clásico descrito en la mitología clásica y la demonología se añade el concepto de clínica. Este adjetivo se utiliza para designar un síndrome zoantrópico donde priman ideas delirantes sobre la transformación de una persona en un animal, ya sea un lobo u otro.

A pesar de que el término que describe la transformación de una persona en cualquier animal es la teriantropía o zoantropía y en el lobo, específicamente, la licantropía, este último concepto se utiliza abarcando ambas categorías.

Dos tipos diferentes

Se ha denominado licantropía parcial cuando existen creencias delirantes en cuanto al excesivo crecimiento de vello corporal, por ejemplo, que pudiera dar una mayor apariencia de lobo, pero no hay una idea delirante de la transformación a este. Por otra parte, se designa a los casos de licantropía clínica secundaria a aquellos que evolucionan a partir de alucinaciones somáticas y/o alteraciones en el sentido de la identidad física, conocidas como cenestesiopatías (Blom, 2014).

Asimismo, entre las variantes de esta condición (como hemos podido observar en el caso previo) se encuentra tanto la convicción del paciente de poder transformar a otra persona en un animal como que esta se transforme en uno sin acción del paciente (Kluger et al., 2015).

Los criterios de P. E. Keck

En el año 1988, P. E. Keck introdujo los criterios para el diagnóstico de licantropía, debiendo existir al menos uno de los siguientes: a) El individuo ha expresado verbalmente, durante intervalos de lucidez o retrospectivamente, ser un animal determinado y b) El individuo se ha comportado de un modo semejante a un animal determinado.

¿Dónde se categoriza la licantropía clínica?

Muchos autores modernos que informan sobre esta condición la categorizan como un tipo de delirio e incluso como una forma grave de despersonalización. Asociándose también a una alteración de la imagen corporal y de la identidad. Y, por ende, a síndromes de identificación errónea delirante, entre los que se encuentran el delirio de Capgras, síndrome de Fregoli y paramnesia reduplicativa o intermetamorfosis.

Foto Monocroma De Hombre Mirando Hacia Arriba

Este cuadro suele coexistir con otros donde se encuentra la presencia de signos y síntomas que permiten diagnósticos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, entre otros.

Con esto, en muchos casos reportados se ha presentado en trastornos afectivos, psicosis, histeria, consumo de tóxicos, trastornos de personalidad y condiciones neurológicas, como la epilepsia o demencia.

Si bien es cierto que el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition DSM-V, en inglés) no reconoce la licantropía como entidad propia, una opción es que pudiera clasificarse dentro de la nueva categoría Síntomas somáticos y trastornos relacionados (Donnoli et al., 2014).

Tratamiento de la licantropía

La terapia únicamente farmacológica no es suficiente, se recogen casos en los que el tratamiento se ha basado en terapia electroconvulsiva, antidepresivos o antipsicóticos. Dado que esta condición no es frecuente y existen pocos casos reportados, todavía queda mucho por definir en el tratamiento. Eso sí, es importante discernir la enfermedad psiquiátrica subyacente, de haberla, así como el tipo de afectación en la persona.

Conclusión

Si pensábamos que las historias de hombres lobo solo podían formar parte de la ciencia ficción o la mitología griega, ya habremos confirmado nuestro error. A pesar de que se reportan casos desde 1850 esta condición ha sido poco estudiada. La literatura psiquiátrica no ha indagado en profundidad en tal delirio monotemático y todavía queda mucho por descubrir de la licantropía clínica propiamente dicha.

Asimismo, las hipótesis sobre su origen son escasas. Ahora bien, también se ha de tener en cuenta que la presente condición seguramente haya sido tanto subestimada como malinterpretada. Con esto último, nos referimos a ciertas alteraciones médicas que producen un cambio en el aspecto físico y pueden haber perpetuado la historia del hombre lobo desde tiempo atrás. Un ejemplo de esto puede ser el virus de la rabia, las porfirias o hipertricosis, entre otras.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Blom, J. D. (2014). When doctors cry wolf: A systematic review of the literature on clinical lycanthropy. History of Psychiatry, 25(1), 87-102. https://doi.org/10.1177/0957154X13512192
  • Donnoli, V. F., Bátiz, M. P. y Rodríguez, G. F. (2014). Delirio de licantropía: Cuerpo e identidad. Alcmeon 19(1), 5-18. https://www.alcmeon.com.ar/19/02_licantropia_donnoli.pdf
  • Guessoum, S. B., Mallet, J. y Moro, M. R. (2020). The neurobiological hypotheses on Clinical Lycanthropy. Psychiatry Research, 293(1), 113405. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113405
  • Kluger, N., Cribier, B. y Halioua, B. (2015). La lycanthropie dans la médecine. Annales de Dermatologie et de Vénéréologie, 142(12), 793-797. https://doi.org/10.1016/j.annder.2015.10.584
  • Nejad, A. G. y Toofani, K. (2005). Co-existence of lycanthropy and Cotard’s syndrome in a single case. Acta Psychiatrica Scandinavica, 111(3), 250-252. https://doi.org/10.1111/j.1600-0447.2004.00438.x