El trastorno de ansiedad generalizada representa una forma particularmente persistente y generalizada de malestar psicológico. Las personas con este cuadro pueden mostrar una amplia gama de características y diversos grados de gravedad. Algunos pueden poner más énfasis en un síntoma en particular, en la labilidad emocional y el estrés muscular, la fatiga, inquietud o la dificultad para dormir. Ahora, lejos de los episodios de pánico o los miedos focalizados, este trastorno se instala como una niebla constante de preocupación incontrolable. Este texto ofrece un recorrido por las intervenciones del trastorno de ansiedad generalizada, desde las terapias farmacológicas hasta las digitales, analizando su fundamento clínico y psicológico, alejándose de lugares comunes.
Fármacos en el laberinto de la preocupación
Los tratamientos farmacológicos constituyen uno de los pilares tradicionales en el abordaje del trastorno de ansiedad generalizada. La literatura reciente, como la revisión sistemática de Slee et al. (2019), reafirma la eficacia de los ISRS (como escitalopram) y los IRSN (como venlafaxina) para reducir significativamente la sintomatología ansiosa. No obstante, se observa una creciente preocupación por su efecto sobre la capacidad de procesamiento emocional a largo plazo.
Así, aunque los ISRS e IRSN pueden facilitar una desactivación general de la hipervigilancia ansiosa, también podrían inducir una atenuación inespecífica de la reactividad emocional. Incluso frente a estímulos positivos o socialmente relevantes. Por su parte, otros productos novedosos, como la ketamina, la psilocibina y el cannabidiol, están en proceso de reunir pruebas en apoyo del tratamiento de los trastornos de ansiedad.
La dimensión emocional olvidada de la ansiedad

Esto es interesante porque la mayoría de los ensayos clínicos tienden a centrarse en medidas sintomáticas estandarizadas sin evaluar suficientemente las dimensiones experienciales del cambio emocional. Omisión relevante si se considera que el trastorno de ansiedad generalizada, más que un conjunto de síntomas aislados, constituye un trastorno profundamente arraigado en la dificultad para tolerar e integrar emociones complejas.
Así pues, hay que tener en cuenta que en el uso farmacológico en el trastorno de ansiedad generalizada, la eficacia no se ha de medir exclusivamente en términos de inhibición sintomática, también en función de la capacidad del paciente para reconectar con su experiencia emocional desde una postura más integrada y menos evitativa.
Intervenciones psicológicas para la ansiedad generalizada
La terapia cognitivo conductual (TCC) sigue siendo la intervención psicológica más consolidada para el trastorno de ansiedad generalizada. Sin embargo, su evolución hacia formas más contextualistas –como la terapia de aceptación y compromiso o la terapia metacognitiva– ha abierto nuevas posibilidades para trabajar la preocupación patológica desde un enfoque menos directivo y más centrado en la autorregulación.
En línea con esto, se destaca la eficacia de técnicas como el entrenamiento en atención flexible y la desactivación de creencias metacognitivas, clave en el mantenimiento del trastorno de ansiedad generalizada (Haseth et al., 2019). Asimismo, el objetivo de la terapia en la ansiedad generalizada, entre otros, será principalmente mejorar las relaciones, habilidades sociales y la salud mental y física de la persona.

Psicoterapia digital
Las llamadas terapias digitales, en especial la TCC basada en Internet (Internet-based Cognitive Behavioral Therapy, iCBT, en inglés), han demostrado eficacia comparable a los tratamientos cara a cara. Hay una mejora sintomática significativa en pacientes que acceden a programas autoaplicados. Sin embargo, para llegar a tal eficacia estas plataformas deben incluir mecanismos que reproduzcan elementos básicos de la alianza terapéutica. Véase en esto la validación emocional y la percepción de presencia del terapeuta (Andersson et al., 2019).
Del algoritmo a la emoción
Un estudio curioso en el ámbito de la terapia digital para el trastorno de ansiedad generalizada es el ensayo clínico aleatorizado realizado por Carl et al. (2020). Este evaluó la eficacia de un programa de terapia cognitivo conductual digital denominado Daylight, diseñado específicamente para personas con síntomas moderados a graves. Los resultados mostraron que los participantes que utilizaron la aplicación experimentaron una reducción significativa en los síntomas de ansiedad en comparación con el grupo de control en lista de espera. Y hubo mejoras en preocupaciones, síntomas depresivos, dificultades para dormir, bienestar general y calidad de vida específica del participante.
Intervenciones somáticas y estilo de vida en el trastorno de ansiedad generalizada
Sumado a lo mencionado, también existe una creciente atención hacia intervenciones que integran cuerpo y mente. El ejercicio físico regular, por ejemplo, ha mostrado un impacto positivo sobre los niveles de ansiedad. El yoga, la respiración diafragmática y la meditación de atención plena permiten trabajar el hiperalerta fisiológico que caracteriza a muchas personas con este cuadro. Siendo la idea central restablecer una conexión más segura con las propias sensaciones corporales, desactivando así el circuito de anticipación catastrófica.

Por si fuera poco, la actividad física tiene un efecto clínicamente significativo en la mejora del estado anímico. Siendo incluso comparable —o superior en algunos casos— a los tratamientos psicológicos y farmacológicos de primera línea, especialmente en poblaciones con sintomatología leve a moderada (Singh et al., 2023).
A colación de lo dicho…
No olvidamos mencionar, entre las terapias en ansiedad generalizada, la conocida terapia de relajación aplicada. Las primeras sesiones ayudan a identificar los síntomas de advertencia de la ansiedad. Así, se les indica a los pacientes que presten atención y anoten los eventos que les causan estrés y sus respuestas a estas situaciones. Durante el proceso de monitoreo, pueden diferenciar entre señales cognitivas, afectivas, fisiológicas y conductuales. El fin radica en disminuir las reacciones fisiológicas y, como resultado, el ciclo de ansiedad.
Una frontera en exploración en la ansiedad
Las técnicas de estimulación cerebral no invasiva, como la estimulación magnética transcraneal repetitiva (repetitive transcranial magnetic stimulation, rTMS, en inglés) y la estimulación transcraneal por corriente continua (transcranial direct current stimulation, tDCS, en inglés), han mostrado resultados prometedores en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.
En una revisión sistemática y metaanálisis, Cirillo et al. (2019) encontraron que la rTMS aplicada sobre la corteza prefrontal dorsolateral derecha produjo mejoras clínicas significativas tanto en el trastorno de ansiedad generalizada como en el trastorno de estrés postraumático (TEPT), con tamaños del efecto considerables, especialmente en el presente caso. Estos hallazgos respaldan la utilidad de la rTMS como intervención complementaria para modular redes neurales implicadas en la regulación emocional y la respuesta al estrés.

Por otro lado, la tDCS también ha sido investigada como una opción terapéutica para los trastornos de ansiedad. Un estudio concluyó que la tDCS puede servir como una tecnología de estimulación cerebral no invasiva para tratar estos cuadros, y que los efectos terapéuticos pueden mantenerse durante un período de tiempo (Xie et al., 2024).
Precaución en los resultados
Lo anterior no constituye un tratamiento de primera línea, sino que se utiliza como estrategia adyuvante en casos resistentes a la TCC o a la farmacoterapia convencional. Además, la literatura muestra una considerable heterogeneidad en cuanto a los resultados obtenidos, dado que la eficacia depende en gran medida del protocolo empleado, la localización cortical estimulada y la duración del tratamiento.
Conclusión
La intervención en el trastorno de ansiedad generalizada no puede reducir la terapia a una técnica o a un algoritmo terapéutico. El reto actual es integrar en esa intervención el conocimiento científico con una praxis psicológica que contemple la subjetividad del paciente, su historia de aprendizaje y sus contextos emocionales. Desde la farmacoterapia hasta la exposición emocional guiada, lo esencial es la construcción de una narrativa coherente que permita desactivar el circuito de anticipación y recuperar la capacidad de habitar el presente sin miedo.
Referencias bibliográficas
- Andersson, G., Carlbring, P., Titov, N. y Lindefors, N. (2019). Internet Interventions for Adults with Anxiety and Mood Disorders: A Narrative Umbrella Review of Recent Meta-Analyses. Canadian journal of psychiatry. Revue canadienne de psychiatrie, 64(7), 465-470. https://doi.org/10.1177/0706743719839381
- Cirillo, P., Gold, A. K., Nardi, A. E., Ornelas, A. C., Nierenberg, A. A., Camprodon, J. y Kinrys, G. (2019). Transcranial magnetic stimulation in anxiety and trauma-related disorders: A systematic review and meta-analysis. Brain and behavior, 9(6), e01284. https://doi.org/10.1002/brb3.1284
- Haseth, S., Solem, S., Sørø, G. B., Bjørnstad, E., Grøtte, T. y Fisher, P. (2019). Group Metacognitive Therapy for Generalized Anxiety Disorder: A Pilot Feasibility Trial. Frontiers in psychology, 10, 290. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00290
- Singh, B., Olds, T., Curtis, R., Dumuid, D., Virgara, R., Watson, A., Szeto, K., O’Connor, E., Ferguson, T., Eglitis, E., Miatke, A., Simpson, C. E. y Maher, C. (2023). Effectiveness of physical activity interventions for improving depression, anxiety and distress: an overview of systematic reviews. British journal of sports medicine, 57(18), 1203-1209. https://doi.org/10.1136/bjsports-2022-106195
- Slee, A., Nazareth, I., Bondaronek, P., Liu, Y., Cheng, Z. y Freemantle, N. (2019). Pharmacological treatments for generalised anxiety disorder: a systematic review and network meta-analysis. Lancet (London, England), 393(10173), 768-777. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(18)31793-8
- Xie, L., Hu, P., Guo, Z., Chen, M., Wang, X., Du, X., Li, Y., Chen, B., Zhang, J., Zhao, W. y Liu, S. (2024). Immediate and long-term efficacy of transcranial direct current stimulation (tDCS) in obsessive-compulsive disorder, posttraumatic stress disorder and anxiety disorders: A systematic review and meta-analysis. Translational Psychiatry, 14(1), 343. https://doi.org/10.1038/s41398-024-03053-0