La anorexia nerviosa y el Trastorno del Espectro Autista (TEA) son dos condiciones de salud mental que a menudo se consideran independientes. Sin embargo, las investigaciones más recientes han expuesto sobre una interesante superposición entre ambas. A primera vista, puede resultar desconcertante entender cómo una condición centrada en la alimentación y la imagen corporal, como la anorexia nerviosa, podría estar relacionada con un trastorno del neurodesarrollo como el TEA, que se caracteriza por dificultades en la comunicación social y patrones de comportamiento repetitivos. Entonces, ¿cómo se relaciona la anorexia con el TEA? ¿Qué implicaciones tienen para el diagnóstico y tratamiento?

Ahora, ¿qué entendemos por anorexia?

La anorexia nerviosa es un trastorno que suele manifestarse en la adolescencia, principalmente en mujeres, y se caracteriza por restricción alimentaria, temor al aumento de peso y una distorsión en la percepción de la imagen corporal. Dicho cuadro conlleva una compleja interacción de factores biológicos, sociales y psicológicos en su desarrollo, impactando significativamente en la salud mental y el funcionamiento psicosocial. Asimismo, es frecuente la presencia de comorbilidades psiquiátricas, como trastornos depresivos y de ansiedad, lo que agrava aún más su pronóstico (Kerr-Gaffney et al., 2021).

El impacto del TEA en la salud mental

Anorexia en TEA

Por otro lado, el TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta aproximadamente al 1 % de la población. Se caracteriza por dificultades en la comunicación e interacción social, así como por conductas o intereses restringidos y repetitivos. En cuanto a su prevalencia entre hombres y mujeres, la misma tiene una proporción de 3:1 (Fithall et al., 2023).

Antes de continuar, como inciso, queremos aclarar que se ha optado por emplear el término persona con autismo en lugar de persona autista. Lo anterior, para enfatizar que el autismo es solo una parte de la identidad de la persona, y no la define en su totalidad.

¿Cómo se vincula la anorexia en TEA?

Recientemente, se han acumulado investigaciones que hacen hincapié sobre una relación entre el trastorno de la anorexia nerviosa y el TEA. En ellas, se ha observado que alrededor de un tercio de las personas con anorexia nerviosa presentan características del TEA. Por ejemplo, puntuando por encima del límite clínico en medidas de diagnóstico de TEA.

Estas características también se han encontrado en individuos que se han recuperado de la anorexia nerviosa. Por ende, los síntomas del TEA pueden no ser simplemente efectos secundarios de la inanición.

A su vez, las personas con TEA muestran significativamente más síntomas de trastornos alimentarios en comparación con las personas que no tienen autismo. Alrededor del 27 % de las mujeres con TEA informan niveles clínicamente significativos de síntomas de trastorno alimentario. Estas conexiones entre el TEA y los trastornos alimentarios subrayan la importancia de una comprensión más profunda de cómo tales trastornos interactúan y cómo podrían abordarse de manera efectiva en el tratamiento y la atención médica (Kerr-Gaffney et al., 2021).

Un vínculo inexplorado: TEA y alteraciones alimentarias

Aquellos diagnosticados con TEA, a menudo presentan alteraciones alimentarias, aunque no necesariamente se consideren trastornos alimentarios. Alteraciones que, en ocasiones, representan un factor de riesgo para desarrollar trastornos alimentarios en el futuro. En este sentido, podemos encontrarnos con:

  • Rechazo a ciertos alimentos: Negativa persistente a consumir determinados alimentos, en general por textura, sabor o apariencia.
  • Pica: Consumo de sustancias no comestibles, como papel, tierra o pintura.
  • Rumiación: Regurgitación repetida de alimentos, que se mastican nuevamente o se expulsan.
  • Alimentación selectiva: Preferencia extrema por pocos alimentos, rechazando la mayoría de los demás.
  • Neofobia: Temor o rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos.
  • Polidipsia: Consumo excesivo y compulsivo de líquidos, incluso sin sed.
  • Sobrealimentación: Ingesta excesiva de alimentos, más allá de las necesidades calóricas normales.

Dichas dificultades tienden a persistir en la adolescencia y la edad adulta. De hecho, las alteraciones alimentarias han sido parte de las primeras descripciones de los indicadores tempranos del autismo, junto con la observación de bajo peso en algunas personas (Marco, 2020).

¿Cómo se relaciona la alimentación selectiva?

La alimentación selectiva en personas con TEA tiene diversas causas. En principio, no siempre afecta al peso corporal, pero puede influir en la vida social de la persona. En ocasiones, se trata de una expresión de comportamientos ritualizados. Mientras que, en otras, se debe a la hipersensibilidad de las personas en el espectro autista a las texturas, olores y sabores de los alimentos.

Inclusive, existen casos en donde el color de los alimentos se convierte en un factor desafiante, lo que lleva a que la persona consuma alimentos de un solo color. Sin lugar a dudas, la relación entre el TEA y las alteraciones alimentarias destaca la necesidad de una comprensión más profunda y una atención específica para abordar estas dificultades en dicha población (Marco, 2020).

Anorexia en TEA

Anorexia en TEA: El papel del género

Por un lado, como dijimos, el diagnóstico de TEA tiende a ser más frecuente en el sexo masculino. Esto ha llevado a un sesgo de género en las descripciones clínicas y criterios de diagnóstico, que han sido tradicionalmente basados en investigaciones realizadas en varones.

Las mujeres diagnosticadas con TEA a menudo presentan una mayor motivación social y muestran menos estereotipias e intereses restrictivos en comparación con los hombres. En relación con sus intereses, estos pueden alinearse más con los estereotipos de género, lo que dificulta la detección y diagnóstico del cuadro. Siguiendo esta misma línea, varios estudios sugieren que desarrollan estrategias de camuflaje, llevando en numerosos casos a problemas de identidad, ansiedad y fatiga (Marco, 2020).

Entonces, ¿cuáles son los posibles tratamientos?

Algunos síntomas inherentes al TEA, como la rigidez cognitiva y las dificultades de introspección y comunicación, complican la respuesta a los enfoques terapéuticos convencionales para los trastornos alimentarios. En dicho contexto, podemos afirmar que la comorbilidad entre el TEA y la anorexia nerviosa se asocia con un pronóstico más desfavorable, una respuesta al tratamiento menos efectiva, y, a su vez, la necesidad de intervenciones más intensivas.

Un nuevo interés: Terapia de remediación cognitiva

Para abordar estas dificultades, surge el interés en la Terapia de Remediación Cognitiva (cognitive remediation therapy, TRC, en inglés), que ha demostrado ser efectiva en casos de anorexia nerviosa. La TRC se enfoca en los procesos cognitivos más que en el contenido de los pensamientos, ayudando a las personas a reflexionar sobre sus estilos de pensamiento inflexibles y a promover un pensamiento más global en su vida cotidiana. La misma está basada en actividades diseñadas para identificar los estilos cognitivos predominantes del paciente, permite identificar fortalezas y debilidades en las estrategias utilizadas, al mismo tiempo que se aprenden nuevas estrategias cognitivas.

Un dato no menor, es que la intervención breve sirve como introducción antes de otras formas de psicoterapia, brindando a las personas con TEA y anorexia nerviosa una mayor comprensión de sus propios pensamientos y mayor flexibilidad cognitiva en su recuperación. De esta manera, puede parecer menos amenazante a los ojos de quien consulta, sobre todo en las etapas iniciales del tratamiento, ya que no se centra directamente en aspectos relacionados con la comida o el peso (Marco, 2020).

Conclusión

En lugar de ver la anorexia y el trastorno del espectro autista como entidades independientes, dichas condiciones comórbidas nos desafían a mirar más allá de las etiquetas. De esta forma, podemos eliminar estigmas y considerar la singularidad de cada individuo que enfrenta ambos trastornos.

Sin lugar a dudas, la lucha contra la anorexia y el trastorno del espectro autista es una batalla que merece ser abordada con sensibilidad, empatía y respeto por la singularidad de cada experiencia. Asimismo, también es esencial superar el sesgo de género en la investigación y la práctica clínica, con el objetivo de garantizar un diagnóstico adecuado y un apoyo temprano para todas las personas con TEA. En última instancia, si quieres profundizar en el diagnóstico y abordaje del TEA, te recomendamos nuestro curso en autismo.

Referencias bibliográficas

  • Fithall, K., Gray, I., Linardon, J., Phillipou, A., Donaldson, P. H., Albein‐Urios, N., Enticott, P. G., Fuller‐Tyszkiewicz, M. y Kirkovski, M. (2023). Exploring the role of autistic Traits and eating Disorder psychopathology on mentalizing ability in the general population. BMC Psychology, 11(1). https://doi.org/10.1186/s40359-023-01306-z
  • Marco, G. G. (2020). Trastorno del espectro autista en anorexia nerviosa: invisibles frente al espejo. Revista de psicoterapia, 31(115), 65-78. https://doi.org/10.33898/rdp.v31i115.356
  • Kerr‐Gaffney, J., Hayward, H., Jones, E., Halls, D., Murphy, D. y Tchanturia, K. (2021). Autism symptoms in anorexia nervosa: a comparative study with females with autism spectrum disorder. Molecular autism, 12(47). https://doi.org/10.1186/s13229‐021‐00455‐5
  • Kerr-Gaffney, J., Jones, E. J. H., Mason, L., Hayward, H., Murphy, D., Loth, E. y Tchanturia, K. (2021). Social attention in anorexia nervosa and Autism Spectrum Disorder: Role of social motivation. Autism, 26(7), 1641-1655. https://doi.org/10.1177/13623613211060593