La educación emocional en la primera infancia se ha convertido en un factor esencial para garantizar el bienestar integral de los niños. Diversos estudios resaltan que enseñar habilidades emocionales desde edades tempranas no solo favorece la autorregulación y la adaptación social, sino que también actúa como una poderosa herramienta preventiva ante trastornos psicológicos y conductuales. Así pues, incorporar programas educativos enfocados en emociones dentro del ámbito escolar resulta clave para promover un desarrollo saludable y equilibrado. Pero, ¿qué tan efectiva es realmente la estrategia? En esta nota abordaremos los hallazgos más recientes sobre educación emocional infantil.

Habilidades clave en la educación emocional infantil

Las estrategias que incorporan dichos conocimientos en la infancia temprana impulsan el desarrollo de habilidades emocionales fundamentales desde los primeros años de vida. Tales habilidades se centran en brindar herramientas para identificar, comprender y gestionar emociones. A través de ello, facilitan la interacción social efectiva y el bienestar psicológico infantil.

Asimismo, al trabajarlas tempranamente, es posible reducir la aparición de trastornos emocionales y conductuales. Así como también, mejorar el rendimiento académico y optimizar la adaptación social y sentimental de los menores en diferentes contextos educativos.

Educación emocional, habilidades emocionales

La importancia de un enfoque integral

Para maximizar sus beneficios, es sabido que resulta crucial adoptar un enfoque integral que involucre al entorno escolar en su conjunto. Puesto que, su participación activa, no solo potencia la efectividad de las intervenciones, sino que además genera entornos seguros y estimulantes para el aprendizaje.

Además, cuando docentes y cuidadores son capacitados en estrategias de regulación emocional y resolución pacífica de conflictos, logran convertirse en modelos de referencia que promueven conductas positivas en los niños. Dicho trabajo colaborativo facilita la creación de climas escolares saludables y protectores, fundamentales para el adecuado desarrollo desde la primera infancia.

Un nuevo estudio: ¿Qué tan efectivas son?

Teniendo en consideración lo mencionado, una nueva investigación tuvo como objetivo principal sintetizar la evidencia científica sobre la educación emocional infantil como estrategia preventiva ante trastornos emocionales y conductuales. Específicamente, los autores se centraron en evaluar la eficacia de programas educativos enfocados en el desarrollo de tales habilidades implementados en contextos educativos para niños pequeños.

¿Cómo se llevó a cabo de la investigación?

Para ello, se realizó una revisión sistemática, buscando artículos publicados entre 2019 y 2025 en bases de datos reconocidas internacionalmente. Concretamente, se incluyeron únicamente estudios originales, escritos en español e inglés, que abordaran intervenciones educativas orientadas al desarrollo socioemocional en la infancia temprana. Tras un riguroso proceso de selección, evaluación metodológica y control de sesgos, se analizaron finalmente 15 estudios científicos relevantes. Ahora bien, ¿cuáles fueron los resultados?

La educación emocional marca la diferencia

Educación emocional, habilidades emocionales

El análisis reveló hallazgos claros acerca de los beneficios concretos que aporta la enseñanza emocional cuando se implementa desde edades tempranas. Particularmente, los programas educativos enfocados en dichas herramientas demostraron mejoras significativas en la capacidad de autorregulación de los niños. A través de ello, lograron reducir de forma notable conflictos conductuales frecuentes, como la hiperactividad, agresividad y dificultades para interactuar con sus pares.

Programas efectivos de enseñanza

Ahora bien, uno de los hallazgos más interesantes fue que los programas más efectivos eran aquellos que involucran no solo a los niños, sino también a docentes, familias y toda la comunidad escolar, tal y como era de esperar. En concreto, la investigación identificó diversos planes ejemplares con alta efectividad.

Entre ellos, se destacan el Papilio-U3, que fortalece la seguridad del apego y las habilidades emocionales básicas, y el programa Pisotón, aplicado exitosamente en contextos vulnerables. Estas iniciativas destacan claramente la importancia de implementar intervenciones socioemocionales tempranas para reducir la incidencia de trastornos emocionales y conductuales a futuro.

Algunas limitaciones…

Si bien el estudio ofrece conclusiones claras sobre la eficacia de la educación emocional infantil, es importante reconocer ciertas limitaciones que deben considerarse. En primer lugar, la diversidad metodológica y teórica entre los estudios incluidos dificultó establecer generalizaciones precisas sobre los programas analizados.

Educación emocional, habilidades emocionales

A su vez, muchos estudios seleccionados contaban con muestras relativamente pequeñas. De este modo, se limita la representatividad y aplicabilidad de los resultados en contextos más amplios.

Por otra parte, la mayoría de las investigaciones analizadas abordaron resultados a corto y mediano plazo. Debido a ello, existe incertidumbre respecto a los efectos sostenidos a largo plazo. También cabe destacar que, si bien los estudios demostraron beneficios significativos, la falta de análisis exhaustivos sobre factores contextuales específicos, como diferencias culturales o económicas, podría afectar la adaptabilidad y sostenibilidad de estos programas en diferentes contextos educativos.

Educación emocional temprana, una apuesta necesaria

La revisión destaca con claridad la importancia fundamental que tiene la educación emocional infantil como estrategia efectiva para prevenir trastornos emocionales y conductuales. Así, el desarrollo temprano de tales competencias no solo beneficia la adaptación social y académica de los más pequeños, también establece bases sólidas para su bienestar psicológico a largo plazo.

Por último, queda claro que, pese a los resultados alentadores obtenidos hasta el momento, aún se necesitan más estudios que exploren en profundidad aspectos como la sostenibilidad de los programas y su eficacia a largo plazo. Integrar la educación emocional como una prioridad dentro de los currículos educativos actuales puede significar un cambio real hacia sociedades más saludables, empáticas y resilientes. Ahora bien, ¿estamos preparados para dar ese paso decisivo hacia un futuro emocionalmente más saludable? Para profundizar tu formación en esta área, te sugerimos acceder a nuestro curso en educación emocional.

Referencia bibliográfica

  • Torres, J. y Robalino, D. (2025). La educación emocional en la primera infancia como prevención de trastornos: revisión sistemática. Revista G-ner@ndo, 6(1). 2688-271.