Las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial son componentes fundamentales en el desarrollo académico y en el manejo en actividades cotidianas. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de procesamiento sensorial y funciones ejecutivas? El primer concepto refiere a todos los estímulos que ingresan a través de los cinco sentidos, los cuales son interpretados y procesados por el cerebro. Mientras que las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas muy importantes que permiten modular la conducta. Si te interesa el tema, te invitamos a leer esta nota acerca de un estudio reciente que ha arrojado luz sobre la evaluación de la capacidad ejecutiva y el procesamiento sensorial en el ámbito educativo.

¿Qué son las funciones ejecutivas?

Las funciones ejecutivas abarcan habilidades como la planificación, organización y control de acciones, siendo fundamentales para regular la conducta orientada a objetivos. En cuanto a su ubicación cerebral, las mismas dependen principalmente de la maduración de las áreas frontales. Particularmente, sus picos de desarrollo son a los cuatro y dieciocho años, y se relacionan con la resolución de problemas sociales, comunicación y motivación.

Desarrollo por etapas

Procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas

La evolución de las funciones ejecutivas se da por etapas. En este sentido, las habilidades de planificación y organización se adquieren entre los 6 y 8 años, mientras que el control inhibitorio sucede entre los 12 y los 14. Por último, la maduración de la flexibilidad cognitiva y resolución de problemas complejos sucede entre los 15 y los 19.

Cabe considerar que dichas funciones pueden presentar déficits que afecten el funcionamiento y adaptación de los niños a su entorno. Tal es así, que en algunos trastornos del neurodesarrollo las funciones ejecutivas se ven alteradas, por ejemplo en el trastorno del espectro autista (TEA) o en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Los 5 sentidos y la información

El procesamiento sensorial implica organizar las sensaciones que ingresan por los sentidos con el objetivo de generar una conducta adaptada. De este modo, los sentidos proporcionan información sobre el entorno y el cuerpo, la cual se interpreta a nivel cerebral. Cabe destacar que el procesamiento sensorial consta de cuatro fases:

  • Registro: Organización de estímulos por separado.
  • Modulación o regulación: Ajuste de la intensidad para percibir el estímulo.
  • Discriminación: Interpretación de estímulos y distinción de sus características específicas.
  • Integración: Unión de estímulos significativos de cada sentido para comprender las necesidades del entorno y generar una respuesta adecuada.

Sin embargo, este proceso puede presentar tanto déficits como distorsiones. Además, los trastornos en la integración sensorial presentan síntomas variados en cada individuo, ya que no hay dos perfiles sensoriales idénticos. Por dicha razón, al evaluar el nivel cognitivo de los niños, su capacidad de realizar actividades funcionales en la vida diaria y su desempeño escolar, resulta crucial identificar cómo los déficits o trastornos en el procesamiento sensorial impactan sobre los mismos.

En busca de respuestas

Un estudio, publicado en la revista Universitas Psychologica, tuvo como objetivo analizar las diversas técnicas de evaluación para valorar las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial en el entorno escolar. Todo ello a través de una revisión de investigaciones de la última década.

La población comprendida en las investigaciones seleccionadas eran niños de entre 3 y 12 años, es decir, comprendidos en etapa preescolar y de educación primaria. La muestra final de la revisión sistemática estuvo conformada por 15 artículos.

¿Cómo medir las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial?

En los estudios revisados se utilizan instrumentos estandarizados para evaluar las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial. El Inventario de Calificación de Comportamiento de la Función Ejecutiva (Behavioral Rating Inventory of Executive Functioning, BRIEF, en inglés) es el más común, con versiones para padres y profesores, mientras que el Cuestionario del Procesamiento Sensorial (Sensory Processing Measure, SPM, en inglés) y el Perfil Sensorial-2 son las herramientas principales para evaluar el procesamiento sensorial. Solo cinco estudios incluyen una evaluación del perfil sensorial, y el único que combina funciones ejecutivas y perfil sensorial es la Evaluación del procesamiento sensorial y funcionamiento ejecutivo (EPYFEI), validado en español.

Abordaje práctico: Funciones ejecutivas y procesamiento sensorial

Considerando la revisión de fuentes pertinentes, la evidencia disponible sobre el procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas en el entorno escolar es escasa. Sin embargo, a partir de la revisión se han extraído algunas conclusiones que se presentan a continuación.

Procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas

Para comenzar, las funciones ejecutivas tienen un impacto significativo en la participación en actividades escolares que supera la importancia del procesamiento sensorial. Por ejemplo, habilidades como la capacidad de resistir respuestas impulsivas, detener comportamientos adecuadamente y regular las respuestas emocionales, tienen un peso fundamental en la participación de las actividades escolares.

En esta misma línea, los menores que presentan déficits sensoriales más pronunciados también presentan deterioro en las funciones ejecutivas. No obstante, cuando no hay limitaciones en estas funciones, los déficits en el procesamiento sensorial pueden ser compensados.

El rol del terapeuta ocupacional

Dentro de las recomendaciones para abordar la temática cabe considerar el rol del terapeuta ocupacional. Y es que, la terapia ocupacional resulta beneficiosa en entornos preescolares para todos los niños, independientemente de si presentan o no dificultades en el neurodesarrollo, ya que contribuye a mejorar las habilidades motoras finas. Asimismo, es importante destacar que un entorno rico en estímulos sensoriales y actividades estructuradas contribuye al desarrollo de habilidades motoras y el equilibrio dinámico.

Cuestiones a considerar en futuras investigaciones…

En resumen, se ha observado una conexión entre el procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas. Incluso, la presencia de un déficit en el procesamiento sensorial está relacionada con una limitación dichas funciones. Por esta razón, se destaca la necesidad de contar con un instrumento que evalúe ambas áreas de manera conjunta, dado que la evidencia es limitada en el entorno escolar.

De esta forma, resulta crucial evaluar cómo influyen estas habilidades en el rendimiento académico y en su deterioro. Asimismo, y como fue mencionado previamente, el desarrollo de las funciones ejecutivas se alinea con las etapas de educación obligatoria, lo que nos permite identificar la manifestación de dificultades en el aprendizaje o en la adaptación. Si te interesa continuar profundizando en el tema, te recomendamos nuestro curso sobre evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en niños.

Referencia bibliográfica

  • Rodríguez-Martínez, M. C., Calvente-Barrero, E. y Romero-Ayuso, D. M. (2021). Evaluación de funciones ejecutivas y procesamiento sensorial en el contexto escolar: Revisión sistemática. Universitas Psychologica, 20, 1-13. https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy20.efep