La hipersexualidad, entendida como un comportamiento sexual excesivo e incontrolable, ha sido objeto de estudio en relación con diversos factores, entre ellos, el abuso sexual. Esta relación plantea interrogantes acerca de cómo las experiencias traumáticas en la infancia y adolescencia influyen en el desarrollo de comportamientos sexuales compulsivos en la adultez. Por ello, en esta nota, exploraremos la conexión entre la hipersexualidad y el abuso sexual.

Antes de comenzar: ¿Qué es la hipersexualidad?

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También conocida como comportamiento sexual compulsivo, se refiere a la preocupación excesiva por actividades sexuales, que puede incluir pensamientos, fantasías y conductas sexuales. Tales conductas, además, suelen interferir significativamente en la vida diaria, causando malestar y dificultades en las relaciones personales y profesionales.

Por otro lado, resulta importante señalar que la hipersexualidad no se encuentra en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés). Sin embargo, sí aparece en la Clasificación Internacional de Enfermedades (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, ICD-11, en inglés) como trastorno del comportamiento sexual compulsivo (Fontanesi et al., 2021).

¿Qué relación hay entre hipersexualidad y abuso sexual?

Tanto en la infancia como en la adolescencia, el abuso sexual ha sido identificado como un factor de riesgo significativo para el desarrollo de la hipersexualidad. De hecho, estudios han demostrado que las personas con antecedentes de haber sufrido abuso sexual suelen presentar niveles más altos de hipersexualidad en comparación con aquellas sin tales antecedentes.

En este sentido, una investigación reciente de una muestra de 16.823 adultos, reveló que el abuso sexual infantil y adolescente está asociado con la hipersexualidad en ambos géneros. Pese a ello, cabe destacar que la relación entre el abuso e hipersexualidad fue más fuerte en los hombres que en las mujeres (Slavin et al., 2020).

El impacto del abuso sexual en la hipersexualidad

En ocasiones, el abuso sexual en la infancia y la adolescencia puede tener consecuencias duraderas en la salud mental y el comportamiento sexual. De esta forma, se ha sugerido que altera el desarrollo psicosexual y emocional. Y que, a su vez, contribuye al desarrollo de comportamientos sexuales compulsivos en la adultez.

Adicionalmente, el abuso sexual no solo afecta el desarrollo psicosexual, sino que también podría alterar la capacidad para establecer límites saludables en las relaciones de pareja. En este contexto, la hipersexualidad es, en cierto modo, una forma de lidiar con el trauma y la angustia emocional resultantes de la violencia sexual sufrida. Incluso, podría ser un mecanismo para afrontar el estrés postraumático, la ansiedad, la depresión y otros síntomas del abuso sexual.

Diferencias de género en la hipersexualidad: ¿Algo que ver?

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Las diferencias de género en la relación entre el abuso sexual y la hipersexualidad son complejas y multifacéticas. Pues, tanto hombres como mujeres experimentan y procesan el abuso sexual de maneras variadas.

Así, investigaciones han propuesto que los hombres que han sido víctimas de abusos sexuales, son más propensos a desarrollar comportamientos hipersexuales como una forma de reafirmar su masculinidad y recuperar el control perdido durante el abuso. Por otro lado, las mujeres, pueden desarrollar hipersexualidad como una manera de lidiar con la baja autoestima y la percepción distorsionada de la sexualidad y las relaciones íntimas (Slavin et al., 2020).

Una cuestión de normas sociales

Las normas sociales y culturales también desempeñan un papel fundamental en cómo se expresan y perciben los comportamientos sexuales en hombres y mujeres. Así, los hombres tienden a sentirse más presionados a exhibir comportamientos sexuales agresivos o promiscuos debido a las expectativas de género tradicionales. Mientras que las mujeres pueden enfrentar un estigma mayor por comportamientos similares.

Pese a ello, cabe destacar que estas son simplemente posibles explicaciones de cómo las normas sociales y los prejuicios en torno a los roles de género influyen en las experiencias de abuso sexual. Y, por ende, en cómo se manifiesta la hipersexualidad en quienes atravesaron tales experiencias.

Y… ¿Cómo impacta el abuso según la neurociencia?

Las experiencias adversas tempranas tienen un impacto significativo en el desarrollo neurobiológico de las personas afectadas. Pues, durante estas etapas críticas de desarrollo, el cerebro es altamente plástico y sensible a las experiencias ambientales. Permitiendo que se den alteraciones en su desarrollo normal.

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En este sentido, existe la posibilidad de que dicho tipo de abuso active de manera crónica el sistema de respuesta al estrés, llevando a la liberación excesiva de hormonas como el cortisol. Tal activación es capaz de dañar áreas del cerebro como el hipocampo, crucial para la memoria y la regulación emocional, y la amígdala, involucrada en la respuesta al miedo y la emoción (Fontanesi et al., 2021).

Otras alteraciones en el cerebro

Asimismo, también altera la conectividad entre diferentes regiones del cerebro. Por ejemplo, se ha observado una conectividad reducida entre la amígdala y la corteza prefrontal en personas con este tipo de antecedentes. De esta manera, dificulta la regulación de las emociones y el control de los impulsos.

Conjuntamente, hay que considerar que tiene la capacidad de impactar en la producción y regulación de neurotransmisores. Entre ellos destacan la serotonina, dopamina y glutamato, fuertemente implicados en la regulación del estado de ánimo, el placer y la respuesta al estrés.

Factores protectores

A pesar de la fuerte correlación entre el abuso sexual y la hipersexualidad, existen factores que mitigan esta relación. A modo de ejemplo, el apoyo social y familiar ha demostrado ser un factor protector crucial. Las personas que cuentan con redes de apoyo sólidas y relaciones familiares positivas tienden a mostrar una menor incidencia de comportamientos hipersexuales. Incluso si han experimentado abuso sexual en su infancia o adolescencia (Kingston et al., 2016).

Conclusión

La conexión entre la hipersexualidad y el abuso sexual es compleja y multidimensional, abarcando factores psicológicos, neurobiológicos y sociales. Experiencias de este estilo, especialmente durante la infancia o adolescencia, dejan secuelas profundas y duraderas, afectando el comportamiento sexual y la salud mental en etapas posteriores de la vida. En algunos casos, estas se manifiestan como hipersexualidad en la adultez.

Por tanto, comprender la conexión resulta relevante para desarrollar intervenciones terapéuticas efectivas que aborden tanto los síntomas de la hipersexualidad como los traumas subyacentes. En último lugar, es necesario mencionar que la consideración de las diferencias de género tendría un impacto positivo en la personalización del tratamiento. Así como en el apoyo a las personas afectadas.

Referencias bibliográficas

  • Slavin, M. N., Blycker, G. R., Potenza, M. N., Böthe, B., Demetrovics, Z. y Kraus, S. W. (2020). Gender-related differences in associations between sexual abuse and hypersexuality. The Journal of Sexual Medicine, 17(10), 2029-2038. https://doi.org/10.1016/j.jsxm.2020.07.008
  • Fontanesi, L., Marchetti, D., Limoncin, E., Rossi, R., Nimbi, F. M., Mollaioli, D., Sansone, A., Colonnello, E., Simonelli, C., Di Lorenzo, G., Jannini, E. A. y Ciocca, G. (2021). Hypersexuality and trauma: a mediation and moderation model from psychopathology to problematic sexual behavior. Journal of Affective Disorders, 281, 631-637. https://doi.org/10.1016/j.jad.2020.11.100
  • Kingston, D. A., Graham, F. J. y Knight, R. A. (2016). Relations between self-reported adverse events in childhood and hypersexuality in adult male sexual offenders. Archives of Sexual Behavior, 45(7), 1673–1685. https://doi.org/10.1007/s10508-016-0873-5