Hablar de hipnosis siempre ha sido un fenómeno intrigante que ha cautivado a la humanidad durante siglos, así como objeto de debate, fascinación y estudio en igual medida. A lo largo de la historia, esta práctica ha sido utilizada para inducir estados de conciencia alterados, en los que las personas parecen ser más susceptibles a sugerencias y experiencias fuera de lo común. Sin embargo, en el vínculo entre la hipnosis y el sistema nervioso humano también ha primado la especulación. Por lo que, en esta nota revisaremos cómo, en las últimas décadas, los avances en la neurociencia han arrojado luz sobre la naturaleza del proceso hipnótico, revelando conexiones complejas entre esta experiencia mental y el funcionamiento del cerebro.
¿Qué es la hipnosis?
La hipnosis puede definirse como un estado de conciencia alterado en el que una persona experimenta mayor susceptibilidad a sugestiones y cambios en la percepción, la cognición y la respuesta emocional. En dicho estado, la persona suele estar más receptiva a las indicaciones y directrices del hipnotizador o terapeuta, lo que puede llevar a una variedad de experiencias y efectos, como cambios en la percepción del dolor, la relajación profunda, la mejora de la memoria o la modificación de ciertos hábitos (Capafons, 1998).
En las profundidades del cerebro
Para hablar desde la perspectiva neurocientífica, es importante mencionar que, actualmente, se estudian los diferentes procesos fisiológicos y cognitivos implicados donde la hipnosis genera cambios en la percepción, cognición y respuesta emocional. Un este estado donde se observan modificaciones en la actividad cerebral y la comunicación entre diferentes áreas del cerebro (Phillips et al., 2022).
Y es que, se ha observado que, a nivel neuronal, la hipnosis suele estar asociada con una disminución de la actividad en las regiones del cerebro responsables del procesamiento de la información sensorial y la evaluación crítica. Además, también parece existir un aumento en la comunicación entre las áreas relacionadas con la atención, imaginación y memoria.
¿La hipnosis sería como un estado de sueño?
Es importante destacar que uno de las grandes interrogantes dentro de la sociedad es si la hipnosis es un estado de sueño. Sin embargo, la hipnosis no es un estado de inconsciencia o sueño, sino más bien una modificación de la conciencia que permite un mayor acceso al subconsciente y a los procesos mentales que normalmente son menos accesibles en estados de conciencia ordinarios. Todo esto contando que la experiencia de la hipnosis puede variar de persona a persona, y no todos son igualmente susceptibles a sus efectos.
Lo que sucede en un proceso hipnótico en el cerebro
Una de las teorías neurocientíficas sobre cómo funciona la hipnosis es la teoría de la desconexión moral, de Albert Bandura; así como la teoría de la disociación, de Pierre Janet. En ambas se señala la aplicación en estado hipnótico y se explica cómo algunas conexiones neuronales, que normalmente están presentes, se debilitan, mientras que pueden formarse otras conexiones atípicas.
Zonas cerebrales involucradas
Lo anterior puede llevar a una separación de las funciones cognitivas y sensoriales, permitiendo que ciertos procesos mentales operen de manera independiente. De hecho, se han observado diferentes alteraciones en áreas hipocampales, entorrinales, fronto-temporales así como hipotalámicas y talámicas; encargado del almacenamiento de memorias, emociones y conductuales (Bender y Carlberg, 2003).
En los últimos años, los estudios de neuroimagen funcional, como la resonancia magnética funcional (functional magnetic resonance, RMf, en inglés), han proporcionado evidencia de que diferentes áreas cerebrales están involucradas en la hipnosis.
Por ejemplo, se ha observado un aumento en la actividad en la corteza prefrontal, región relacionada con la toma de decisiones y regulación de la atención. Además, también se ha encontrado que la ínsula, involucrada en la percepción corporal y la empatía, puede tener un papel importante en la experiencia hipnótica (Landry y Raz, 2015).
¿Cuáles serían las áreas cerebrales que se modificarían en el sujeto en trance?
Si bien, ya se han mencionado algunas áreas como el tálamo, hipotálamo y entorrinal, reguladoras de conducta y emociones, en un proceso hipnótico se encuentran involucradas también:
- Corteza prefrontal: Se cree que la corteza prefrontal, involucrada en funciones ejecutivas y control cognitivo, puede tener un papel en la modulación de la respuesta a las sugestiones hipnóticas. La hipnosis podría influir en la actividad de esta región, permitiendo una mayor aceptación de las sugerencias.
- Corteza cingulada anterior: Un área del cerebro relacionada con la atención y el procesamiento emocional. Algunos estudios sugieren que la hipnosis puede afectar la actividad en la corteza cingulada anterior, pudiendo contribuir a mayor susceptibilidad a las sugestiones.
- Corteza parietal: La corteza parietal está involucrada en la integración sensorial y la percepción del propio cuerpo. Se ha observado que la hipnosis puede impactar en la percepción del tiempo y el espacio, relacionándose con cambios en la actividad de dicha región.
- Corteza motora: Investigaciones también han encontrado cambios en la actividad de la corteza motora durante la hipnosis, lo que sugiere que la hipnosis podría influir en la ejecución de movimientos y la percepción de la acción.
- Corteza sensorial: La hipnosis también puede influir en la percepción sensorial. Tal es así, que se ha observado que las áreas de la corteza sensorial pueden responder de manera diferente a los estímulos durante este proceso, afectando la forma en que se perciben las sensaciones (Serrano y Araya, 2019).
La relación hipnótica entre cerebro y la respiración profunda
La relación entre el proceso hipnótico, la respiración profunda y el sistema nervioso es compleja y aún no está completamente comprendida. Sin embargo, hay algunas conexiones y efectos que se han observado y estudiado en relación con tales aspectos.
Inspirar y espirar
Ciertamente, la respiración profunda y consciente es una técnica común utilizada para inducir la relajación, relacionada con la activación del sistema nervioso parasimpático. Este último, es responsable de promover la relajación, la recuperación y la conservación de energía. Por lo que, en dicho sentido, la respiración profunda puede facilitar el estado de receptividad y relajación, que es útil en la hipnosis (Liu et al., 2018).
Comúnmente, para el manejo de la ansiedad y el estrés, la respiración profunda y controlada puede ayudar a reducir la respuesta a través de la activación del sistema nervioso parasimpático y disminución de la respuesta del sistema nervioso simpático, asociado con la lucha o huida.
Así, podría decirse que emplear la respiración profunda genera cambios neurofisiológicos, en los cuales, algunas personas, pueden experimentar amnesia temporal para ciertos eventos o sugestiones dadas durante la hipnosis. Lo que explicaría la experimentación de sensaciones y emociones con una intensidad inusual.
Conclusión
Podemos concluir que el vasto teatro de la mente humana entre el proceso hipnótico y el cerebro revela un espectáculo fascinante de conexiones profundas y secretos ocultos. Como dos protagonistas entrelazados, la hipnosis y el cerebro, sincronizados entre la sugestión y la percepción.
En cada giro hipnótico y en destello neural, presenciamos la maravilla de cómo la mente puede ser guiada hacia estados insospechados de conciencia. Y es que, los senderos de la hipnosis desvelan que el cerebro es también un laberinto donde se entretejen los hilos de la realidad y la ilusión. En última instancia, esta relación profunda entre hipnosis y cerebro nos recuerda que la mente humana es un horizonte infinito de posibilidades, donde el poder de la sugestión puede desbloquear puertas hacia lo inexplorado e inexplicable.
Referencias bibliográficas
- Bender, M. A. y Carlberg, K. (2003). Sickle Cell Disease. En M. P. Adam (Eds.) et. al., GeneReviews. University of Washington, Seattle.
- Capafons, A. (1998). Rapid self-hypnosis: A suggestion method for self-control. Psicothema, 10(3), 571-581.
- Landry, M. y Raz, A. (2015). Hypnosis and imaging of the living human brain. The American journal of clinical hypnosis, 57(3), 285-313. https://doi.org/10.1080/00029157.2014.978496
- Liu, Y., Qin, W., Li, R., Yu, S., He, Y. y Xie, Y. (2018). Investigation on the Neural Mechanism of Hypnosis-Based Respiratory Control Using Functional MRI. Contrast media & molecular imaging, 2018, 8182542. https://doi.org/10.1155/2018/8182542
- Phillips, W., Price, J., Molyneux, P. D. y Deeley, Q. (2022). Hypnosis. Practical neurology, 22(1), 42-47. https://doi.org/10.1136/practneurol-2020-002839
- Scalabrini, A., Mucci, C., Esposito, R., Damiani, S. y Northoff, G. (2020). Dissociation as a disorder of integration–On the footsteps of Pierre Janet. Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry, 101, 109928. https://doi.org/10.1016/j.pnpbp.2020.109928
- Serrano, F. R. y Araya, V. C. (2019) NEUROANATOMÍA Curso 2018-2019.