Podemos coincidir en que el profesor tiene un rol importante como promotor del aprendizaje. Así, dentro de la comunidad científica, hay un elemento que ha sido estudiado varias veces: ¿Cómo hacer que lo que enseña el docente sea efectivo? Ciertamente, la incidencia del profesor en el aula es significativa en el estudiante. Lograr el anhelado aprendizaje significativo es un proceso que conlleva varios puntos importantes, la instrucción o consigna, evaluación y feedback de la tarea. En esta ocasión nos centraremos en la instrucción de la tarea, también llamada consigna, como elemento clave de enseñanza para lograr una lección efectiva.
Enseñar consiste en proveer de experiencias que el estudiante necesita para aprender y en motivarlo para que se implique cognitivamente en ellas (Ruiz, 2020, p. 251)
¿Qué implica una lección efectiva?
Con respecto a las lecciones, no solamente nos referimos al momento en el que el docente expone sus conocimientos.
Hablamos de todas aquellas estrategias metodológicas que utiliza en las actividades escolares, ya sea de forma grupal o individual.
De hecho, existe una amplia gama de posibilidades cuando nos referimos a propuestas educativas y, generalmente, están combinadas entre sí para una mejor comprensión de contenidos.
En otras palabras, una lección engloba todas las acciones que dirige el docente cuando está desarrollando su clase.
El objetivo que persigue es promover el aprendizaje.
Por tanto, debemos entender la lección como la unidad temporal en la que se distribuyen las oportunidades de aprendizaje en la clase.
Dependen, en gran medida, de las metas que se están persiguiendo, las estrategias utilizadas o el grupo al que va dirigido, entre otros.
Principios básicos de la instrucción en la tarea: Caminando hacia una lección efectiva
Instrucción directa: Consigna clara
En primer lugar, nos centraremos en lo que implica una instrucción directa para luego abordar los principios básicos de una determinada consigna.
Así pues, nos referimos a que una tarea es directa cuando el docente expone de forma explícita el contenido que desea que sus estudiantes aprendan. Para hacerlo posible, organiza una serie de actividades cuyo objetivo es consolidar dicho aprendizaje.
Ahora, un apunte importante sobre ello es que, para lograr que el aprendizaje sea duradero es importante que el profesor proporcione diversas oportunidades que permitan que los estudiantes den sentido a lo que aprenden.
En este punto, nos conviene retomar conceptos importantes como el de “zona de desarrollo próximo”, introducido por Lev Vygostky, que nos permite comprender la importancia del entorno y la guía del docente para la internalización y el refuerzo de conocimientos.
De esta manera, el docente puede asegurarse de que los estudiantes piensen sobre lo que están aprendiendo. En otras palabras, hablamos de un aprendizaje guiado.
Esta guía se establece en proporción con el nivel de conocimiento del alumno. Es decir, mientras más novato sea, mayor será el nivel de implicación del docente para, poco a poco, ir logrando cierta autonomía hasta llegar a un aprendizaje autorregulado y significativo.
Veamos más sobre lo que implica una consigna clara.
Rosenshine: La instrucción de la tarea como elemento clave de enseñanza
Para Barak Rosenshine (2010), quien fue profesor de psicología educativa en la Universidad de Illinois, la perspectiva de la instrucción de la tarea debía ser abordada con una mirada científica.
Fue así que, tras varios años de investigaciones, decidió elaborar una publicación en la que se exponían los principios básicos para una lección efectiva, considerando la importancia de la consigna en el aula. Los revisamos a continuación (Ruiz, 2020).

Secuenciación y dosificación
Se puede resumir esto como el descomponer una estructura en sus partes. De tal manera, el docente busca que los estudiantes aprendan de forma progresiva y secuencial.
Pretender que los estudiantes aprendan muchas cosas al mismo tiempo puede ser un error.
Por ello, resulta necesario que el contenido sea dosificado, aprendiendo ciertas cosas en diferentes momentos aislados pero combinándolas conforme se vayan reforzando.
Modelizar
Este aspecto se refiere a proporcionar a los alumnos, de forma explícita, modelos de trabajo que puedan emplear para guiar su razonamiento.
Como presentar ejemplos de las tareas que se van a elaborar, mostrar cómo se van a realizar, explicar cómo resolver una situación paso a paso (pero también externalizando los procesos de metacognición que se utilicen) o proporcionar material adicional que pueda enfatizar dicho aprendizaje.
En definitiva, conviene utilizar diversos ejemplos que permitan vincular lo concreto (ejemplos) con lo abstracto (conceptos y procedimientos, entre otros).
Repasar
La evocación, una técnica de memoria que implica que el estudiante se esfuerce por recordar lo aprendido, resulta de gran utilidad. Dedicar tiempo a reforzar aquellos conocimientos que se han dado previamente es de todo menos una pérdida de tiempo.
Siguiendo esta línea, el docente puede realizar pequeños ejercicios o tareas (mapas conceptuales, resúmenes, test breves -sin que ello implique un alto impacto en la calificación-, apuntes…) que permitan repasar la información.
Así, esta práctica permite que los estudiantes puedan reactivar conocimientos previos. Ahora, se recomienda hacerlo al inicio de las lecciones o la semana, dependiendo de la planificación curricular.
Preguntar
Según Cotton (1998), los profesores que realizan un mayor número de preguntas a lo largo de la lección consiguen que sus estudiantes obtengan mejores calificaciones. Por ejemplo, al preguntar al inicio, puede hacerse una especie de warming-up, es decir, un calentamiento para que se activen los conocimientos previos.

Posteriormente, preguntar a lo largo de la sesión, permite valorar el grado de comprensión de la tarea.
Con esto, se pueden tomar medidas como reforzar, aclarar, ejemplificar, conceptualizar o volver explicar aquellas situaciones que pueden estar erróneas.
Además, el feedback vuelve a ser un punto necesario durante la lección.
Sumado a esto, los estudiantes generan el hábito de estar atentos a la clase, pues saben que en cualquier momento el docente solicitará su participación.
Lo que, a su vez, permite que puedan evocar sus conocimientos.
Ahora, es importante que las preguntas se enfoquen en la comprensión de lo que se está enseñando.
Por ejemplo, si se busca que comprendan un proceso, puede pedirse a los alumnos que expliquen el procedimiento paso a paso en sus propias palabras.
De igual manera, es importante destacar que, para intentar lograr la participación de todos, conviene preguntar de forma específica, en función de lo que sabemos de la clase y los estudiantes. Eso sí, también se pueden promover prácticas grupales en las que todos tengan la oportunidad de participar.
Estructurar y guiar la práctica
Por último, pero no menos importante, encontramos la planificación de la tarea y la entrega de un feedback. Esto consiste en que los profesores proporcionen tiempo suficiente para la realización de la misma, contando con tiempo para la práctica.
Es decir, si buscamos que los alumnos dominen un conocimiento específico, debemos darles tiempo y acompañar en el proceso. Por tanto, ninguna lección debe prescindir de un feedback, que es el momento clave en el que los estudiantes tomarán consciencia sobre su aprendizaje, aciertos, errores y posibles mejoras.
Conclusión
El dominio de un conocimiento se produce a partir de un proceso constante, sistemático y progresivo. Este, no puede ser posible si no cuenta con el acompañamiento del docente, quien está encargado de monitorear, intervenir y corregir los aciertos y errores de sus alumnos.
Así, la instrucción de la tarea o consigna es un elemento clave en la enseñanza en el que inciden otros procesos que, a la par, dan paso a un aprendizaje duradero, eficaz y significativo.
Lograr una lección efectiva puede ser más sencillo si tomamos en cuenta los procesos anteriormente mencionados.
Referencias
- Cotton, K. (1998). Classroom questioning. School Improvement Research Series, 5, 1-22. https://educationnorthwest.org/sites/default/files/ClassroomQuestioning.pdf
- Rosenshine, B. (2010). Principles of Instruction. Educational Practices Series-21. UNESCO, International Bureau of Education. http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/Publications/Educational_Practices/EdPractices_21.pdf
- Ruiz Martín, H. (2020). ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza (1a edición). Editorial Graó.