La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más importantes del siglo XXI. Este cuadro es producto de un estilo de vida inadecuado en el que priman hábitos alimentarios y estilos de vida poco saludables. Como bien sabemos, el crecimiento de un niño depende de factores como la lactancia, una buena nutrición, actividad física constante y hábitos de sueño saludables. No obstante, cuando estos elementos no son manejados adecuadamente, existen consecuencias muy graves. Según datos de la OMS (2016), se estima que cerca de 41 millones de niños en todo el mundo sufren obesidad. No es más alentador todavía el pronóstico que estima dicha entidad para el año 2025, indicando que dicha cifra puede aumentar a 70 millones. Veamos más sobre las consecuencias de la obesidad infantil y su impacto a nivel psicológico y neuropsicológico.

¿Qué es la obesidad infantil y cuáles son sus causas?

La obesidad es considerada una enfermedad de origen multicausal y crónica. Lo que quiere decir que hay factores, tanto individuales como contextuales, que pueden incidir en su presencia. Estos varían entre genéticos, socioeconómicos, psicosociales, metabólicos y ambientales.

¿Cuál es el impacto psicológico de la obesidad infantil?

La presencia de obesidad implica un aumento de grasa corporal que se ve reflejada en un incremento de peso. Esto como consecuencia de la ingesta de alimentos, que produce un aumento calórico debido al exceso de consumo de grasa y carbohidratos.

Indiscutiblemente, su prevención es fundamental, ya que este suele ser un problema que persiste en la adultez. De hecho, entre el 77 y el 92 % de los niños y niñas continuarán teniendo problemas de obesidad en años posteriores (Muñoz y Arango, 2017).

Importancia de la lactancia y alimentación en la etapa preescolar

De acuerdo con la OMS (2019), la lactancia es valiosa en la nutrición del recién nacido. No solo por el fortalecimiento del vínculo afectivo entre la madre y el niño, sino también por los beneficios en su desarrollo general. Las recomendaciones planteadas para una salud óptima indican que la lactancia se debe producir, como mínimo, durante los primeros seis meses de vida del bebé. Posterior al período de destete, la nutrición del bebé tiene que ser complementada con otro tipo de nutrientes y alimentos adecuados.

Alimentación en la etapa preescolar

Conforme los niños van creciendo durante el período preescolar, la cantidad de comida que ingieren depende del entorno en el que se encuentran. Hasta los tres años de edad, tienden a comer hasta satisfacerse. No obstante, conforme van creciendo (a los cinco años, por ejemplo), suelen comer las porciones que se les presentan y en mayor proporción.

Es, por tanto, importante preparar porciones adecuadas y nutritivas y no exigir ni presionar a los niños por dejar el plato vacío. De hecho, es necesario el establecimiento de horarios y rutinas.

¿Cuál es el impacto psicológico de la obesidad infantil?

Adicionalmente, es relevante considerar que los padres son referentes sobre cómo se alimentarán sus hijos. En consecuencia, enseñarles a diferenciar entre tener hambre, antojos y sentirse satisfechos, es favorable para que identifiquen adecuadamente sus sensaciones.

Consecuencias de la obesidad infantil

Existen diversos problemas derivados a partir de la obesidad infantil, estos varían desde el aspecto físico, funcionamiento fisiológico e impacto psicológico. A continuación, detallamos sus diversas consecuencias.

Efectos de la obesidad en la salud física

En primer lugar, abordaremos las consecuencias relacionadas con la salud física. Como menciona la OMS (2016), estas serían:

  • Cardiopatías de diversos tipos.
  • Problemas de movilidad y discapacidad.
  • Propensión a la diabetes debido a la resistencia de insulina producida.
  • Trastornos osteomusculares.
  • Desarrollo de algunos tipos de cáncer.
  • Síndromes metabólicos.

Consecuencias de la obesidad infantil: Impacto a nivel psicosocial

Los efectos psicológicos en los niños que presentan obesidad son consecuencia de la percepción negativa de su imagen corporal. La imagen corporal de una persona hace alusión a todas aquellas percepciones, sentimientos y emociones que elabora frente a su aspecto corporal. Dicha imagen se construye a partir de las experiencias, ideas, concepciones e influencias del entorno en el que nos encontramos.

Como consecuencia, en el caso de los niños con obesidad infantil, estos presentan una baja autoestima, poca motivación para llevar a cabo actividades físicas, poco nivel de confianza sobre sus capacidades físicas e incluso depresión. En la sociedad actual, la presión social por cumplir estándares de belleza “adecuados” se evidencia con mayor fuerza conforme crecemos.

Esto quiere decir que los menores pueden ver comprometida su capacidad de adaptación social, justamente, por vivir tal presión con sus pares, debido a que, por su apariencia física, los niños con obesidad infantil pueden ser víctimas de comentarios inapropiados y burlas por parte de sus compañeros. En casos más extremos, pueden llegar a ser excluidos de las actividades sociales o incluso discriminados por su apariencia física. Es entonces cuando la obesidad puede convertirse en un punto de vulnerabilidad para el niño y generar inseguridades y malestar, sobre todo a nivel psicosocial.

¿Qué es la obesidad infantil?

Consecuencias a nivel neuropsicológico

La presencia de obesidad en los niños puede desencadenar diversas consecuencias a nivel cerebral. Estudios han encontrado que puede producirse una disfunción en las vías dopaminérgicas. Dichas vías son las encargadas del control de los impulsos y actúan en el sistema de recompensa cerebral, estimulando aquellos sistemas que se encargan de mediar el apetito y la saciedad.

Por otro lado, se ha observado también un impacto en las funciones ejecutivas, con mayor relevancia en la capacidad de planeación e inhibición. Lo que se traduce en que pueden presentarse problemas para controlar los impulsos, afectando así su conducta, sobre todo al momento de comer. En consecuencia, los menores que presentan este cuadro tienden a optar por hacer actividades que impliquen menos esfuerzo, que sean de fácil ejecución y recompensa rápida.

¿Cómo podemos prevenir la obesidad infantil?

Es importante mencionar que un estilo de vida saludable es elemental para la prevención de cualquier tipo de patología, y más aún, de la obesidad infantil. Por ello, es relevante evitar una vida sedentaria y promover una actividad física adecuada. Asimismo, sabemos que la tecnología es un aliado crucial, pero no por ello, debe transformarse en el único medio de entretenimiento u ocio para brindar a los niños. Limitar el tiempo de pantalla y cambiarlo por diversas actividades es altamente recomendable

Consecuencias de una mala alimentación

Por otro lado, también es fundamental delimitar una dieta balanceada y nutritiva en los niños. Esto quiere decir:

  • Consumir variedad de frutas, verduras, legumbres y cereales.
  • Limitar el consumo de grasas y azúcares procesados.
  • Promover una actividad física diaria de mínimo una hora.

Dentro del tratamiento de esta enfermedad es importante llevar a cabo un trabajo interdisciplinario. Idealmente entre un médico, nutricionista y psicólogo.

Recomendaciones a nivel psicosocial

El trabajo en psicoterapia se centrará en aquellos aspectos que pueden verse disminuidos, como la autoestima o aquellos complejos relacionados con la imagen corporal. Asimismo, se deben utilizar técnicas de modificación de conducta que puedan dar paso a un mejor autocontrol.

Dentro de las técnicas podemos encontrar la realización de contratos por compromiso, la introducción progresiva de recomendaciones psicoeducativas, estrategias de autocontrol, registros de la conducta alimentaria y de ejercicio físico y recompensas por el esfuerzo realizado (Chueca, Azcona y Oyarzábal, 2002).

Sin duda alguna, debemos sumar una lista de recomendaciones a la familia, aspecto fundamental en el tratamiento del sobrepeso. El apoyo familiar es clave en este proceso. El terapeuta deberá incluir una reeducación de hábitos, socialización de pautas alimentarias y recomendaciones sobre la importancia de mantener hábitos saludables.

Conclusión

Como hemos visto, las consecuencias de la obesidad infantil incluyen un impacto psicológico y neuropsicológico significativo que, incluso, puede ser tan dañino como a nivel físico. Considerando esto, es innegable el apoyo de los padres de familia para promover rutinas saludables desde temprana edad.

Finalmente, es necesario realizar un tratamiento interdisciplinario para manejar la situación y las diversas consecuencias que puedan darse. No se trata solo de un tema de apariencia física, se trata de guardar un equilibrio entre el estar bien y sentirse bien.

Referencias bibliográficas

  • Chueca, M., Azcona, C. y Oyarzábal M. (2002). Obesidad Infantil. Revista Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 25(1), 127-141. Doi: https://doi.org/10.23938/ASSN.0821
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  • Moreira, D., Rodríguez, V., Mera, J. y Medranda R. (2018). Factores de Riesgo más relevantes en el aumento de obesidad infantil. Revista Científica de Investigación actualización del mundo de las Ciencias, 2(4), 24-40. https://doi.org/10.26820/reciamuc/2.(4).diciembre.2018.24-40
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  • Organización Mundial de la Salud (2019). Lactancia materna exclusiva para reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad infantil. https://www.who.int/elena/titles/breastfeeding_childhood_obesity/es/
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  • Papalia, D., Wendkos, S. y Duskin, R. (2009)Psicología del desarrollo: De la infancia a la adolescencia (Undécima Edición). McGraw Hill.