El destete es una fase crucial en el desarrollo infantil dado que marca el inicio de una transición alimentaria significativa. Su importancia radica en múltiples aspectos, desde el nutricional hasta el emocional, y su comprensión puede influir en el bienestar a largo plazo del bebé. Pero… ¿Qué implica exactamente el destete y por qué es tan relevante en la crianza? Sigue leyendo para comprender más.

Destete: Una fase crucial del desarrollo infantil

Este concepto se refiere al proceso gradual de introducir alimentos sólidos o semisólidos a un niño. Un proceso que se da después de que ha sido alimentado con leche materna o fórmula por cierto tiempo. Durante el destete, se busca que los nuevos alimentos contribuyan de manera significativa a la ingesta de energía y nutrientes del niño. Por ello, es un paso importante en el desarrollo infantil y puede tener implicaciones significativas en la salud y el crecimiento del menor.

Diferentes perspectivas

Las perspectivas biológicas sobre la lactancia materna resaltan su importancia evolutiva y fisiológica en el desarrollo infantil, enfatizando los beneficios a largo plazo para la salud del pequeño. En contraste, las perspectivas culturales ponen de relieve cómo las normas, creencias y valores de una sociedad influyen en las decisiones de lactancia materna de las mujeres, lo que puede llevar a variaciones significativas en la duración y aceptación de la lactancia en diferentes comunidades.

Las perspectivas biológicas sobre la lactancia materna resaltan su importancia evolutiva y fisiológica en el desarrollo infantil, enfatizando los beneficios a largo plazo para la salud del niño.

Aquí, es crucial reconocer la interacción compleja entre estos dos enfoques, ya que la biología y la cultura se entrelazan en la experiencia de la lactancia materna. De esta forma, se destaca la importancia de abordar tanto los aspectos biológicos como los culturales al apoyar a las mujeres en sus decisiones de lactancia (Dettwyler, 2004).

Con respecto a la fisiología

Durante el destete se producen una serie de cambios fisiológicos en el organismo del niño. Lo anterior sucede, como ya mencionamos, a medida que se introduce una variedad de alimentos sólidos y semisólidos en su dieta.

Dichos cambios incluyen adaptaciones en el sistema digestivo para procesar y absorber los nuevos alimentos, así como ajustes en el metabolismo, con el fin de utilizar de manera eficiente los nutrientes provenientes de la dieta. Además, también puede haber cambios en la microbiota intestinal, la cual desempeña un papel crucial en la digestión, absorción de nutrientes y salud general del niño.

Por su parte, a nivel hormonal, se provocan modificaciones en la liberación de ciertas hormonas relacionadas con el apetito, metabolismo y crecimiento. Y, asimismo, dicho proceso afecta la maduración de ciertos órganos y sistemas, como el sistema inmunológico y el sistema nervioso (Wharton, 1989).

Pero… ¿Cómo impacta en la salud infantil?

Como se ha recalcado, el proceso de destete tiene un impacto significativo en la salud infantil. De hecho, durante esta transición es crucial asegurar que el niño reciba los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo saludables. Ya que, una adecuada práctica contribuye a establecer hábitos alimenticios saludables a lo largo de la vida.

En adición, el destete también puede influir en la diversidad de la dieta del niño, su capacidad de adaptación a diferentes texturas y sabores, y en la formación de su sistema inmunológico. Por lo tanto, es fundamental abordar el proceso de manera cuidadosa y consciente para garantizar el bienestar y la salud óptima del menor (Niño et al., 2012).

Veamos algunas de las patologías asociadas al destete

El proceso de destete puede tener un impacto significativo en la salud infantil.

En esta parte del desarrollo existe la posibilidad de que diversas patologías que afectan la salud infantil. Algunas de las condiciones comunes asociadas incluyen la sobrealimentación, la desnutrición y la deficiencia de ciertos nutrientes esenciales.

La sobrealimentación durante el destete, por ejemplo, predispone a los niños a problemas de peso. Un ejemplo podría ser la obesidad, que a su vez aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta.

Por otro lado, la desnutrición, causada por una ingesta insuficiente de alimentos nutritivos durante el destete, muchas veces resulta en retraso en el crecimiento, deficiencias nutricionales y compromiso del sistema inmunológico. Aquí, como inciso, cabe destacar que es fundamental abordar dichas patologías de manera temprana y adecuada durante el proceso de destete para promover la salud y el bienestar a largo plazo.

Adicionalmente, el destete prematuro, en ocasiones, impacta negativamente en la salud del niño al privarlo de beneficios nutricionales, inmunológicos, emocionales y cognitivos que la lactancia materna proporciona. Por tanto, es importante promover y apoyar la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y continuar con la lactancia complementaria hasta los 2 años o más, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Karall et al., 2015).

Entonces… ¿Cómo sería un destete saludable?

Implicaría, sin dudas, una transición gradual y cuidadosa de la alimentación exclusiva con leche materna a la introducción de alimentos sólidos y semisólidos en la dieta del niño. Sin embargo, es importante recordar que cada bebé es único y puede tener diferentes necesidades y tolerancias alimentarias. Por ende, es recomendable consultar con un profesional de la salud, como un pediatra o dietista, para obtener orientación personalizada sobre un plan de destete saludable para un bebé específico (Davies y O’Hare, 2004).

Adicionalmente, el destete prematuro puede impactar negativamente en la salud del niño al privarlo de los beneficios.
  • Introducción gradual de alimentos sólidos: Comenzar introduciendo alimentos blandos y fáciles de digerir, como purés de frutas y verduras, cereales infantiles y purés de proteínas suaves. Así, a medida que el niño se acostumbra a estos alimentos, se agregan gradualmente alimentos con diferentes texturas y sabores.
  • Variedad de alimentos: Consiste en ofrecer una amplia variedad de alimentos nutritivos para garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes.
  • Respetar las señales de hambre y saciedad: Se debe permitir que el pequeño controle la cantidad de alimentos que consume y respete sus señales de hambre y saciedad.
  • Mantener un ambiente positivo durante las comidas: Creando un ambiente tranquilo y agradable para fomentar una relación positiva con la comida.
  • Promover la autonomía: Es deseable que el infante participe activamente este proceso, fomentando la exploración de alimentos, el uso de cubiertos y la autoalimentación.
  • Consultar con un profesional de la salud: Por último, y más importante, en caso de tener dudas o inquietudes con respecto a este proceso, siempre es recomendable consultar con un pediatra o un especialista en nutrición infantil para recibir orientación y recomendaciones personalizadas.

Conclusión

Reconocer la importancia de este proceso implica comprender que cada niño es único, con necesidades y ritmos individuales. Con esto, es fundamental estar informado sobre el destete y sus implicaciones para garantizar una transición exitosa y saludable. Además, recordemos que dicho período no solo se trata de nutrición, sino también de establecer vínculos afectivos y promover la autonomía del pequeño. Así, al ser conscientes de las particularidades de cada uno y proporcionar un apoyo adecuado durante esta etapa, contribuimos significativamente a su desarrollo y bienestar.

Referencias bibliográficas

  • Davies, D. y O’Hare, B. A. (2004). Weaning: a worry as old as time. Current Paediatrics, 14(2), 83-96. https://doi.org/10.1016/j.cupe.2003.11.006
  • Dettwyler, K. A. (2004). When to Wean: Biological Versus Cultural Perspectives. Clinical Obstetrics And Gynecology, 47(3), 712-723. https://doi.org/10.1097/01.grf.0000137217.97573.01
  • Karall, D., Ndayisaba, J., Heichlinger, A., Kiechl‐Kohlendorfer, U., Stojakovic, S., Leitner, H. y Scholl‐Bürgi, S. (2015). Breast-feeding duration. Journal Of Pediatric Gastroenterology And Nutrition, 61(5), 577-582. https://doi.org/10.1097/mpg.0000000000000873
  • Niño, R., Silva, G. y Atalah, E. (2012). Factores asociados a la lactancia materna exclusiva. Revista chilena de pediatría, 83(2), 161-169.
  • Wharton, B. A. (1989). Weaning and Child Health. Annual Review Of Nutrition, 9(1), 377-394. https://doi.org/10.1146/annurev.nu.09.070189.002113