​En la sociedad contemporánea, la búsqueda de la mejora del rendimiento cognitivo ha trascendido el ámbito clínico para convertirse en una aspiración común entre individuos sanos. Este fenómeno, conocido como neuromejora farmacológica, implica el uso de sustancias psicoactivas con el objetivo de potenciar funciones como la atención, memoria y concentración. Sin embargo, dicha práctica plantea interrogantes éticas, psicológicas y sociales que merecen una reflexión profunda.​ ¿Te has preguntado cómo el uso de sustancias para potenciar la memoria y la concentración podría afectar la autenticidad de nuestros logros? ¿Estamos preparados para una sociedad donde la mejora farmacológica se convierta en una expectativa más que en una elección? Veamos más.

Definiendo la neuromejora farmacológica

La neuromejora farmacológica se refiere al empleo de sustancias, ya sean legales o ilegales, por individuos sin diagnósticos médicos que justifiquen su consumo, con el fin de mejorar su rendimiento cognitivo. Entre las más utilizadas se encuentran los psicoestimulantes, como las anfetaminas y el metilfenidato, prescritos comúnmente para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), pero empleados off-label por personas sanas, buscando mejorar su concentración y productividad. 

¿Qué es eso de la neuromejora farmacológica?

Otra sustancia es el modafinilo, originalmente desarrollado para tratar la narcolepsia, que es usado por algunos para prolongar períodos de vigilia y aumentar la atención. A su vez, la cafeína, el estimulante más consumido globalmente, presente en bebidas como el café y los refrescos, es reconocida por su capacidad para mejorar temporalmente el estado de alerta y la concentración.​

Pero… ¿Hay evidencia científica?

Si bien algunas de estas sustancias han demostrado mejorar ciertas funciones cognitivas en individuos con patologías específicas, la evidencia de su eficacia en personas sanas es limitada y, en muchos casos, contradictoria. Por ejemplo, estudios han mostrado que, aunque el modafinilo mejora la atención en tareas monótonas, sus efectos en la memoria y otras funciones ejecutivas son inconsistentes (Fernández et al., 2015). Además, el uso de psicoestimulantes en individuos sin TDAH no siempre da como resultado mejoras significativas y puede estar asociado a efectos adversos (Sim, 2023).

Riesgos psicológicos y físicos

Por supuesto, el uso de sustancias para mejorar el rendimiento cognitivo no está exento de riesgos. Entre las posibles consecuencias se incluyen la dependencia y abuso, ya que sustancias como las anfetaminas tienen un alto potencial adictivo, lo que, muchas veces, conduce a patrones de uso compulsivo (U.S. Food and Drug Administration [FDA], 2021)​. 

Lo anterior, junto con otros efectos secundarios como ansiedad, insomnio, taquicardia y otros síntomas físicos. Asimismo, también se han observado alteraciones en la personalidad. Incluyendo cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y otros trastornos del comportamiento como consecuencia del consumo prolongado (Repantis et al., 2010)

¿Entra la ética?

En términos de justicia y equidad, el acceso a estas sustancias esta limitado por factores socioeconómicos. Lo que podría aumentar las brechas de desigualdad en ámbitos académicos y laborales.

Lo cierto, es que el uso de fármacos para mejorar el rendimiento cuestiona la autenticidad de los logros obtenidos y puede desvalorizar el esfuerzo personal. Y es que, al fin y al cabo, la normalización de la neuromejora genera una cultura donde se espera que todos recurran a tales prácticas para mantenerse competitivos (Sahakian y Morein-Zamir, 2007).

¿Por qué se busca esta neuromejora farmacológica?

Quizás, principalmente, por la competitividad. Sobre todo en entornos altamente competitivos como universidades de élite o corporaciones exigentes, donde las personas sienten la necesidad de mejorar su rendimiento para destacar o simplemente mantenerse al nivel de sus pares. 

Asimismo, el perfeccionismo también juega un papel importante. Ya que aquellos con tendencias perfeccionistas podrían recurrir a la neuromejora en su búsqueda incesante de excelencia y temor al fracaso.

Y, finalmente, la presión externa, derivada de expectativas familiares, sociales o culturales. Que, en ciertas ocasiones, dé pie a utilizarlas para cumplir con estándares elevados.​ Por su parte, el deseo de control sobre la propia mente y sus límites es otra cuestión que profundizaremos más adelante.

¿Qué se hace desde la psicología?

En este contexto, las terapias cognitivo conductuales, se encuentran enfocadas en mejorar habilidades de manejo del estrés, organización del tiempo y técnicas de estudio. Todas ellas, dimensiones capaces de aumentar el rendimiento sin recurrir a sustancias. 

Con lo anterior, prácticas como el mindfulness y la meditación han demostrado mejorar la atención, la concentración y el bienestar general, ofreciendo una vía natural para potenciar las funciones cognitivas. Sumado a ello, promover hábitos saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y sueño adecuado, ha demostrado tener un impacto positivo en el rendimiento cognitivo y el estado de ánimo.​

Y todo lo dicho sin perder vista la comprensión de cómo el uso de psicofármacos para potenciar el rendimiento cognitivo puede influir en la construcción de la identidad personal y en la percepción de uno mismo en relación con la cultura y la biología.

Neuromejora en el envejecimiento

Esto no es de extrañar. El envejecimiento suele asociarse con un declive en ciertas funciones cognitivas, y eso justo ha llevado a algunos a considerar la neuromejora como una solución para mantener la agudeza mental en la tercera edad. Sin embargo, es esencial diferenciar entre intervenciones médicas necesarias para tratar patologías y el uso de sustancias en individuos sanos para mejorar el rendimiento (Iglseder, 2018). 

Siempre hay riesgos

De este modo, los adultos mayores, en ocasiones, son más susceptibles a los efectos adversos de las sustancias utilizadas para la neuromejora debido a la polifarmacia. Pues muchos ancianos toman múltiples medicamentos, lo que aumenta el riesgo de interacciones farmacológicas peligrosas. 

Y no solo eso. Los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento alteran la farmacocinética y farmacodinámica, intensificando efectos secundarios. Sin olvidar tampoco la presencia de comorbilidades que amplifican los riesgos asociados al uso de estas sustancias.​ En consecuencia, es necesario que cualquier consideración sobre la neuromejora farmacológica sea acompañada de una evaluación rigurosa de los posibles beneficios frente a los riesgos involucrados.

Conclusión

Esta tendencia a medicar la mente para alcanzar estándares ideales podría ser vista como una manifestación de una sociedad que valora más el rendimiento que la experiencia humana en su totalidad.​ Pero, en última instancia, la neuromejora farmacológica invita a reflexionar sobre si estamos dispuestos a sacrificar aspectos de nuestra humanidad en pos de una eficiencia artificial. O si podemos encontrar un equilibrio que nos permita mejorar nuestras capacidades sin perder de vista la esencia de nuestra condición humana.

Referencias bibliográficas

  • Fernández, A., Mascayano, F., Lips, W., Painel, A., Norambuena, J. y Madrid, E. (2015). Effects of modafinil on attention performance, short-term memory and executive function in university students: a randomized trial. Medwave15(5), e6166. https://doi.org/10.5867/medwave.2015.05.6166
  • Iglseder, B. (2018). Doping für das Gehirn. Zeitschrift für Gerontologie und Geriatrie, 51(2), 143-148. https://doi.org/10.1007/s00391-017-1351-y
  • Repantis, D., Schlattmann, P., Laisney, O. y Heuser, I. (2010). Modafinil and methylphenidate for neuroenhancement in healthy individuals: A systematic review. Pharmacological research62(3), 187-206. https://doi.org/10.1016/j.phrs.2010.04.002
  • Sahakian, B. y Morein-Zamir, S. (2007). Professor’s little helper. Nature450(7173), 1157–1159. https://doi.org/10.1038/4501157a
  • Sim, H. C. (2023)Tomar fármacos para el TDAH sin tener la afección para ser “más listo” podría resultar contraproducente. Sim HC Ottumwa. Recuperado de https://simhcottumwa.org/tomar-farmacos-para-el-tdah-sin-tener-la-afeccion-para-ser-mas-listo-podria-resultar-contraproducente/
  • U.S. Food and Drug Administration. (2021). La FDA actualiza las advertencias para mejorar el uso seguro de los estimulantes recetados. Recuperado de https://www.fda.gov/drugs/drug-safety-and-availability/la-fda-actualiza-las-advertencias-para-mejorar-el-uso-seguro-de-los-estimulantes-recetados