Desde el temor intenso a las arañas hasta el pánico frente a una visita al dentista, las respuestas emocionales desmedidas ante ciertos objetos o situaciones revelan el papel clave de la amígdala en el cerebro humano. Esta estructura, pequeña pero indispensable, actúa como un centro de procesamiento emocional, evaluando rápidamente los estímulos externos para determinar si son amenazantes. Así, investigaciones recientes han demostrado que las personas con fobias específicas muestran una activación anormal de dicha estructura, lo que sugiere una conexión entre la misma y el desarrollo de miedos irracionales. De este modo nos preguntamos, ¿cómo contribuye la amígdala a la aparición de fobias? ¿Qué tratamientos prometen una mejoría significativa en estos casos?

La amígdala: Un núcleo de procesamiento emocional

Ubicada en el lóbulo temporal medial del cerebro, constituye una estructura fundamental del sistema límbico. La misma se encarga de la detección y respuesta a estímulos emocionalmente relevantes, destacando los relacionados con el miedo. De esta manera, ayuda a procesar señales de amenaza y a generar las respuestas fisiológicas correspondientes, como lo pueden ser el aumento del ritmo cardíaco y la liberación de hormonas vinculadas a la respuesta al estrés, como por ejemplo el cortisol. Así, su capacidad de integración emocional le permite actuar como una especie de centro de alerta (Garcia, 2017).

Respuesta al miedo

Respuesta al miedo: La amígdala en acción

El mencionado proceso ocurre antes de que el cerebro consciente tenga tiempo de evaluar la situación, lo que garantiza una reacción rápida. En este sentido, cuando una persona se encuentra con un estímulo riesgoso, la amígdala se activa y desencadena una respuesta de lucha o huida.

Dicha reacción inmediata prepara al cuerpo para enfrentar el peligro percibido, incluso si el estímulo es inocuo. Sintetizando, se trata de un mecanismo esencial para la supervivencia, pero también puede convertirse en una fuente de angustia y ansiedad cuando se activa de forma inapropiada en situaciones inofensivas, afectando así la calidad de vida de la persona (Garcia, 2017).

Cómo la amígdala alimenta las fobias

Concretamente, las personas con fobias tienden a presentar cierta hiperactividad en la estructura antes mencionada, lo que resulta en una respuesta exagerada de miedo. Este aumento en su actividad se asocia con una percepción intensificada del peligro, llevando a reacciones de temor desproporcionadas. A su vez, la activación amigdalar también suele llevar a comportamientos de evitación. Los mismos, aunque alivian el miedo a corto plazo, lo refuerzan a largo plazo, creando un ciclo fóbico difícil de romper (Björkstrand et al., 2020).

Estudios de neuroimagen: Explorando el cerebro fóbico

Actualmente, la tecnología de neuroimagen ha permitido a los científicos observar de cerca cómo dicha región del cerebro se comporta en personas con fobias. Siguiendo con lo anterior, una amplia variedad de estudios han revelado patrones de activación que son significativamente diferentes en personas con fobias, destacando la importancia de la amígdala en la experiencia del miedo.

Amígdala y fobias

Por ejemplo, un estudio reciente investigó la neurobiología de las fobias mediante estudios de neuroimagen. En consecuencia, encontraron que la amígdala izquierda es una de las estructuras cerebrales más asociadas con las fobias. En concreto, los hallazgos revelaron que durante la exposición a estímulos fóbicos, se dio un aumento en la actividad amigdalar.

Comparación con controles sanos

Los participantes mostraron respuestas intensas y breves, mientras que el grupo control mostró respuestas más suaves y sostenidas. Además, el tiempo para alcanzar el pico de activación en la presente región cerebral fue más corto en personas fóbicas (Peñate et al., 2017).

Respuesta amigdalar: Implicaciones para el tratamiento

La elevada respuesta de esta estructura a estímulos fóbicos puede reducirse a través de la terapia cognitivo-conductual (TCC), en la cual la exposición gradual es un componente importante. La presente técnica ha demostrado ser un método eficaz para tratar diversas fobias. Mismamente, como su nombre lo indica, permite enfrentar gradualmente el terror, reduciendo la respuesta de miedo mediante la repetida exposición controlada al objeto temido. Como resultado, los afectados aprenden a gestionar sus reacciones emocionales y fisiológicas, disminuyendo la ansiedad asociada a la fobia (Wannemueller et al., 2024).

¿Hay estudios que respalden este tratamiento?

Por supuesto que sí. Una amplia variedad de investigaciones sugieren que la actividad amigdalar disminuye en respuesta a la exposición controlada a estímulos fóbicos. En consiguiente, se entiende que es posible reentrenar al cerebro para que no reaccione de manera tan intensa. Por ejemplo, una investigación cuya población objetivo fueron personas con fobia dental (temor al dentista o a la odontología en general) analizó cambios en la activación de la amígdala tras un tratamiento de exposición basado en TCC.

Inicialmente, los participantes mostraron hiperactividad de la estructura en presencia del estímulo fóbico, indicando una respuesta de miedo intensificada. Sin embargo, después de completar el tratamiento los investigadores observaron una disminución significativa en su actividad, correlacionada con una reducción del miedo dental (Wannemueller et al., 2024).

Amígdala y exposición

Otro estudio: Abordando el miedo con TCC

En adición, otro estudio relevante se propuso revisar el movimiento amigdalar en personas con miedo a las arañas. Así, se planteó la hipótesis de que la exposición repetida al objeto de temor provocaría una reducción en su actividad durante la sesión, y que la misma predeciría comportamientos de evitación a largo plazo (Björkstrand, et al., 2020).

En definitiva, los resultados mostraron una disminución en la reactividad de la amígdala tras una serie de exposiciones, lo que se relacionó con un menor comportamiento evitativo tanto 24 horas como seis meses después. Resultados como el anterior, recalcan la utilidad de esta terapia para modificar la actividad neural y reducir el miedo a largo plazo.

Conclusión

En suma, el entendimiento del papel de la amígdala en las fobias, tiene importantes implicaciones para el tratamiento, incluso más allá de las terapias de exposición. Concretamente, a medida que la ciencia avance, es posible que se desarrollen nuevos tratamientos enfocados directamente a la regulación de la amígdala, modulando su actividad para tratar las fobias de manera más efectiva. Dichos avances podrían incluir terapias farmacológicas novedosas o técnicas de neuromodulación, que ofrecerían otras alternativas para quienes sufren de temores desproporcionados.

Considerando lo anterior, a través de enfoques terapéuticos que busquen regular la actividad amigdalar, esta población lograría beneficiarse de herramientas que permitan la superación de la evitación, alcanzando así una vida más plena. Finalmente, si te interesa aprender más acerca de la evaluación y el diagnóstico de las fobias, así como también de su tratamiento con terapia cognitivo conductual, te invitamos a nuestro curso sobre fobias específicas.

Referencias bibliográficas

  • Björkstrand, J., Agren, T. y Frick, A. (2020). Decrease in amygdala activity during repeated exposure to spider images predicts avoidance behavior in spider fearful individuals. Translational Psychiatry10, 292. https://doi.org/10.1038/s41398-020-00887-2
  • Garcia R. (2017). Neurobiology of fear and specific phobias. Learning & memory (Cold Spring Harbor, N.Y.)24(9), 462-471. https://doi.org/10.1101/lm.044115.116
  • Peñate, W., Fumero, A., Viña, C., Herrero, M., Marrero, R. J. y Rivero, F. (2017)A meta-analytic review of neuroimaging studies of specific phobia to small animals. The European Journal of Psychiatry, 31(1), 23-36. http://dx.doi.org/10.1016/j.ejpsy.2016.12.003
  • Wannemueller, A., Margraf, J. y Busch, M. (2024). More than fear? Brain activation patterns of dental phobic patients before and after an exposure-based treatment.  Journal of Neural Transmission, 131, 393-404. https://doi.org/10.1007/s00702-024-02754-6