Culturalmente hablando, la música forma parte fundamental del desarrollo de las actividades diarias. Por medio de esta podemos comunicar y expresar nuestros pensamientos y sentimientos. Además, podemos impulsar las relaciones sociales y algunas actividades físicas fundamentales para el desarrollo. Pero ¿conoces la condición en la que no se puede percibir o disfrutar de la música? A esta condición se le denomina amusia y ha despertado el interés en diversos grupos de investigación al ser una alteración musical. ¿Qué tipos de amusia hay? ¿Cuáles son las áreas cerebrales implicadas? A continuación, intentaremos responder a estas y otras preguntas.

Definiendo la amusia

La palabra amusia se compone del prefijo a que hace referencia a “privación” o “carencia” y musia, que significa “música”.

También conocida como agnosia musical, se define como un alteración específica en la que se incluyen los componentes primordiales de la percepción musical.

A partir de esta condición, las personas pueden desarrollar afectaciones en la escucha, comprensión o producción del lenguaje.

Como resultado, pueden verse afectados el ritmo, la lectura y escritura de música, la capacidad de tocar un instrumento, el tono y/o la capacidad de tener conexión emocional con la música.

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Hay que tener en cuenta que, debido a las características de este cuadro, muchas personas que lo sufren no son conscientes de tales déficits.

Sin embargo, cuando la persona con amusia se dedica a la música, puede distinguir con mayor facilidad estas dificultades que suelen afectar significativamente las actividades diarias, ya sean de ocio o laborales.

Aspectos cerebrales implicados

En un principio, es importante entender que los correlatos neurológicos para percibir la música están presentes en ambos hemisferios cerebrales.

Ahora, hay un marcado impacto del hemisferio derecho en este trastorno.

Específicamente, tienen relevancia dos áreas relacionadas con la percepción musical: la corteza auditiva primaria y secundaria.

La afectación en algunas de estas zonas puede dar lugar a una alteración musical importante. Así mismo, se ha encontrado que diversas regiones del hemisferio izquierdo ayudarán a los aspectos más analíticos de la música (García et al., 2013).

Por otro lado, se ha descubierto que esta diferenciación entre los hemisferios también tiene un impacto en la memoria musical. Por ejemplo, en el caso de la retención y aprendizaje de las melodías que no son familiares y donde está, marcadamente, implicado el hemisferio derecho.

En contraposición, el hemisferio izquierdo está más implicado en el reconocimiento de melodías que son familiares.

Asimismo, investigaciones realizadas con imágenes funcionales han hallado que las personas con amusia presentan una reducción en la sustancia blanca de la corteza frontal, especialmente en el giro frontal inferior derecho.

En consecuencia, se muestran implicadas diversas áreas de conexión. De manera especial, las que están unidas con la corteza temporal, donde se ubican las cortezas auditivas.

¿Cuáles son los tipos de amusia?

Actualmente, la clasificación de amusias se establece según el origen de la enfermedad, ya sea congénita o adquirida. A partir de ello, cada tipo tendrá alteraciones o características musicales específicas que deberán ser valoradas por profesionales capacitados.

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Congénita

Diversas investigaciones han encontrado que en el tipo de amusia congénita la afectación se da, principalmente, en la capacidad para reconocer el tono.

Según García et al. (2013) el tono se conoce como un sonido musical diferenciado.

Por lo tanto, una afectación en este aspecto conllevará una distorsión en la percepción de la pieza musical.

Como resultado, existe un problema en la percepción y producción de las melodías (secuenciación de varios tonos). El diagnóstico diferencial se producirá al comprender que la causa no es por pérdida del oído, daño cerebral, carencia de exposición a la música o un déficit intelectual.

La amusia congénita se produce desde el nacimiento e impide que la persona logre identificar el tono.

En la investigación realizada por Soria et al. (2011) encontraron que este tipo de amusia forma parte de los trastornos del neurodesarrollo. Es decir, existe un fallo en la comunicación de las múltiples áreas cerebrales implicadas, causando dificultades para:

  • Reconocer melodías que son familiares.
  • Cantar de manera afinada y no reconocer el momento en el que otras personas desafinan.
  • Identificar la dirección por donde proviene un sonido.

En consecuencia, las personas con amusia congénita creen que todas las melodías son conocidas y presentan dificultades para encontrar sentido a la música.

Uno de lo casos más conocidos de amusia congénita es la de Sigmund Freud. Para él, los espectáculos musicales estaban lejos de ser motivantes, eran shows estrepitosos con mucho ruido e incómodos.

Adquirida

El otro tipo de amusia es la adquirida. En este caso, la alteración es consecuencia de un daño o accidente cerebral. Dentro de las principales causas se encuentran los accidentes cerebrovasculares, demencias o traumas craneoencefálicos.

En este tipo de amusia los problemas se evidencian en diversas áreas como el percibir la música, la producción, lectura y escritura musical.

Debido a los múltiples déficits que se pueden desarrollar, se divide en subtipos:

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  • Instrumental: Se relaciona por una inhabilidad para poder tocar un instrumento.
  • Sensorial o receptiva: Hay dificultades para discriminar los tonos.
  • Alexia musical: Los pacientes tienen alterada la capacidad para leer adecuadamente la música.
  • Agrafia musical: Relacionada con la dificultad para escribir correctamente música.
  • Oral expresiva: La persona no puede cantar, silbar o tararear un tono.
  • Amnésica: Interfiere con la habilidad para distinguir canciones familiares.

Como se ha visto, las dificultades afectan múltiples habilidades musicales que el paciente ha desarrollado.

Además, hay que remarcar que la amusia adquirida afecta principalmente a personas que han dedicado sus actividades laborales o de ocio a la música. Un ejemplo de ello son los cantantes o DJs.

¿Cómo se puede evaluar si una persona presenta amusia?

Para comenzar, es importante aclarar que, al ser una patología poco conocida y de difícil investigación, los estudios son limitados, por lo que hay pocas pruebas que pueden valorar la condición de no percibir la música.

Una de las más populares es la evaluación de la amusia de Montreal (Montreal Battery for Evaluation of Amusia, MBEA, en inglés). En esta prueba existen 6 subpruebas que evalúan los componentes principales de la amusia, especialmente la adquirida.

En cada uno de estos sub-tests se utilizan 30 frases musicales no conocidas. Entre los principales componentes evaluados encontramos:

  • Intervalos
  • Ritmo
  • Memoria musical
  • Contorno melódico
  • Tipos de escalas
  • Métricas

¿Cómo se rehabilita la amusia?

Al igual que la evaluación, los programas de rehabilitación son escasos.

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Weill-Chounlamountry y colaboradores son pioneros en esta área, pues en el año 2018, desarrollaron un programa específico para manejar esta patología.

Concretamente, un software que se utiliza como herramienta principal para la discriminación de las melodías.

En este caso, se utiliza el programa bajo el paradigma de aprendizaje sin errores.

Además, apoyan al paciente con ayudas visuales, que van desapareciendo gradualmente. A medida que se observa una mejora en las capacidades musicales, las ayudas visuales se van omitiendo progresivamente y se van reforzando las respuestas correctas (Soria et al., 2011).

Conclusiones

La amusia es un déficit difícil de identificar debido a la limitada información y estadísticas que existen.

Se conoce que el impacto en el desarrollo cotidiano es mínimo para la mayoría de las personas. No obstante, en quienes se dedican a la música, este impacto es diferente. Son ellos, los primeros en identificar las dificultades y su calidad de vida puede disminuir notablemente.

Esto remarca la importancia de seguir con investigaciones que permitan entender el impacto neurológico, físico y psicológico de no percibir la música.

Asimismo, es fundamental que se desarrollen más herramientas de evaluación y rehabilitación donde se incluyan aspectos relacionados con la amusia.

Referencias bibliográficas

  • García, N., Berthier, M. L., Froudist, S. y González, P. (2013). Model of music cognition and amusia. Neurología (English Edition)28(3), 179-186. https://doi.org/10.1016/j.nrleng.2011.04.009
  • Soria, G., Duque, J. P. y García, J. M. (2011). Música y cerebro: Fundamentos neurocientíficos y trastornos musicales. Revista de Neurología52(01), 45-55. https://www.academia.edu/32359640/M%C3%BAsica_y_cerebro_Fundamentos_neurocient%C3%ADficos_y_trastornos_musicales
  • Wipe, B., Kuroiwa, M. y Délano, P. H. (2013). Trastornos de la percepción musical. Revista de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello73(2), 189-199. https://doi.org/10.4067/S0718-48162013000200012