La cleptomanía, conocida como la compulsión por robar, es una afección mental clasificada en los manuales diagnósticos internacionales como un trastorno del control de impulsos. A menudo, es profundamente incomprendida debido a la naturaleza compulsiva que la caracteriza. A diferencia de quienes roban por necesidad o con fines de beneficio material, las personas con cleptomanía suelen cometer hurtos impulsivos de objetos que carecen de un valor práctico o económico significativo para ellas. Entonces, ¿de qué se trata esta afección? ¿Se pueden tratar las compulsiones a robar?
¿Qué es la cleptomanía?
La cleptomanía es un trastorno psicológico poco común que se caracteriza por un impulso irresistible y recurrente de robar objetos. Estos generalmente cuentan con poco o ningún valor personal. Así, las personas que conviven con cleptomanía experimentan una sensación de tensión creciente antes de cometer el acto de robo.
A la par de ello, vivencian un alivio momentáneo después de llevar a cabo el hurto. Sin embargo, a diferencia de los robos por necesidad o beneficio material, los cleptómanos no roban por ganancia financiera o venganza.
¿Conductas adictivas?
La cleptomanía está relacionada con las adicciones en ciertos aspectos. Ambos fenómenos involucran la pérdida de control sobre comportamientos impulsivos y repetitivos. Al igual que en otras adicciones, como el abuso de sustancias o el juego patológico, las personas con cleptomanía sienten una compulsión irresistible hacia una conducta específica, incluso cuando son conscientes de las consecuencias negativas asociadas con esa acción.
En este sentido, en un estudio realizado en el año 2017, se analizó una amplia gama de trastornos adictivos con relación a la cleptomanía. En el mismo se incluyeron las adicciones conductuales. Los resultados revelaron que el 20.75 % de la muestra cumplía con los criterios diagnósticos para un trastorno adictivo. Además, se encontraron dos correlaciones significativas entre la cleptomanía y conductas compulsivas asociadas a las compras y el trabajo, ambas conceptualizadas como adicciones conductuales (Kim et al., 2017).
¿De qué se trata la urgencia por robar en la cleptomanía?
Sin lugar a dudas, la característica principal de este cuadro se relaciona con la dificultad para evitar la compulsión por robar. De esta manera, las urgencias y conductas cleptomaníacas suelen experimentarse como incontrolables y están vinculadas a fuertes respuestas emocionales.
Los impulsos o deseos de robar se asocian comúnmente con tensión y ansiedad. En contraste, el acto de robar puede ser placentero en el momento. Sin embargo, a diferencia de las personas que se involucran en robos antisociales (o roban con fines personales), aquellos que exhiben síntomas de cleptomanía experimentan sus robos como egodistónicos y perturbadores, a menudo sintiendo culpa y remordimiento más tarde describiendo sus impulsos de robar como “fuera de su carácter” y moralmente inaceptables (Guerdjikova & McElroy, 2015).
Causas de la cleptomanía
Con respecto a la incidencia de este fenómeno, la misma es muy baja en la población general, siendo aproximadamente del 0.3 % al 0.6 %. Debido a ello, su etiología y patogénesis siguen siendo inconclusas. Las posibles causas de la cleptomanía incluyen:
- Factores genéticos: La mayoría de los familiares de primer grado de personas con cleptomanía conviven con afecciones mentales relacionadas con la adicción y control de impulsos. Al mismo tiempo, los familiares de primer grado de personas que padecen cleptomanía, tienen un mayor riesgo de desarrollarla.
- Factores ambientales y experiencias tempranas: Experiencias traumáticas o estresantes en la infancia o durante la vida adulta desempeñan un papel en el desarrollo de este cuadro. El robo podría convertirse en una forma de lidiar con emociones difíciles o como una manera de enfrentar situaciones adversas.
- Factores sociales: Actualmente, se cree que la mayoría de los casos son causados ambientalmente. En este sentido, las personas con cleptomanía a menudo enfrentan o están experimentando eventos importantes en la vida cotidiana y están sometidos a un estrés profundo relacionado con el trabajo, la vida y las emociones. Así, se ha hipotetizado que el acto de robo en sí mismo es desafiante y emocionante, y el éxito en el robo satisfaría su sentido de logro y circuito de recompensa (Zhang et al., 2018).
Factores fisiológicos asociados a la cleptomanía
Si bien los factores ambientales y sociales se han relacionado de forma directa con la cleptomanía, estudios fisiológicos han demostrado que el robo compulsivo también puede ser causado por ciertos factores orgánicos. Estos incluyen tumores, enfermedades como la epilepsia o cambios inducidos por sustancias psicoactivas. Además, también podría ser el resultado de atrofia cerebral y enfermedades neurodegenerativas.
Por otro lado, diversos investigadores han asociado esta afección con alteraciones en el sistema límbico del cerebro. Esto causaría un aumento en el impulso del deseo y deterioro de la función de control de los impulsos de la corteza cerebral (Zhang et al., 2018).
La desregulación del sistema de recompensa
Como dijimos, este cuadro se encuentra relacionado con una alteración en el sistema de recompensa del cerebro. Específicamente, el acto de robar genera una liberación de dopamina, una sustancia química asociada con el placer, lo que podría reforzar el comportamiento compulsivo. En esta línea, en ocasiones, es vista como un efecto secundario emergente del uso de agonistas de la dopamina en la enfermedad de Parkinson, donde se presenta esta compulsión por robar.
En este contexto, otros trastornos del control de los impulsos, como el juego patológico, las compras compulsivas y la alimentación compulsiva, también han sido reportados con el uso de agonistas de la dopamina. De esta manera, el tratamiento dopaminérgico, ajustado para aliviar las deficiencias motoras del estriado dorsal, dando lugar a una “sobredosis” en las vías cognitivas y límbicas del córtico-estriado ventral. En apoyo de esta hipótesis, existe evidencia preliminar sobre el beneficio de los antipsicóticos atípicos para el tratamiento de los trastornos del control de los impulsos, incluida la cleptomanía (Mangot, 2014).
Conclusión
A pesar de su baja prevalencia en la población general, comprender afecciones como la cleptomanía resulta importante a la hora de brindar acompañamiento a quienes conviven con ella y sus seres más cercanos. De esta forma, la complejidad de los fenómenos psicopatológicos y psiquiátricos requieren del análisis multifactorial que acerque a las personas a un mayor entendimiento. Así, desde las causas fisiológicas hasta las psicológicas, el sostén terapéutico, médico y comunitario se puede tejer puentes que mejoren el bienestar y calidad de vida de estas personas que desean detener su compulsión por robar.
Referencias bibliográficas
- Guerdjikova, A. I. y McElroy, S. L. (2015). Kleptomania. The Encyclopedia of Clinical Psychology, 1-3. https://doi.org/10.1002/9781118625392.wbecp147
- Mangot, A. (2014). Neurobiology of Kleptomania: an overview. Sri Lanka Journal of Psychiatry, 5(2).
- Kim, H. S., Christianini, A. R., Bertoni, D., Oliveira, M., Hodgins, D. C. y Tavares, H. (2017). Kleptomania and co-morbid addictive disorders. Psychiatry Research-neuroimaging. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2017.01.048
- Torales, J., González, I., Castaldelli-Maia, J. M. y Ventriglio, A. (2020). Kleptomania as a neglected disorder in psychiatry. International Review of Psychiatry, 32(5-6), 451-454. https://doi.org/10.1080/09540261.2020.1756635
- Zhang, Z., Huang, F. y Liu, D. (2018). Kleptomania: Recent advances in symptoms, etiology and treatment. Current medical science, 38(5), 937-940. https://doi.org/10.1007/s11596-018-1966-2