Algunos postulados clásicos de la psicología basada en la evidencia incluyen al condicionamiento clásico y operante. Estudiados desde hace varias décadas, las condiciones de repetición de conductas y el aprendizaje automático explican y ofrecen pistas sobre los pensamientos, comportamientos y formas de relacionarnos con los demás y nosotros mismos. Así, estos conceptos descritos inicialmente por Pavlov y Skinner continúan siendo herramientas centrales en diversos tratamientos y teorizaciones clínicas sobre muchos malestares de salud mental. ¿Qué sabemos acerca del condicionamiento clásico y operante? ¿Qué diferencias existen entre ambos? ¿Cuáles son sus aplicaciones clínicas y terapéuticas? ¿Podemos incidir en la repetición de conductas favorables?
El condicionamiento clásico de Pavlov
El condicionamiento clásico fue descubierto por accidente. Tal y como se lee, pues Pavlov estaba llevando a cabo investigaciones sobre la digestión en perros cuando notó que las reacciones físicas de los perros a la comida cambiaban sutilmente con el tiempo.
Al principio, los animales solo salivaban cuando se les ponía la comida frente a ellos. Sin embargo, luego comenzaron a salivar un poco antes de que llegara el alimento. Así, el investigador se dio cuenta de que salivaban ante los ruidos que estaban consistentemente presentes antes de que llegara la comida. Por ejemplo, el sonido del carrito que la transportaba acercándose (Jarius y Wildemann, 2015).
Una respuesta que anticipa un suceso
Para probar su teoría, Pavlov realizó un experimento en el que hacía sonar una campana poco antes de presentar comida a los perros. Al principio, los caninos no mostraban ninguna respuesta ante el instrumento. Sin embargo, con el tiempo, comenzaron a salivar al sonido de la campana sola. Así, Pavlov creó un estímulo condicionado que provocaría una respuesta condicionada.
Un estímulo condicionado es un estímulo que eventualmente puede desencadenar una respuesta condicionada automática. Por lo tanto, en el experimento descrito, el estímulo condicionado fue el sonido de la campana, y la respuesta condicionada la salivación. De esta manera, los perros comenzaron a asociar el sonido de la campana (un estímulo neutro) con la comida.
¿Esta respuesta se puede desaprender?
Pavlov observó que la respuesta condicionada era vulnerable a la extinción. Así, si el estímulo condicionado se suministraba continuamente en ausencia del estímulo incondicionado, entonces la respuesta condicionada se volvía más débil hasta que desaparecía. En el experimento como tal, esto se traduciría en que Pavlov hiciera sonar la campana sin dar comida a los perros.
Eventualmente, los animales dejarían de salivar al sonido de la campana. Sin embargo, también se observó una recuperación espontánea. Incluso si había pasado una cantidad sustancial de tiempo, la respuesta condicionada se recuperaría fácilmente si el estímulo neutro (la campana después de perder su carácter de estimulo condicionado) y el estímulo incondicionado se emparejaban nuevamente.
El condicionamiento operante de Skinner
Lo hemos descrito anteriormente, el condicionamiento clásico es un condicionamiento automático de respuestas tipo reflejo, como en el caso de la salivación. Sin embargo, en entornos de la vida real, muchos comportamientos humanos no son automáticos. Pues, en ocasiones, las personas deben actuar deliberadamente sobre el entorno. Tales esfuerzos deliberados se denominan operantes, lo que da lugar al condicionamiento operante. A diferencia de la propuesta de Pavlov, este tipo de condicionamiento sugerido por Skinner enfatiza el papel de los estímulos externos en la determinación del comportamiento humano.
Así, la principal diferencia con respecto al condicionamiento clásico radica en la intencionalidad de la acción, que busca una recompensa favorable o evitar una desfavorable. De esta forma, el condicionamiento operante favorece la repetición de conductas (Apkan, 2020).
La búsqueda activa de la respuesta
Esencialmente, Skinner sostuvo que las personas y los animales repiten acciones si producen resultados favorables. Por el contrario, estos suprimirán acciones que generen resultados desfavorables.
Por ejemplo, si una rata obtiene comida al presionar una palanca, es probable que quiera repetir la acción de presionar la palanca. El acto como tal se denomina operante, mientras que la comida se conoce como el reforzador. Debemos tener en cuenta que la teoría de Skinner es extrapolable a otras esferas del comportamiento humano. De esta forma, las acciones que generan resultados positivos o que evitan respuestas adversas pueden ser diversas. Esto sucede, por ejemplo, en las personas que fuman tabaco. Así, la conducta de fumar muchas veces se realiza para evitar las sensaciones desagradables que llegan con la abstinencia (Apkan, 2020).
El condicionamiento como una herramienta clínica
Las terapias cognitivas-comportamentales frecuentemente se apoyan en el condicionamiento clásico y operante en sus procesos terapéuticos. Esto se debe a que tales modelos de aprendizaje ayudan a explicar algunas conductas asociadas a modelos fóbicos, ansiosos, evitativos u obsesivos. Así, se han desarrollado diversos modelos terapéuticos diseñados específicamente a partir de los esquemas de aprendizaje presentados por Pavlov y Skinner. Un caso, mismamente, puede ser el de la desensibilización sistemática, terapias de exposición, programas de reforzamiento, terapias experienciales, terapias de aversión, entre otras. Hablemos de dos.
Desensibilización sistemática
La desensibilización sistemática se centra en reducir la ansiedad o el miedo al exponer gradualmente a la persona a la fuente de su temor en un entorno seguro y controlado. De esta forma, el objetivo es reemplazar la respuesta de ansiedad condicionada por una respuesta contraria al emplear técnicas de relajación profunda. Esto, eventualmente, disminuye la respuesta de miedo.
Así pues, la técnica es eficaz para tratar diversas fobias y trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad social, estrés postraumático y de pánico. Para ello, se utilizan principios básicos del condicionamiento clásico, al reemplazar la respuesta automatizada de ansiedad por una de relajación de forma gradual y contenida (Von Der Embse et al., 2012).
Programas de reforzamiento
El reforzamiento positivo es una estrategia basada en el condicionamiento operante que implica la adición de un estímulo agradable o gratificante después de un comportamiento deseado. Así, el objetivo consiste en aumentar la probabilidad de que ese comportamiento se repita en el futuro.
Por ejemplo, en el contexto educativo, el reforzamiento positivo se utiliza para motivar y fortalecer el aprendizaje. Además de los comportamientos académicos y repetición de conductas positivas en los estudiantes. Es fundamental fomentar un ambiente de aprendizaje que potencie la creatividad y el pensamiento crítico.
Importancia del feedback positivo en la educación
¿El fin? Los elogios sinceros y reconocimientos públicos son formas altamente efectivas de reforzamiento positivo. Al reconocer los logros y esfuerzos de los estudiantes, se refuerzan comportamientos positivos, generando una atmósfera propicia para la participación activa en clase, la finalización de tareas y el rendimiento académico.
Además, es crucial destacar el impacto del feedback positivo en el desarrollo de los estudiantes. Al brindar retroalimentación específica y alentadora sobre su progreso y logros, se fortalece su autoestima y motivación intrínseca (Zimmerman et al., 2022).
Conclusión
Las herramientas clásicas de explicación de la conducta pueden resultar ampliamente útiles en los espacios terapéuticos. Así, más allá de la curiosa forma en que funciona el comportamiento humano, estos conocimientos pueden utilizarse a favor de un proceso de cambio y fortalecimiento de la calidad de vida de las personas.
Así, en algunos casos, la repetición de conductas positivas a través del reforzamiento puede ser una vía central de abordaje terapéutico. De esta manera, si bien los descubrimientos de Pavlov y Skinner fueron realizados hace varias décadas, resulta relevante continuar encontrando formas de utilizar sus teorizaciones para la expansión de los tratamientos del malestar asociado a aprendizajes aversivos.
Referencias bibliográficas
- Akpan, B. (2020). Classical and Operant Conditioning—Ivan Pavlov; Burrhus Skinner. En B. Akpan y T. J. Kennedy (Eds.), Science Education in Theory and Practice, An Introductory Guide to Learning Theory (pp. 71-84). Springer texts in education.
- Jarius, S. y Wildemann, B. (2015). And Pavlov still rings a bell: summarising the evidence for the use of a bell in Pavlov’s iconic experiments on classical conditioning. Journal of Neurology, 262, 2177–2178.. https://doi.org/10.1007/s00415-015-7858-5
- Von Der Embse, N. P., Barterian, J. A. y Segool, N. K. (2012). Test Anxiety Interventions for Children and Adolescents: A Systematic review of treatment studies from 2000-2010. Psychology in the Schools, 50(1), 57-71. https://doi.org/10.1002/pits.21660
- Zimmerman, K. N., Torelli, J. N. y Chow, J. C. (2022). Planning positive reinforcement cycles in behavior intervention plans. Behavior analysis in practice, 15(3), 924-937. https://doi.org/10.1007/s40617-021-00663-8