Un estado mental alterado es una condición compleja que, cuando afecta la percepción de la realidad de una persona, da lugar a creencias falsas e irracionales conocidas como delirios. Entre estos se destacan dos categorías cruciales: los delirios primarios y secundarios. La distinción principal entre ambos radica en su origen. En esta nota exploraremos las diferencias fundamentales entre estos dos tipos de delirios, examinando sus características y enfoques de tratamiento.
Antes que nada, ¿a qué llamamos delirio?
El delirio es un estado mental alterado, caracterizado por la presencia de creencias falsas, perceptuales y cognitivas perturbadas. En este estado, la persona afectada experimenta una desconexión con la realidad, manifestando pensamientos irracionales e inamovibles. Con esto, los delirios pueden abarcar una amplia gama de temáticas, desde la paranoia hasta grandiosas fantasías, y suelen estar acompañados por cambios en la percepción, el comportamiento y la interacción social.
Así pues, en un delirio, la capacidad de discernir lo real de lo imaginario se ve comprometida, lo que lleva a una interpretación distorsionada de la información y eventos que rodean al individuo. Además, estas creencias delirantes pueden generar ansiedad, confusión y, en algunos casos, comportamientos disruptivos.
Ahora, es esencial destacar que los delirios no son simplemente discrepancias con la realidad. Sumado a ellas, constituyen una alteración significativa en la percepción y el juicio, a menudo asociada con trastornos psicóticos o condiciones médicas subyacentes (Ramírez Echeverría et al., 2022).
Neurobiología de un delirio
Caracterizado por una repentina alteración en la atención, conciencia y cognición, se despliega como un síndrome intrincadamente entrelazado en diversos procesos neurobiológicos. Sus raíces residen en condiciones médicas, distintas de los trastornos neurocognitivos preexistentes, y se ven influenciadas por una multitud de factores predisponentes y precipitantes.
De esta forma, desde el deterioro cognitivo preexistente hasta las infecciones, el delirio emerge como consecuencia de su interacción. Así, la neuroinflamación, disfunción vascular cerebral, metabolismo cerebral alterado, desequilibrios de neurotransmisores y conectividad neuronal afectada, por ejemplo, configuran la patogénesis del delirio.
Acerca del diagnóstico
Mientras que en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) sirve como piedra angular para el diagnóstico, la impracticabilidad de su uso en muchos entornos ha impulsado el desarrollo de herramientas alternativas de detección. Con base a lo anterior, la presencia de disturbios en la atención, desarrollo agudo en un corto período de tiempo, y fluctuación en su gravedad a lo largo del día son elementos fundamentales en la evaluación. Y, aunque es evidente la importancia de la atención en la fenomenología del delirio, es esencial reconocer que el nivel de conciencia, sigue siendo un componente crítico en su manifestación (Wilson et al., 2020).
Ahora bien… ¿Cómo se clasifican los delirios?
Pueden ser clasificados según la temática y la naturaleza de las creencias irracionales que subyacen en la mente del consultante. De esta manera, la clasificación temática abarca diversas categorías, desde delirios de persecución, donde el sujeto cree que está siendo amenazado, hasta delirios de grandeza, caracterizados por creencias exageradas acerca de la propia importancia.
Además, también existen subtipos que incluyen delirios somáticos. Estos se centran principalmente en preocupaciones sobre la salud física. Por último nombraremos a los delirios religiosos, que involucran creencias intensas relacionadas con lo espiritual.
De acuerdo a su naturaleza: Primarios o secundarios
Se establece una distinción crucial, en base a la naturaleza de los delirios, entre delirios primarios y secundarios. Los delirios primarios son aquellos que se presentan como síntomas intrínsecos de trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Por otro lado, los secundarios son manifestaciones externas de condiciones médicas subyacentes, como infecciones, trastornos metabólicos o lesiones cerebrales (Mattison, 2020).
Veamos un poco más acerca de los delirios primarios
Constituyen creencias delirantes que no pueden atribuirse a ninguna otra condición médica o psiquiátrica subyacente. Estas creencias fijas e irracionales son el sello distintivo de trastornos psicóticos primarios, siendo la esquizofrenia y el trastorno delirante ejemplos prominentes. Además, los delirios primarios suelen ser persistentes, inflexibles y variar en temáticas, desde paranoia hasta grandiosidad.
Trastornos relacionados: Un ejemplo
La esquizofrenia, un trastorno psicótico complejo, es un escenario común donde los delirios primarios se manifiestan de manera prominente. En este contexto, las personas pueden experimentar delirios de persecución, pensamientos delirantes desorganizados o delirios de grandeza. Delirios que, a menudo, influyen de manera significativa en las interacciones sociales y la capacidad de llevar a cabo actividades diarias (Ali y Cascella, 2022).
Delirios secundarios
Los delirios secundarios, por su parte, constituyen una faceta intrigante de los trastornos psicóticos, manifestándose como creencias irracionales influenciadas por condiciones médicas subyacentes. Así, surgen como expresiones externas de problemas médicos, tales como infecciones, trastornos metabólicos o lesiones cerebrales. Al igual que la anterior, esta categoría abarca un espectro amplio de temáticas delirantes, desde preocupaciones sobre la salud física hasta manifestaciones relacionadas con el entorno espiritual.
Condiciones subyacentes
Las condiciones médicas y psiquiátricas que pueden desencadenar delirios secundarios son diversas. Desde trastornos neurológicos hasta trastornos del estado de ánimo, pasando por trastornos por consumo de sustancias, la gama de condiciones subyacentes es extensa. Por lo que es esencial identificar y tratar la causa principal para abordar efectivamente los delirios secundarios (Al Huraizi et al., 2023).
Los distintos abordajes: ¿Cómo podemos tratarlos?
Notablemente, las intervenciones farmacológicas han quedado cortas, poniendo en evidencia las brechas de nuestra comprensión. Tal es así, que las mejores prácticas actuales enfatizan intervenciones multidominio, abordando condiciones precipitantes, realizando revisiones de medicamentos, manejando la angustia, mitigando complicaciones y prestando atención a los factores ambientales.
Ahora, a pesar de los avances, la implementación efectiva de estrategias para la detección, tratamiento y prevención del delirio sigue siendo un desafío significativo para las organizaciones de atención médica a nivel mundial. Con lo que, a medida que la investigación continúa desentrañando la intrincada red de procesos neurobiológicos que contribuyen al delirio, perfeccionar enfoques de gestión y mejorar la capacidad de respuesta de los sistemas de atención médica será crucial para enriquecer los resultados de los pacientes a escala global (Bellelli et al., 2021).
Conclusión
En síntesis, los delirios se dividen en dos categorías clave, los primarios, ligados a trastornos psicóticos, y los secundarios, relacionados más con condiciones médicas. Abordarlos demanda enfoques interdisciplinarios y, aunque los tratamientos farmacológicos tienen limitaciones, la investigación continúa.
Eso sí, la identificación temprana, considerando factores precipitantes y ambientales, son esenciales para mejorar los resultados de los pacientes a nivel global. En última instancia, la comprensión detallada de estas categorías guía hacia la implementación de cuidados más precisos en el complejo ámbito de los delirios. En último lugar, si te interesa aprender más acerca de la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las psicosis, te invitamos a nuestro curso sobre psicosis y herramientas clinicas para su abordaje.
Referencias bibliográficas
- Al Huraizi, A. R., Al-Maqbali, J. S., Al Farsi, R. S., Al Zeedy, K., Al-Saadi, T., Al-Hamadani, N. y Al Alawi, A. M. (2023). Delirium and Its Association with Short- and Long-Term Health Outcomes in Medically Admitted Patients: A Prospective Study. Journal of clinical medicine, 12(16), 5346. https://doi.org/10.3390/jcm12165346
- Ali, M. y Cascella, M. (2022). ICU Delirium. In StatPearls. StatPearls Publishing.
- Bellelli, G., Brathwaite, J. S. y Mazzola, P. (2021). Delirium: A Marker of Vulnerability in Older People. Frontiers in aging neuroscience, 13, 626127. https://doi.org/10.3389/fnagi.2021.626127
- Mattison, M. L. P. (2020). Delirium. Annals of internal medicine, 173(7), ITC49–ITC64. https://doi.org/10.7326/AITC202010060
- Ramírez Echeverría, M. D. L., Schoo, C. y Paul, M. (2022). Delirium. StatPearls Publishing.
- Wilson, J. E., Mart, M. F., Cunningham, C., Shehabi, Y., Girard, T. D., MacLullich, A. M. J., Slooter, A. J. C. y Ely, E. W. (2020). Delirium. Nature reviews. Disease primers, 6(1), 90. https://doi.org/10.1038/s41572-020-00223-4