Podríamos definir la inteligencia emocional (IE) como la habilidad que permite monitorizar las emociones propias y de quienes nos rodean, identificándolas para utilizar esta información como guía de nuestros pensamientos y acciones. Su desarrollo se trabaja, sobre todo, en las primeras etapas de la educación. Pues es ahí donde el pequeño inicia su escolarización, inmerso en un momento de necesidades efectivas y sin recursos para comunicar sus sentimientos y emociones. El entorno al que tiene acceso el menor ha de guiarlo y acompañarlo conociendo cuáles son las necesidades emocionales que puede tener. Constituyendo, así, un apoyo sensible y disponible para establecer el apego y el resto de habilidades que le sigue. Veamos, a grandes rasgos, algunas de ellas en el periodo que comprende desde los 0 a 1 años y cómo es el desarrollo emocional en el bebé.

Desarrollo emocional de 0 a 1 año

Es importante tener en cuenta que incluso antes de adquirir el lenguaje, los bebés aprenden a comunicarse a través de las emociones. Por ejemplo, hay tres emociones que están presentes desde el nacimiento, la ira, alegría y el miedo.

Hitos del desarrollo emocional

desarrollo emocional bebé

1-2 meses

El primer hito del desarrollo de carácter social y medible es alrededor de uno o dos meses, y es la sonrisa social del bebé en respuesta a las vocalizaciones o sonrisas agudas de los padres. Pues reconoce el olor y la voz del cuidador y responde al tacto suave.

En el periodo desde los 0 hasta los 2 meses existe una sensibilidad social indiscriminada, en la que los bebés responden positivamente ante cualquiera que les preste atención. Esta etapa es crucial para el establecimiento de vínculos afectivos y el desarrollo de las primeras interacciones sociales del bebé.

2-3 meses

Ya pueden usar una expresión facial distinta para expresar emociones en un contexto apropiado después de los 2 meses. En los primeros 2 a 3 meses, el bebé aprende a regularse fisiológicamente y necesita rutinas suaves. Asimismo, aprende progresivamente a calmarse. Y, en esto, la interacción cooperativa sensible con el cuidador le ayuda a aprender a manejar la tensión. 

4-5 meses

Alrededor de los 4 meses, le hacen saber a su cuidador si quitarles su juguete les molesta o si están contentos cuando los sostiene. En esto, una respuesta sensible pero firme del cuidador ayuda a los bebés a manejar el estrés emocional. 

6-7 meses

Entre los 6 y los 12 meses se establecen relaciones y vínculos apego efectivos con un cuidador receptivo. Así, aparece la ansiedad ante los extraños cuando un bebé distingue entre lo familiar y lo desconocido. 

Por otro lado, el bebé se involucra mutuamente en sus interacciones con el cuidador y lo busca para que lo consuele, ayude y juegue. Entre estos meses puede mostrar angustia por separación. Y es que, desde los 6 meses hasta el año empezará a conformarse la llamada sensibilidad diferenciada, en la que el pequeño empezará a centrarse más en la persona que le cuida.

8-9 meses

Alrededor de los 8 meses se desarrollan habilidades de atención conjunta. Así, un bebé mirará en la misma dirección que el cuidador y seguirá su mirada. Eventualmente, volverá a mirar al cuidador para demostrar que comparte la experiencia.

A partir de los 9 meses expresará con facilidad alegría, disgusto, rabia, y se dará cuenta si las personas están contentas o enfadadas con él, reaccionando de forma diferenciada (Malik y Marwaha, 2022). 

10-12 meses

A los 10-12 meses, el bebé comienza a captar información del entorno social que lo rodea y a responder a las señales emocionales de los adultos. Por ejemplo, puede discernir si debe acercarse a un extraño o no, basándose en las expresiones faciales y el comportamiento de los cuidadores. Así, cuando se siente atraído por un objeto o situación, buscará la orientación de la figura de apego, observando sus reacciones emocionales.

En lo anterior, la presencia de expresiones faciales temerosas o la falta de expresividad por parte del adulto puede inhibir la exploración del bebé. Por lo tanto, las expresiones emocionales de los adultos juegan un papel crucial en la regulación del comportamiento exploratorio y social del bebé. Este período marca un hito importante en el desarrollo emocional y social del bebé, ya que comienza a reconocer y responder activamente a las señales emocionales de su entorno (Ibarrola, 2014). 

¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover el desarrollo emocional?

Durante esta etapa, los pequeños establecen lazos de afecto y confianza con quienes les rodean como parte de su desarrollo social y afectivo. Este desarrollo requiere aprendizaje y entrenamiento y, como tal, puede enseñarse.

Pautas básicas de desarrollo emocional en el bebé

La forma en que los cuidadores abrazan, cargan a su bebé o juegan con él, definirá la manera en la que el niño interactuará con ellos y con los demás. Algunas indicaciones a tener en cuenta son (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades [CDC]):

  • Hablar al bebé. Esto no solo estimulará su lenguaje, sino que hará que el pequeño se sienta escuchado desde un ambiente de confianza. Para ello, puede ser útil responderle cuando haga sonidos, repitiéndolos y agregando palabras.
  • Elogiar lo que hace. Parte de su desarrollo se consolida según las respuestas que reciban del entorno. Al fin y al cabo, estas son para ellos la fuente de información de aquello que les rodea y conforma un intercambio afectivo con los demás.
  • Abrazarle y cargarle. Esto ayudará a que se sienta seguro y querido, cuidando a la vez la relación afectiva.
  • Jugar y entretenerle en áreas seguras reforzará el vínculo afectivo y servirá de base para poder conocer más sus preferencias. Además, se podrán conocer mejor sus gustos según su tono emocional, que será diferente en función de los estímulos con los que está interactuando, y a través del tono muscular. En definitiva, cuanto más se interactúe, más se podrá sintonizar con el bebé y mejor podrán traducirse sus expresiones vocales y gestuales.
  • Cuidar la propia salud física, mental y emocional. Cuando el cuidador se siente bien consigo mismo, le será más fácil disfrutar del bebé. Esto es importante para el pequeño, que a muy temprana edad ya es sensible al estado emocional de quien lo cuida. Pues su cerebro está trabajando siempre y capta todo lo que hay a su alrededor.

Conclusión

Aunque hay que tener en cuenta los hitos del desarrollo, no hay que olvidarse que cada bebé es un mundo diferente y el desarrollo emocional no será el mismo en todos. Asimismo, la evolución de las emociones es el resultado de una interacción entre el temperamento del bebé, su desarrollo cognitivo y el ambiente que le rodea. Y este último aspecto es un componente fuerte y crucial para el desarrollo emocional en el bebé.

Ahora, hay que considerar que, cuando se habla de aprendizaje integral, se incluyen las competencias emocionales y sociales que, a su vez, favorecen un buen ajuste afectivo. Un aspecto que asentará las bases de acciones futuras.

Referencias bibliográficas

  • Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. (22 de febrero de 2021). Bebés (0 a 1 año). Recuperado de: https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/childdevelopment/positiveparenting/infants.html
  • Ibarrola, B. (10 de marzo de 2014). La crianza como base de la salud mental [Resumen de presentación de la conferencia]. 21ª Jornada de la Fundación Maresme, Barcelona, España. https://www.fundaciomaresme.cat/wp-content/uploads/2014/07/21a-PON%C3%88NCIA-2.pdf
  • Malik, F. y Marwaha, R. (2022). Developmental Stages of Social Emotional Development In Children. StatPearls Publishing.
  • Pérez-Alonso Jeta, P-.M. (diciembre de 1998)El desarrollo emocional infantil (0-6 años): Pautas de educación [Ponencia]. Congreso de Madrid, España. http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d069.pdf