La etapa del desarrollo emocional en niños de 1 a 2 años es un período crucial en su crecimiento y bienestar. Durante este tiempo, los pequeños experimentan una amplia gama de emociones y comienzan a desarrollar habilidades para reconocer, expresar y regular sus sentimientos. Lo anterior, sienta las bases para futuras interacciones sociales, el establecimiento de relaciones saludables y el desarrollo de una sólida autoestima. Así, a medida que los niños aprenden a lidiar con sus emociones, adquieren herramientas para comunicarse, establecer límites y adaptarse a diferentes situaciones. Los cuidadores y adultos significativos desempeñan un papel fundamental al proporcionar un entorno seguro y amoroso que fomente el desarrollo emocional en esta etapa temprana de 1 a 2 años. Veamos un poco más.
Desarrollo emocional de 1 a 2 años
Durante la etapa comprendida entre el primer y segundo año de vida, los niños experimentan una serie de cambios emocionales que pueden resultar desafiantes para los padres. Este período se caracteriza por un, llamémosle, despertar emocional más complejo.
En él, las expresiones afectivas se diversifican y comienzan a emerger sentimientos como la frustración, el entusiasmo y los primeros indicios de empatía. De esta manera, los niños desarrollan una creciente capacidad para reconocer emociones en sí mismos y en los demás, lo que les permite responder de manera más interactiva a su entorno social.
Independencia y conductas desafiantes
Al mismo tiempo, no solo comienzan a desarrollar un sentido de individualidad y autonomía, sino que el “no” comienza a ser una palabra frecuente. De ahí que a esta etapa se la conozca como la edad del no. Sin embargo, es importante entender que al decir “no” y desafiar el poder, los niños están explorando y estableciendo límites y su propia identidad. Es decir, una característica más de su maduración psico-física.
Hitos del desarrollo emocional
A medida que el pequeño explora las sensaciones agradables que trae consigo el contacto físico, se muestra cada vez más amoroso y busca el reconocimiento y la aprobación de los adultos a través de la repetición de acciones que reciben elogios. No obstante, también surgen expresiones negativas en momentos de obstinación y frustración, como demandar atención exclusiva o lanzar objetos con violencia.
Por ejemplo, puede reaccionar tirando su juguete al suelo con fuerza cuando no obtiene lo que desea. A partir del año y medio, suelen aparecer los celos y el narcisismo empieza a hacerse evidente. Acompañado de nuevos sentimientos como ansiedad, confianza en sí mismo, orgullo y frustración.
Es importante destacar que estos sentimientos, aunque desafiantes, son parte natural del desarrollo emocional del niño. Ya que le permiten empezar a construir una comprensión más compleja de sí mismo y de sus relaciones con los demás. A través de estas experiencias emocionales, el infante no solo aprende a identificar y expresar sus propias emociones, sino también a interpretar las reacciones de quienes lo rodean (Olhaberry y Sieverson, 2022).
Una vorágine de emociones
En dicha etapa, el niño pasa por diversas fases emocionales en un mismo día, desde querer estar cerca de los padres hasta desear jugar de forma independiente. Además, desarrolla miedos, dificultades para dormir y períodos de regresión. A medida que el pequeño se acerca a los 2 años, el deseo de independencia y autonomía choca con la necesidad de dependencia.
Por otro lado, a pesar de su fuerte egocentrismo y las emociones descritas, el niño también comienza a ser más aventurero, buscando explorar sus límites y probar su poder. En esto, la ansiedad de separación también se agudiza, generando un apego excesivo o pataletas, que se suman a su confuso estado emocional (Ibarrola, 2014).
¿Qué pueden hacer los cuidadores para promover el desarrollo emocional?
Se ha de tener en cuenta que, en este rango de edad, los pequeños pueden manifestar excesos de genio en forma de rabietas y pataletas, sin motivo aparente. Y es que, aún no tienen control total sobre sus emociones y sentimientos, que son intensos y necesitan ser satisfechos de manera inmediata. Ya sea a través del llanto, los gestos o las primeras palabras.
Así, para promover su desarrollo emocional, es importante proporcionar un ambiente seguro y libre en el que puedan expresarse. Además, resulta esencial dialogar con ellos para entender sus emociones, observar láminas y dibujos de niños y adultos que muestren diferentes emociones y hablar sobre las mismas, permitirles jugar y explorar diferentes situaciones emocionales, protegerlos cuando expresan miedo y enseñarles formas positivas de manejar el enfado y disgusto (Pérez-Alonso Jeta, 1998).
Pautas básicas de desarrollo emocional
Es importante que los padres presten atención a las emociones del infante y respondan de manera adecuada y sensible para ayudar a establecer una base sólida para el desarrollo emocional y social del menor. Asimismo, identificar patrones en sus reacciones emocionales puede ofrecer pistas valiosas sobre sus necesidades y preferencias individuales. A continuación, algunas pautas (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades [CDC]):
- Leer al pequeño a diario. Señalar las imágenes del libro y poner nombres a los objetos para fomentar su vocabulario inicial.
- Animarlo a explorar y a probar cosas nuevas. Proporcionar juguetes sencillos y seguros que permitan experimentar texturas, formas y sonidos.
- Fomentar la independencia que está adquiriendo, dejándolo que se vista y coma por sí solo.
- Reaccionar más a los comportamientos positivos del niño. Esto puede acompañarse de un abrazo o un beso en la mejilla, por ejemplo. Gestos que, en muchas ocasiones, son suficientes para ayudar a que el pequeño se sienta mejor. También es útil ofrecer palabras de aliento y apoyo, como “Te quiero mucho” o “Estoy aquí para ayudarte”.
- Ir juntos al parque o dar un paseo en autobús para fomentar en el niño la curiosidad. En definitiva, asegurar que su curiosidad natural no se vea frenada, siempre y cuando no se ponga en peligro su seguridad ni la de los demás.
- Modelar comportamientos positivos. Recordemos que los niños aprenden mucho al observar a los adultos que los rodean. Por lo tanto, es importante modelar comportamientos emocionalmente saludables, como expresar las emociones de manera clara y saludable, resolver conflictos de manera pacífica y demostrar empatía hacia los demás.
Conclusión
Es fundamental que los padres tengan en cuenta el desarrollo emocional de los niños de 1 a 2 años, porque durante este período los pequeños experimentan una gran cantidad de cambios emocionales y de comportamiento. Así, los niños tienen emociones y sentimientos muy fuertes, pero aún no tienen las habilidades necesarias para regular sus emociones.
Como resultado, son propensos a tener rabietas y comportamientos desafiantes. En este sentido, los progenitores deben ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades emocionales y sociales clave durante este tiempo, lo que les permitirá gestionar sus emociones y relacionarse mejor con los demás a medida que crecen. Si estás interesado en conocer más sobre técnicas de regulación, te recomendamos nuestro curso en regulación emocional y mindfulness en la infancia, donde explorarás estrategias efectivas para promover el bienestar emocional en los más pequeños.
Referencias bibliográficas
- Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. (22 de febrero de 2021). Niños pequeños (1 a 2 años). Recuperado de: https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/childdevelopment/positiveparenting/toddlers.html
- Ibarrola, B. (10 de marzo de 2014). La crianza como base de la salud mental [Resumen de presentación de la conferencia]. 21ª Jornada de la Fundación Maresme, Barcelona, España. https://www.fundaciomaresme.cat/wp-content/uploads/2014/07/21a-PON%C3%88NCIA-2.pdf
- Manrique Guzmán, E. (2021). Autorregulación de emociones en la primera infancia. Revista Arbitrada del Centro de Investigación y Estudios Gerenciales, 49, 264-271.
- Olhaberry, M. y Sieverson, C. (2022). Desarrollo socio-emocional temprano y regulación emocional. Revista Médica Clínica Las Condes, 33(4), 358-366. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2022.06.002
- Pérez-Alonso Jeta, P-. M. (diciembre de 1998). El desarrollo emocional infantil (0-6 años): Pautas de educación [Ponencia]. Congreso de Madrid, España. http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d069.pdf