La tricotilomanía, tradicionalmente comprendida como el impulso irresistible de arrancarse el cabello, encierra un espectro de variantes menos conocidas pero igualmente significativas en su impacto clínico y emocional. Estas manifestaciones trascienden el acto de extracción capilar, revelando patrones conductuales complejos que implican manipulación, fricción y hasta autolesión del cuero cabelludo. Lejos de ser simples peculiaridades, las variantes iluminan aspectos intrincados de la psicopatología y la interacción mente-cuerpo. Donde los impulsos compulsivos se expresan de formas que desdibujan la frontera entre lo dermatológico y lo psiquiátrico. En este contexto, veremos los tipos y variantes de la tricotilomanía para ampliar nuestra comprensión del trastorno.

Más que arrancarse el pelo

La tricotilomanía es un trastorno altamente comórbido, con una prevalencia de un trastorno de salud mental concomitante de hasta el 80%. Los más asociados son la ansiedad, la depresión mayor, el mal uso de sustancias, los trastornos alimentarios, el trastorno de estrés postraumático (TEPT), los trastornos de personalidad y el trastorno dismórfico corporal (Woods y Houghton, 2014).

El DSM-5-TR no establece subtipos formales para la tricotilomanía

¿Conoces los tipos de tricotilomanía?

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición, Revisión de Texto (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision, DSM-5-TR, en inglés) reconoce algunos tipos de tricotilomanía enfocados en la variabilidad en los estilos y patrones del comportamiento de arrancarse el cabello. Describe que este se manifiesta de forma automática, donde la persona lo realiza sin plena conciencia mientras lleva a cabo otras actividades, o de forma enfocada, como acto consciente para aliviar tensión o manejar emociones negativas.

Además, señala que aunque el cuero cabelludo suele ser la región más comúnmente afectada, otras áreas como las cejas, las pestañas o el vello corporal también son objetivos del tirón. Asimismo, se reconocen rituales asociados al cabello arrancado, como examinarlo o masticarlo, que evidencian una variación significativa en las motivaciones y conductas de los afectados.

Variantes de tricotilomanía

Más allá de ser definida como el impulso irresistible de arrancarse el cabello, se manifiesta en un espectro de variantes menos conocidas pero clínicamente significativas. Veamos más.

Variantes que afectan el cuero cabelludo directamente

  • Trichoteiromanía: Esta variante involucra la acción compulsiva de rascarse y frotar el cuero cabelludo, lo que conduce a la rotura de los tallos del cabello. Dicha acción suele relacionarse con la sequedad de la piel y la picazón, similar a lo que se encuentra en el liquen simplex chronicus. Clínicamente, se manifiesta como parches irregulares, simples o múltiples, de alopecia, acompañados de descamación, engrosamiento de la piel (liquenificación) y rotura del cabello. El examen tricoscópico revela trichorrhexis nodosa proximal y “pelos de escoba”, que son tallos de cabello rotos divididos en 2 o 3 partes longitudinales. También pueden observarse tallos de cabello rotos con longitudes desiguales, descamación alrededor de los folículos pilosos y enrojecimiento de la piel circundante.
  • Tricototemnomanía: Aquí, la pérdida se debe al corte o afeitado compulsivo. Los pacientes muestran signos de haberse afeitado o cortado el cabello en áreas específicas, mientras que el cuero cabelludo parece saludable. El examen tricoscópico revela pelos cortos, rotos, sin raíz, sin disminución en la densidad folicular, pelos con forma de exclamación, puntos amarillos o puntos negros.

Variantes con conductas asociadas a zonas accesibles o ilusiones

  • Tricodaganomanía: Se refiere al acto compulsivo de morder el propio cabello en áreas accesibles, lo que resulta en pérdida en esas zonas. Esta variante comparte similitudes con otras formas de tricotilomanía. Por ejemplo, la necesidad compulsiva de eliminar el vello en áreas afectadas, seguida de una sensación de gratificación. A diferencia de otras variantes, el cuero cabelludo no está involucrado, y las áreas afectadas suelen ser lugares accesibles, como los antebrazos dorsales. El examen microscópico puede mostrar un tallo suave y desafilado en el lugar donde se produjo la mordedura, junto con una falta de vainas de raíz o bulbos de cabello adheridos, como se observaría en la tricotilomanía.
  • Manía Telogen: En esta variante, las mujeres experimentan episodios obsesivos-compulsivos de cepillado intenso del cabello.
  • Tricofobia: La tricofobia implica la pérdida de cabello debido a la ilusión de tener que arrancar algo de las raíces del cuero cabelludo (Melo et al., 2022).

¿Cómo se trata?

El tratamiento basado en evidencia para la tricotilomanía se centra en el entrenamiento de inversión de hábitos, considerado la intervención de primera línea. Este método incluye entrenamiento de conciencia, control de estímulos y el uso de respuestas competitivas para evitar el tirón de cabello.

Recientes avances han integrado técnicas de terapias como la terapia de aceptación y compromiso y la terapia conductual dialéctica. Dando lugar a enfoques como la terapia conductual mejorada por la aceptación. Esta última promueve flexibilidad psicológica específica y cambios conductuales alineados con valores personales.

Flexibilidad cognitiva como aspecto clave

La flexibilidad psicológica actúa como un mecanismo clave en la reducción de los síntomas, funcionando como un mediador que conecta el proceso terapéutico con los resultados positivos observados en los pacientes. Con esto, si bien hay que personalizar las intervenciones según las características iniciales del paciente, la terapia conductual mejorada por la aceptación es especialmente eficaz.

Sobre todo, para aquellos pacientes que, al inicio del tratamiento, tienen una capacidad limitada para aceptar y manejar las experiencias internas relacionadas con el tirón del cabello, como impulsos, emociones o pensamientos intrusivos. En este contexto, no solo proporciona herramientas conductuales para controlar el comportamiento compulsivo, sino que también enseña estrategias específicas para aumentar la disposición del paciente a experimentar dichas sensaciones sin reaccionar de manera impulsiva (Ong et al., 2023).

Debates en cuanto a los tipos de tricotilomanía

También se sugiere que los subtipos no tienen una validez estadística sólida ni utilidad clínica clara, ya que los estilos de tirón pueden coexistir dentro de un mismo episodio o fluctuar a lo largo del tiempo. Destacándose que es más relevante abordar la automaticidad y el enfoque como variables independientes dentro de una estrategia terapéutica más integrada.

Y es que, a pesar de que se reconoce la variabilidad de los estilos de tirón, que pueden alternar incluso dentro del mismo episodio, lo que se pone en cuestión es la rigidez de los subtipos. Ya que los comportamientos asociados parecen reflejar un espectro dinámico más que divisiones absolutas (Grant y Chamberlain, 2021).

Conclusión

Se debe enfatizar que el papel de enlace de psiquiatría-dermatología es extremadamente necesario con los servicios de apoyo concurrentes para el paciente y los padres, en el caso de pacientes pediátricos. La tricotilomanía, en su diversidad de tipos o manifestaciones y complejidad subyacente, invita a reflexionar sobre las intersecciones entre el cuerpo y la mente, donde la compulsión se erige no solo como un síntoma, sino como un lenguaje del malestar interno.

Más allá de las categorizaciones, tipos y variantes propuestas de la tricotilomanía, lo que emerge de forma inequívoca es la necesidad de abordar este trastorno desde una perspectiva holística que trascienda lo conductual para integrar lo emocional y lo contextual. La evidencia actual, que cuestiona la rigidez de las variantes, pone en valor la flexibilidad psicológica como eje del tratamiento, sugiere que la clave no radica en segmentar el fenómeno, sino en comprenderlo como un continuo dinámico influenciado por factores biopsicosociales. En este marco, el desafío no es solo terapéutico, sino ético.

Referencias bibliográficas

  • Grant, J. E. y Chamberlain, S. R. (2021). Automatic and focused hair pulling in trichotillomania: Valid and useful subtypes?. Psychiatry research306, 114269. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2021.114269
  • Melo, D. F., Lima, C. D. S., Piraccini, B. M. y Tosti, A. (2022). Trichotillomania: What Do We Know So Far?. Skin appendage disorders8(1), 1-7. https://doi.org/10.1159/000518191
  • Ong, C. W., Woods, D. W., Franklin, M. E., Saunders, S. M., Neal-Barnett, A. M., Compton, S. N. y Twohig, M. P. (2023). The role of psychological flexibility in acceptance-enhanced behavior therapy for trichotillomania: Moderation and mediation findings. Behaviour research and therapy164, 104302. https://doi.org/10.1016/j.brat.2023.104302
  • Woods, D. W. y Houghton, D. C. (2014). Diagnosis, evaluation, and management of trichotillomania. The Psychiatric clinics of North America37(3), 301-317. https://doi.org/10.1016/j.psc.2014.05.005