La influencia de las emociones en la seguridad del paciente es un aspecto fundamental pero subestimado en la atención médica. Y es que, como seres emocionales que somos, pueden influir en la toma de decisiones clínicas y en las respuestas ante situaciones médicas críticas. Lo que potencialmente afecta los resultados de los pacientes. Sin embargo, la tendencia a percibir la práctica clínica como un proceso puramente racional ha dificultado la consideración del impacto de las emociones en la seguridad del paciente (y del propio profesional, no le olvidemos). Veamos la importancia de desarrollar estrategias basadas en enfoques psicológicos para reconocer y abordar de manera efectiva el papel que desempeñan las emociones en la seguridad de la atención médica y en los propios médicos.
Un ejemplo real
Es una noche agitada en la clínica. El equipo tiene poco personal y el Dr. X ha tenido que quedarse hasta tarde para poder cubrir las bajas hasta que encuentre más apoyo. Su pareja estaba furiosa porque la fiesta que tenían esa noche tuvo que cancelarse, y la conversación (poco amistosa) le había dejado molesto.
Tres jóvenes borrachos son admitidos con cortes en la cara y manos después de una pelea en un bar local. Mientras, en la sala de espera, los amigos del trío gritan y farfullan.
El Dr. X está enfadado por pasar la noche atendiéndolos, cuando es una situación que se han buscado ellos mismos. Su irritación aumenta cuando reconoce que uno de los amigos es un paciente que había tratado con lesiones similares hacía solo unas semanas.
Entre toda esa vorágine de emociones, está luchando por calmar al joven más grave del grupo para que pueda tratar sus heridas, pero nadie parece estar disponible para ayudarlo. Pues el único médico de urgencias disponible tiene una actitud intimidatoria y nada amigable.
Imaginemos dos alternativas de actuación
- El disgusto del Dr. X por tener que cancelar su noche de fiesta, su ira por cómo los jóvenes acudieron al centro y el ruido creado por sus amigos, puede hacer que su objetivo inmediato sea tratarles, darles de alta lo antes posible y conducir a una evaluación y tratamiento apresurados. Un encuentro previo con uno de los integrantes puede llevarlo a asociar el caso actual con sentimientos de irritación. Lo que podría dar como resultado que atienda a los pacientes con menos simpatía y paciencia.
- Sin embargo, también es posible que las emociones que siente el Dr. X resulten en una atención más eficiente y enfocada. Un reconocimiento de los fuertes sentimientos viscerales de ira puede llevarlo a aceptar que necesita buscar el apoyo del compañero y motivarlo a abordar los riesgos para la salud a largo plazo de beber en exceso mientras atiende al paciente (Heyhoe et al., 2016).
El oscuro pasado de las emociones en la atención médica
Durante mucho tiempo, las emociones se consideraron una amenaza peligrosa para la toma de decisiones y la seguridad del paciente, para evitar una fuente potencial de sesgo de juicio y errores en el razonamiento clínico. Con esto, las propias emociones de los médicos han permanecido en gran medida sin abordar en la educación y práctica médica. Y, a menudo, se han considerado poco profesionales. Sin embargo, gracias a los avances, hay una creciente revalorización de la visión tradicional.
A medida que la investigación avanza, se hace evidente que las emociones no son inherentemente peligrosas ni desestabilizadoras, sino que, cuando se manejan correctamente, pueden enriquecer el juicio clínico. Además, su reconocimiento y manejo ayuda a reducir el riesgo de desgaste profesional y burnout, problemas cada vez más comunes en la práctica médica. Eso sumado a la distrofia emocional, entumecimiento o la frecuente supresión de las emociones.
Pongámonos en la piel
El personal médico está llamado a tomar decisiones complejas con frecuencia bajo incertidumbre y carga emocional en bastantes situaciones. Lo que implica una participación afectiva considerable y requiere la capacidad de reconocer, expresar, comprender, regular sus propias emociones y asimilarlas en los procesos de pensamiento, para llegar a un juicio clínico constructivo (Rosa et al., 2024).
Todo esto no solo para sí, sino que también tienen que hacerlo con los demás… Pero, ¿cómo llegar a ser conscientes y manejar las propias emociones? Porque la conciencia emocional no es un estado inherente ni un talento exclusivo. Pero es que, el personal médico, inmerso en un sistema que prioriza la rapidez y precisión, rara vez encuentra espacio para interrogar sus propios paisajes internos (llamemos a esto regulación emocional autodirigida), a menudo considerados secundarios frente a las necesidades del paciente.
El pulso emocional en el entorno sanitario
Las emociones del personal en la atención médica no son simples reacciones. Y hay muchos desencadenantes potenciales (aspectos físicos, circunstanciales, tangibles y psicosociales del entorno laboral clínico inmediato y la organización en general) que generan un estado de sentimiento a través de reacciones o interacciones de emoción en el lugar de trabajo.
¿Qué quieren decir las emociones?
En muchos casos, sirven como un indicador de tensiones sistémicas: las frustraciones ante recursos insuficientes, la impotencia frente a decisiones burocráticas y la desconexión en equipos desarticulados. En este sentido, más que eventos aislados, son un lenguaje que comunica tanto las fortalezas como las fracturas del sistema sanitario.
Los pacientes también tienen que ver
Ahora, el tipo de pacientes también influye en las emociones experimentadas por el personal, lo que a su vez altera la interacción con los pacientes. Pues, estos tienen que ver, pero no solo desde el rol pasivo de receptores de cuidados, sino como agentes que, con su comportamiento y actitud, transforman la dinámica emocional del encuentro clínico. De hecho, los encuentros con pacientes enojados provocan emociones altamente negativas, como el miedo y la frustración, donde el personal puede pasar menos tiempo con el paciente y actuar con menos compasión (Sattar et al., 2024).
Tal vez la pregunta no sea únicamente cómo los médicos deben manejar estas interacciones, sino cómo se puede transformar la cultura hospitalaria para reducir la carga emocional en el profesional, reconociendo que el cuidado no puede desvincularse de las emociones humanas, en ninguno de los dos lados del encuentro.
Conclusión
La atención médica se entrega en entornos cargados emocionalmente. Y comprender estas emociones implica reconocer que no solo afectan al desempeño en el momento, sino que también son el reflejo de una red más amplia de desafíos éticos, culturales y humanos que requieren atención para evitar que el desgaste emocional se normalice como parte del trabajo.
Por ello, y dado que el personal de atención médica está expuesto a muchos desencadenantes emocionales, la posibilidad de prepararles para posibles reacciones emocionales en situaciones clínicas particulares puede ser algo interesante. O se les puede ofrecer un tiempo fuera de sus tareas clínicas para tomar una breve pausa cuando se experimentan reacciones emocionales inmediatas y a corto plazo. Incluso, proporcionarles un apoyo de compañeros de cara a que puedan experimentar una respuesta emocional más reflexiva.
Referencias bibliográficas
- Heyhoe, J., Birks, Y., Harrison, R., O’Hara, J. K., Cracknell, A. y Lawton, R. (2016). The role of emotion in patient safety: Are we brave enough to scratch beneath the surface?. Journal of the Royal Society of Medicine, 109(2), 52-58. https://doi.org/10.1177/0141076815620614
- Rosa, D., Villa, G., Amigoni, C., Rossetti, A. M., Guberti, M., Ghirotto, L. y Manara, D. F. (2024). Role of emotions in the clinical decision-making process of the hospital nurse: A multicentre qualitative study. MethodsX, 12, 102590. https://doi.org/10.1016/j.mex.2024.102590
- Lange, A. A., Bonvin, R., Guttormsen, S. y Zambrano Ramos, S. C. (2024). Physicians’ emotion awareness and emotion regulation training during medical education: a systematic scoping review protocol. BMJ open, 14(5), e080643. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2023-080643
- Sattar, R., Lawton, R., Janes, G., Elshehaly, M., Heyhoe, J., Hague, I. y Grindey, C. (2024). A systematic review of workplace triggers of emotions in the healthcare environment, the emotions experienced, and the impact on patient safety. BMC health services research, 24(1), 603. https://doi.org/10.1186/s12913-024-11011-1